CIUDAD DEL VATICANO, domingo 2 de octubre de 2011 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación las palabras que Benedicto XVI dirigió este domingo desde la ventana de su estudio del Palacio Apostólico Vaticano a los fieles congregados en la Plaza de San Pedro con motivo del Ángelus.
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¡Queridos hermanos y hermanas!
El Evangelio de este domingo se cierra con una amonestación de Jesús, particularmente severa, dirigida a los jefes de los sacerdotes y a los ancianos del Pueblo: “Por eso os digo: Se os quitará el Reino de Dios para dárselo a un pueblo que rinda sus frutos” (Mt 21,43). Son palabras que hacen pensar en la gran responsabilidad de quien en cada época, está llamado a trabajar en la viña del Señor, especialmente con función de autoridad, e impulsan a renovar la plena fidelidad a Cristo. Él es “la piedra que los constructores desecharon”, (cf. Mt 21,42), porque lo han juzgado enemigo de la ley y peligroso para el orden público, pero Él mismo, rechazado y crucificado, ha resucitado, convirtiéndose en la “piedra angular” en la que se pueden apoyar con absoluta seguridad los fundamentos de cada existencia humana y del mundo entero. De esta verdad habla la parábola de los viñadores infieles, a los cuales un hombre había confiado su propia viña para que la cultivaran y recogieran los frutos. El propietario de la viña representa a Dios mismo, mientras la viña simboliza a su pueblo, así como la vida que Él nos dona para que, con su gracia y nuestro compromiso, hagamos el bien. San Agustín comenta que “Dios nos cultiva como un campo para hacernos mejores” (Sermo 87, 1, 2: PL 38, 531). Dios tiene un proyecto para sus amigos, pero por desgracia la respuesta del hombre se orienta muy a menudo a la infidelidad, que se traduce en rechazo. El orgullo y el egoísmo impiden reconocer y acoger incluso el don más valioso de Dios: su Hijo unigénito. Cuando, de hecho, “les envió a su hijo –escribe el evangelista Mateo- … [los labradores] agarrándole, le echaron fuera de la viña y le mataron” (Mt 21,37.39). Dios se pone en nuestras manos, acepta hacerse misterio insondable de debilidad y manifiesta su omnipotencia en la fidelidad a un designio de amor, que al final prevé también la justa punición para los malvados. (cf. Mt 21,41).
Firmemente anclados en la fe en la piedra angular que es Cristo, permanezcamos en Él como el sarmiento que no puede dar fruto por sí mismo si no permanece en la vid. Solamente en Él, por Él y con Él se edifica la Iglesia, pueblo de la nueva Alianza. Al respecto escribió el Siervo de Dios Pablo VI: “El primer fruto de la conciencia profundizada de la Iglesia sobre sí misma es el renovado descubrimiento de su vital relación con Cristo. Cosa conocidísima, pero fundamental, indispensable y nunca bastante sabida, meditada y exaltada”. (Enc. Ecclesiam suam, 6 agosto 1964: AAS 56 [1964], 622).
Queridos amigos, el Señor es siempre cercano y operante en la historia de la humanidad, y nos acompaña también con la singular presencia de sus Ángeles, que hoy la Iglesia venera como “Custodios”, es decir, ministros de la divina premura por cada hombre. Desde el inicio hasta la hora de la muerte, la vida humana está rodeada de su incesante protección. Y los Ángeles coronan a la Augusta Reina de las Victorias, la Bienaventurada Virgen María del Rosario, que en el primer domingo de octubre, precisamente en estos momentos, desde el Santuario de Pompeya y desde el mundo entero, acoge la súplica ferviente para que sea abatido el mal y se revele, en plenitud, la bondad de Dios.
[Después del Ángelus, dijo:]
Queridos hermanos y hermanas, esta tarde en Ivrea, sor Antonia María Verna, fundadora del Instituto de las Hermanas de la Caridad de la Inmaculada Concepción de Ivrea será proclamada Beata. El rito será celebrado por el Cardenal Tarcisio Bertone, mi secretario de Estado. Demos gracias a Dios por la luminosa figura de la nueva Beata, que vivió entre los siglos XVIII y XIX, modelo de mujer consagrada y de educadora.
