CIUDAD DEL VATICANO, viernes 24 de junio de 2011 (ZENIT.org).- Hoy viernes se ha firmado en el Palacio Apostólico Vaticano un Acuerdo de Base entre la Santa Sede y Montenegro “con el que se confirman principios y se definen posiciones sobre cuestiones de interés común”.
Por la Santa Sede firmó el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado, por Montenegro Igor Lukšić, presidente del Gobierno, a quien el Papa Benedicto XVI recibió en audiencia.
Por parte eclesiástica participaron en el acto de la firma monseñor Dominique Mamberti, secretario para las Relaciones con los Estados; monseñor Fortunatus Nwachukwu, jefe de la Oficina de Protocolo de la Secretaría de Estado; y monseñores Henryk M. Jagodziński, Lech Piechota, Roberto Lucchini y Draen Kutleša.
Por Montenegro estaban presentes Nataša Lukšić, esposa del presidente del Gobierno; Antun Sbutega, embajador de Montenegro ante la Santa Sede; Ivana Pajević, jefe de Gabinete del presidente del Gobienro; Predrag Stamatović, y Andrijana Vukotić, consejeros del presidente del Gobierno.
El Acuerdo, “tomando acta de la independencia y autonomía de la Iglesia y del Estado y de su disponibilidad a la colaboración mutua, fija el cuadro jurídico de las relaciones mutuas”, explica la nota vaticana.
“En particular, se regulan la posición jurídica de la Iglesia católica en el ámbito civil, la libertad e independencia en la actividad apostólica y en la regulación de las materias de competencia específica y la libertad de culto y de acción en los campos cultural, educativo, pastoral y caritativo”.
El texto se refiere además a “la gestión de los seminarios, como también a la asistencia espiritual a las Fuerzas Armadas, en las prisiones y en los hospitales”. El Acuerdo entrará en vigor con el intercambio de los instrumentos de ratificación.
Etapa histórica
En su discurso al presidente del Gobierno de Montenegro, el cardenal Bertone definió el Acuerdo como “otra etapa de relevancia histórica en las relaciones entre la Santa Sede y Montenegro”.
Cinco años después de reconocimiento, por parte de la Santa Sede, de la “vuelta de Montenegro a la Comunidad Internacional” (19 de junio de 2006) y del establecimiento de relaciones diplomáticas formales entre las partes (el 16 de diciembre del mismo año), se concuerdan ahora “algunas disposiciones de interés común para la vida y la comunidad católica en Montenegro”.
Estas, explicó el purpurado, “se refieren, en particular, al reconocimiento – en el ámbito civil – de la personalidad jurídica pública de la Iglesia y de sus principales instituciones; la independencia de la Iglesia católica en el culto y en el apostolado, su aportación específica en varios ámbitos de la vida del país”.
Por estas razones, observó, el Acuerdo “se une idealmente a la Convención entre León XIII y Nicolás I, Príncipe de Montenegro, del 18 de agosto de 1886, que tuvo gran importancia no sólo para el país, sino para toda la región”, y sobre el cual, en los meses pasados, la Santa Sede constató “con agrado el gran consenso político”.
“La esperanza es que ahora se pueda proceder pronto a la discusión en el Parlamento y a la ratificación”, comentó el cardenal Bertone.
El secretario de Estado vaticano añadió que “no es superfluo subrayar que, con el Acuerdo, la Iglesia católica no busca privilegios, mucho menos a costa de las demás confesiones”, sino que busca “simplemente definir el cuadro jurídico de la actividad de la Iglesia católica y de sus relaciones con la Autoridad civil, en el marco del bien común para todo el país”.
Para el cardenal, el Acuerdo “representa un avance positivo en la consolidación del Estado de derecho y de los principios democráticos sobre los que Montenegro quiere fundar su propio futuro” y “ayudará también al país a nivel internacional, confirmando que Montenegro mira con respeto a las comunidades religiosas y da la justa relevancia a los principios del derecho, reconocidos a nivel internacional, y en particular al principio de la libertad religiosa”.
Igualmente, auguró que el texto – que “es un bien para todas las instancias religiosas” – pueda “ayudar al proceso de integración europea y euro-atlántica, en el que Montenegro está trabajando intensamente en estos meses”.
Audiencia
El Acuerdo estuvo en el centro de la audiencia que Benedicto XVI concedió al presidente del Gobierno de Montenegro, Igor Lukšić, que lo firmó tras el encuentro con el Papa.
Además de hablar sobre el “reconocimiento de la personalidad jurídica pública de la Iglesia católica y de sus principales instituciones en el ámbito de la sociedad civil” y a reafirmar “las óptimas relaciones entre la Santa Sede y Montenegro, establecidas desde el inicio de la independencia del país”, el coloquio tuvo también “un fructífero intercambio de opiniones sobre algunos temas de actualidad internacional, en la perspectiva de la integración europea y euro-atlántica”.
En particular, se trató sobre “el empeño del Gobierno montenegrino de promover la paz y el equilibrio entre las poblaciones y las confesiones religiosas presentes en el país”.
También se confirmó “la voluntad de proseguir el diálogo constructivo sobre temas de interés común para la Iglesia y para el Estado”.