CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 17 de julio de 2011 (ZENIT.org).- El obispo chino que ha recibido la ordenación episcopal sin el mandato del papa por imposición de las autoridades locales ha quedado automáticamente excomulgado, ha aclarado una declaración emitida por la Santa Sede.
El comunicado constituye asimismo un elogio de la “resistencia” que obispos, sacerdotes, religiosos y laicos están oponiendo ante las medidas coercitivas de las autoridades chinas para obligarles a rebelarse a la autoridad espiritual del obispo de Roma.
La declaración vaticana, emitida este sábado, aclara la situación canónica del reverendo Joseph Huang Bingzhang, ordenado obispo de Shantou (Guangdong), el 14 de julio, por imposición de la Asociación Patriótica católica, una organización reconocida y promovida por las autoridades comunistas (cf. ZENIT, 14 de julio de 2011) que busca crear una especie de Iglesia paralela en China.
El comunicado vaticano aclara que, dado que la ordenación episcopal tuvo lugar “sin el preceptivo mandato pontificio”, es “ilegal”, motivo por el cual el obispo “ha incurrido en las penas establecidas por el canon 1382 del Código de Derecho Canónico”.
Ese canon explica que “el obispo que confiere a alguien la consagración episcopal sin mandato pontificio, así como el que recibe de él la consagración, incurre en excomunión latae sententiae”, es decir, incurre automáticamente en ella quien comete el delito.
Por este motivo, el comunicado vaticano subraya que “la Santa Sede no lo reconoce como obispo de la diócesis de Shantou, y no tiene autoridad para gobernar la comunidad católica diocesana”.
El Vaticano explica que “elreverendo Huang Bingzhang fue informado hace mucho tiempo de que su candidatura no pudo ser aprobada por la Santa Sede para acceder al ministerio episcopal de Shantou, ya que esta diócesis cuenta con obispo legítimo, de modo que al reverendo Huang se le pidió que no aceptara la ordenación episcopal”.
Según refirieron a la agencia AsiaNews testigos presenciales de la ordenación sacerdotal, que tuvo lugar en la catedral de Shantou, presidida por monseñor Fang Xinyao, obispo de Linyi, presidente de la Asociación Patriótica, en el acto fueron secuestrados por la policía y obligados a participar por la fuerza ocho obispos en comunión con el papa.
“Resistencia” católica
Monseñor Paul Pei Junmin, obispo de Liaoning en comunión con Roma y reconocido por el gobierno, logró no participar gracias a que sacerdotes de su diócesis rodearon su residencia en la que el obispo se encerró para evitar la deportación.
Ante casos como éste,la Santa Sede reconoce que algunos de los obispos “habían expresado su voluntad de no participar en esta ilegal ordenación episcopal, y que, a pesar de las intimidaciones, se resistieron a participar en la misma”.
“Por lo que se refiere a esta resistencia, es justo destacar que tal acto es meritorio ante Dios e inspira aprecio en toda la Iglesia. La misma consideración se aplica también a los sacerdotes, personas consagradas y a los cristianos que han defendido a sus pastores, acompañándoles en estos difíciles momentos mediante la oración y compartiendo su íntimo sufrimiento”, afirma el comunicado vaticano.
La ordenación episcopal en Shantou ha sido la tercera sin mandato pontificio celebrada en los últimos meses en China, tras las que han tenido lugar en Chengde (20 de noviembre de 2010) y Leshan (29 de junio de 2011).
Dolor del papa
El comunicado vaticano “reafirma el derecho de los católicos chinos a actuar libremente, siguiendo su conciencia y la fidelidad al sucesor de Pedro y en comunión con la Iglesia universal”.
Por último, informa que Benedicto XVI “se ha entristecido al ver cómo se trata a la Iglesia en China, y espera que pueda superar cuanto antes las dificultades actuales”.