También este año, a comienzos de octubre, mes misionero, el Servicio de Pastoral Juvenil de la Diócesis de Roma promueve la misión llamada “Jesús en el Centro”. Aseguro mi oración por esta iniciativa, que se dirigirá en particular a los numerosos chicos y chicas de la zona de Ponte Milvio.
[Después saludó en distintas lenguas. En francés, dijo:]
Saludo cordialmente a los peregrinos francófonos, y particularmente a los marfileños residentes en Italia. En estos días del inicio del curso universitario, quisiera invitar a los profesores a transmitir, a través de la enseñanza, el amor al saber y a la verdad. El conocimiento es importante, pero aún más la formación de la persona, para que pueda discernir dónde se encuentra la verdad y tomar así decisiones libres. Educad también a los jóvenes en los valores morales y espirituales auténticos para que les ayuden a encontrar un sentido a su vida. ¡En este mes de octubre, que la Virgen María, Nuestra Señora del Rosario, acompañe a todas las personas comprometidas en la formación y en la educación! Les bendigo de corazón. Buen domingo a todos.
[En inglés, dijo:]
Saludo cordialmente a todos los peregrinos de lengua inglesa y a los visitantes presentes en este Ángelus. De forma particular extiendo mi saludo cordial a los participantes en el II Congreso Internacional de la Divina Misericordia en Cracovia, y a los estudiantes del Iona College, Australia. El Evangelio de la liturgia de hoy nos induce a rezar por todos los que trabajan en la viña del Señor, especialmente allí donde se enfrentan a la violencia y a las amenazas a causa de su fe. Que Dios les conceda, y a todos nosotros, la fortaleza en nuestro servicio a Él y al prójimo. ¡Que Dios os bendiga a todos!
[En español, dijo:]
Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española presentes en esta oración mariana, en particular al Grupo de Carabineros de Chile. En la liturgia de este día, Dios es presentado por el profeta Isaías como un agricultor enamorado de su viña, a la cual entrega su corazón, sentimientos, pensamientos, fatigas y desvelos para hacerla más bella y fecunda. Se nos está invitando así a dar buenos frutos, ya sea como labradores o como viña, pues es nuestro deber devolver a Dios Padre todo lo que somos o lo que tenemos, y que Él nos ha regalado. Que la intercesión de la Santísima Virgen María nos alcance esta bendita gracia. Feliz domingo.
[En croata, dijo:]
Saludo de corazón y bendigo a todos los peregrinos croatas, especialmente a los fieles de la misión católica de Kelkheim. Queridos amigos, ¡hemos comenzado el mes dedicado a la beata Virgen María! Os exhorto a rezarle diariamente en vuestras familias para que la bendición de Dios permanezca con vosotros. ¡Alabados sean Jesús y María!
[En polaco, dijo:]
Saludo cordialmente a los polacos. Con un saludo particular me dirijo a los organizadores y los participantes en el Congreso Internacional de la Divina Misericordia, que se celebra estos días en Cracovia-Lagiewniki. Muy queridos, reforzad vuestra confianza en el Señor a través de la reflexión común y la oración para que llevéis eficazmente al mundo el alegre mensaje de que “la Misericordia es fuente de esperanza”. Que Dios os bendiga.
[En italiano, dijo:]
Saludo con afecto a los peregrinos de lengua italiana, en particular a los fieles procedentes de Corte Madama in Castelleone y de Sant’Arcangelo di Romagna, así como a los arqueros de la Federación Italiana Tiro con Arco. Animo el esfuerzo de las instituciones y las asociaciones de voluntariado para abatir las barreras arquitectónicas. ¡Os deseo a todos un feliz domingo!
[Traducción
del original italiano por Patricia Navas
©Libreria Editrice Vaticana]