CIUDAD DEL VATICANO, martes 18 de octubre de 2011 (ZENIT.org).- Benedicto XVI propuso las virtudes de la familia como ejemplo para resolver la crisis económica, al recibir, este sábado en el Vaticano, a los participantes de las jornadas Familia, empresa: superar la crisis con nuevas formas de solidaridad, organizada por la Fundación Centesimus Annus.

Durante la audiencia, el Papa destacó que el mundo del trabajo, de la economía y de la empresa deben guiarse por la caritas</em>, por el amor, porque “el modelo familiar de la lógica del amor, de la gratuidad y del don va junto a una dimensión universal”.

El Pontífice explicó que “la justicia conmutativa -”dar para tener”- y la distributiva -”dar para deber”- no son suficientes en la vivencia social”.

“Para que haya verdadera justicia es necesario llegar a la gratuidad y a la solidaridad”, aseguró.

“La solidaridad es en primer lugar que todos se sientan responsables de todos; por tanto no se la puede dejar solamente en manos del Estado”, advirtió.

En este sentido, explicó que “mientras antes se podía pensar que lo primero era alcanzar la justicia y que la gratuidad venía después como un complemento, hoy es necesario decir que sin la gratuidad no se alcanza ni siquiera la justicia”.

El Papa indicó que “no es deber de la Iglesia definir las vías para afrontar la crisis actual”.

“Sin embargo -agregó-, los cristianos tienen el deber de denunciar los males, de testificar y tener vivos los valores en los que se fundamenta la dignidad de la persona, y de promover aquellas formas de solidaridad que favorecen el bien común, para que la humanidad se convierta en la familia de Dios”.

Por su parte, el presidente de la Fundación Centesimus Annus, Domingo Sugranyes, explicó que “aun en medio de gravísimas tensiones e incertidumbres que afrontamos en nuestro trabajo empresarial”, la Fundación intenta contribuir a la “nueva evangelización que el mundo moderno necesita urgentemente”.

Por eso anunció el lanzamiento de un curso de doctrina social de la Iglesia en línea, organizado en estrecha colaboración con la Universidad Pontificia Lateranense.

En la segunda jornada de la conferencia de dos días, el viernes 14 de octubre, el presidente del Consejo Pontificio de las Comunicaciones Sociales, monseñor Claudio Maria Celli, presidió la misa.

En la celebración, recordó la importancia de que “el sentido de la vida sea el de una tarea a realizar”.

Los debates se desarrollaron de manera especialmente viva, con experiencias personales sobre temas como el asistencialismo, los beneficios, el mercado, la productividad, la solidaridad, las empresas sociales,... confrontados con la doctrina social de la Iglesia.

El rector de Ciencias Políticas de la Universidad Católica de Milán, Alberto Quadrio Curzio, explicó a ZENIT que “a veces se crean equívocos porque cada uno de nosotros lleva su experiencia personal de vida concreta”.

“El alumno tiende a exagerar lo que hace, y a menudo no se da cuenta de que la vida cotidiana es compleja; el empresario, por su parte, insiste en su negocio”.

El punto, en su opinión, es que “los valores comunes que llevamos los católicos debemos no sólo vivirlos sino también aprender a comunicarlos partiendo de nuestra experiencia”.

Para el reconocido economista, la punta de lanza del congreso fue “la naturaleza polivalente de la solidaridad: dentro de la familia, también cuando se debilita esta institución, se la puede reconstruir participando en comunidades más amplias de solidaridad, en formas asociativas”.

“Los psicólogos sociales lo han demostrado -afirmó-, pero también las empresas que se encuentran en dificultades, gracias a un contexto de formas asociativas pueden lograr superar las dificultades, en el contexto de las profesiones, en el de la solidaridad, lo cual significa también lograr conquistarse el respeto y la credibilidad con el ejemplo, la competencia, la profesionalidad, desarrollando buenos trabajos”.

Hablando de las inversiones en China, recordó la figura de Matteo Ricci y su obra, modelo “citado incluso en un congreso del partido comunista chino”.

Y dijo que los empresarios italianos que van hoy a China deben llevar un mensaje, “quizás algo confuso pero un mensaje que puede permanecer a largo plazo”.

En el congreso se destacó en la Centesimus Annus se ve la empresa como una comunidad, la comunidad familiar como modelo para la empresa.

Y los participantes señalaron que los bienes económicos deben estar en función del trabajo y de la persona, visión que la encíclica Caritas in veritate profundiza todavía más, proponiendo la lógica de la gratuidad y del don, no como filantropía sino como una relación de responsabilidad, una solidaridad en la que todos deben sentirse responsables de todos.