Benedicto XVI: “Dios tiene un proyecto para sus amigos”

Recuerda, en su fiesta, la “incesante protección” de los ángeles

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CIUDAD DEL VATICANO, domingo 2 de octubre de 2011 (ZENIT.org).- Dios nos ama y tiene un proyecto para nosotros, al que sabremos corresponder permaneciendo siempre unidos a Cristo.

Lo recordó Benedicto XVI este domingo en su intervención antes de rezar el Ángelus con los peregrinos llegados para la ocasión a la plaza de San Pedro del Vaticano, un día después de volver de su estancia en la residencia estival de Castel Gandolfo.

El Pontífice comentó el Evangelio del día en el que Jesús dirige una amonestación “especialmente severa” a los jefes de los sacerdotes y a los ancianos del pueblo: “Se os quitará el Reino de Dios para dárselo a un pueblo que rinda sus frutos”.

“Son palabras que hacen pensar en la gran responsabilidad de quien en cada época, está llamado a trabajar en la viña del Señor, especialmente con función de autoridad, e impulsan a renovar la plena fidelidad a Cristo”, afirmó el Obispo de Roma.

Recordó que Jesús es la piedra angular que fue desechada “en la que se pueden apoyar con absoluta seguridad los fundamentos de cada existencia humana y del mundo entero”.

Y explicó el significado de la parábola de los viñadores infieles a los que un hombre confía su viña para que la cultiven y saquen los frutos.

“El propietario de la viña representa a Dios mismo, mientras la viña simboliza a su pueblo, así como la vida que Él nos dona para que, con su gracia y nuestro compromiso, hagamos el bien”, indicó el Papa.

Para ilustrarlo citó a san Agustín, recordando que “Dios nos cultiva como un campo para hacernos mejores”.

Después continuó explicando que “Dios tiene un proyecto para sus amigos, pero por desgracia la respuesta del hombre se orienta muy a menudo a la infidelidad, que se traduce en rechazo”.

“El orgullo y el egoísmo impiden reconocer y acoger incluso el don más valioso de Dios: su Hijo unigénito”, destacó.

<p>Comparando a Dios con el propietario de la viña, afirmó que “Dios se pone en nuestras manos, acepta hacerse misterio insondable de debilidad y manifiesta su omnipotencia en la fidelidad a un designio de amor, que al final prevé también la justa punición para los malvados”.

En este contexto, el Pontífice exhortó a los fieles a permanecer “firmemente anclados en la fe en la piedra angular que es Cristo”, “como el sarmiento que no puede dar fruto por sí mismo si no permanece en la vid”.

“Sólo en Él, por Él y con Él se edifica la Iglesia, pueblo de la nueva Alianza”, recordó.
También señaló que el Señor “es siempre cercano y operante en la historia de la humanidad y nos acompaña también con la singular presencia de sus Ángeles, que hoy la Iglesia venera como “Custodios”, es decir, ministros de la divina premura por cada hombre”.

El Papa aseguró que “desde el inicio hasta la hora de la muerte”, la vida humana está rodeada de la “incesante protección” de Dios.

Al saludar a los peregrinos en lengua italiana al final de la oración mariana, el Pontífice se refirió a la beatificación de sor Antonia Maria Verna, fundadora del Instituto de las Hermanas de la Caridad de la Inmaculada Concepción de Ivrea, que se celebraría esta tarde en Ivrea.

“Demos gracias a Dios –exhortó- por la luminosa figura de la nueva beata, que vivió entre los siglos XVIII y XIX, modelo de mujer consagrada y de educadora”.

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ZENIT Staff

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