La mayor pobreza para los jóvenes, es la pobreza de amor; advierte el papa

Mensaje en el quinto centenario de los Padres Somascos

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CASTEL GANDOLFO, viernes 29 de julio de 2011 (ZENIT.org).- Cuando quedan pocos días para las Jornadas Mundiales de la Juventud de Madrid, Benedicto XVI ha alentado a salir al paso de las pobrezas que hoy día atenazan a los jóvenes, comenzando por la peor, la falta de amor.

“Es necesario –subraya el papa en una misiva– que el crecimiento de las nuevas generaciones sea alimentado no sólo por nociones culturales y técnicas, sino sobre todo por el amor, que vence al individualismo y al egoísmo y permite prestar atención a las necesidades de todo hermano y hermana, incluso cuando no puede intercambiarlas, es más, precisamente entonces”.

Por este motivo, el Santo Padre pide “preocuparse por toda pobreza de nuestra juventud, moral, física, existencial, y ante todo, la pobreza de amor, raíz de todo serio problema humano”.

Esta es la consigna que ha dejado en la carta que ha enviado al prepósito general de los Clérigos Regulares Somascos, con motivo del año jubilar convocado por la Orden en el quinto centenario de la prodigiosa liberación de la cárcel del fundador, san Jerónimo Emiliani (1486-1537), patrono universal de los huérfanos y de la juventud abandonada.

La misiva presenta el ejemplo del joven soldado Jerónimo, cuya vida cambió en la noche del 27 de septiembre de 1511, cuando estaba encarcelado, tras haber quedado prisionero en la guerra entre la República de Venecia y los Estados de la Liga de Cambrai.

Tras hacer un voto de cambio de vida a la Virgen, recuperó la libertad de manera inexplicable.

“Orientado por sus vicisitudes familiares, a causa de las cuales se había convertido en tutor de todos sus sobrinos que quedaron huérfanos, san Jerónimo maduró la idea de que la juventud, sobre todo la más necesitada, no puede ser abandonada, sino que para crecer de una manera sana requiere un requisito esencial: el amor”, explica el papa.

“En él, el amor superaba el ingenio, y dado que era un amor que surgía de la caridad misma de Dios, estaba lleno de paciencia y de comprensión: atento, tierno y dispuesto al sacrificio, como el de una madre”, escribe el obispo de Roma.

Los Padres Somascos, fundados por san Jerónimo como “Compañía de los siervos y de los pobres”, hacia el año 1534, asumen el nombre de la localidad italiana donde nacieron y falleció su fundador, Somasca. Se dedican en particular a la educación cristiana de la juventud.

Los Somascos cuentan con 463 religiosos, de los cuales 338 son sacerdotes, esparcidos por Europa, América y Asia.

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ZENIT Staff

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