MADRID, viernes 14 de octubre 2011 (ZENIT.org).- Miles de educadores acaban de iniciar su misión como profesores de Religión, una tarea no exenta de dificultades sobre todo por parte de las diversas Administraciones autonómicas y del Gobierno central, mientras que el número de alumnos que eligen la asignatura desciende ligeramente en relación al año anterior. Los obispos atribuyen el descenso principalmente a las trabas gubernamentales.
Según datos del informe anual de la Conferencia Episcopal Española (CEE), en el curso 2010-2011, la enseñanza religiosa y moral católica fue una vez más la opción mayoritaria, escogida voluntariamente por tres de cada cuatro alumnos.
Ese curso pasado, estudiaron la asignatura 3.172.537 alumnos sobre un total de 4.470.191, lo que representa un 71%.
El porcentaje de alumnos que cursan Religión en centros católicos asciende al 99,2%; en los de titularidad estatal, la media entre todas las etapas se sitúa en el 62,7%, y en los de iniciativa social civil, en el 69,6 %.
La media total, del 71%, supuso un descenso de un 1% en el porcentaje de alumnos respecto al curso anterior.
Por lo tanto, prácticamente se mantuvo el número de alumnos a pesar de las dificultades que afronta en España la enseñanza de esta asignatura, lo que supone más de tres millones de alumnos en los diferentes niveles educativos, incluido el bachillerato, en las 59 diócesis españolas.
Trabas inaceptables
La CEE ha denunciado en diversas ocasiones que la Ley Orgánica de Educación (LOE) ha introducido trabas inaceptables para que los alumnos opten en igualdad de oportunidades por la enseñanza de Religión católica en los distintos tramos de enseñanza.
También ha destacado que, a pesar de las graves dificultades, los padres y alumnos ejercen cada año, voluntaria y mayoritariamente, su derecho fundamental a elegir la formación religiosa y moral católica.
Las diferentes diócesis celebran desde el inicio de curso momentos de encuentro entre los profesores de Religión y el obispo, el cual, en algunos casos les envía con una ceremonia solemne a esta misión educativa.
En Madrid, por ejemplo, el cardenal Antonio María Rouco destacó la necesidad de revitalizar la fuerza por la misión de impartir esa asignatura, en el inicio del presente curso.
“Nuestra responsabilidad pastoral, en primer lugar, de nosotros los obispos y presbíteros, y, luego, de los consagrados y laicos comprometidos con la misión y la acción de la Iglesia en Madrid, encierra una urgencia primaria y fundamental: que ese efecto extraordinario de la gracia ni se diluya en “el gris” de una rutina personal y comunitaria, y, mucho menos, que se pierda totalmente”, dijo el arzobispo de Madrid.
“Importantísimo”
En Córdoba, más de 250 profesores de religión asistieron el 21 de septiembre a la eucaristía de inicio de curso en la catedral, presidida por el obispo de la diócesis, monseñor Demetrio Fernández.
El prelado indicó a los educadores que el servicio que realizan “es importantísimo, puesto que esa tarea educativa va transformando el corazón y haciendo crecer a la persona para que se abra a la verdad, a la belleza y a la bondad de la vida, tal y como Dios lo ha hecho”.
En el acto académico, la delegada diocesana de Enseñanza, María José Gallego, destacó un gran reto del nuevo curso: “Poner a Jesucristo en el corazón de la enseñanza y de la cultura”.
También alentó a los profesores a tener siempre presentes a los niños y jóvenes, y, sobre todo, a “mostrarles a Jesucristo, Camino, Verdad y Vida”.
En Santander, el 23 de septiembre, el obispo monseñor Vicente Jiménez instó al personal educativo a facilitar una “tarea tan importante” como es la clase de Religión.
Lo hizo en un encuentro académico con los profesores que imparten la asignatura de Religión y moral católica en los centros de enseñanza públicos de Cantabria.
El obispo lanzó un llamamiento a profesores, directores de los centros, y a todo el personal educativo para que “creen las condiciones favorables” en las que pueda desarrollarse “debidamente” una tarea “tan importante” como es la clase de religión.
Desinformación, temor y falta de profesores
Una de las causas de la congelación o disminución ligera del número de estudiantes, a pesar del aumento del alumnado en algunas comunidades autónomas, es que la mayoría de los padres desconoce que tiene derecho a expresar a su colegio o instituto públicos el deseo de que sus hijos estudien Religión católica, evangélica, judía o islámica.
La dirección del centro tendrá que informar al ministerio de Educación para que la Administración, en función del número de alumnos y de la disposición de docentes, dé una respuesta.
A la desinformación de los padres y temor en algunos casos, se suma la falta de profesores especializados en esta materia.
El arzobispo de Valencia Carlos Osoro, afirmó, en el inicio de curso, que la labor de los profesores de Religión en la enseñanza pública, “en momentos de la historia como el de ahora, cuando se oscurece el sentido que ha de tener la vida, es más difícil y por eso mismo, también más necesaria y apremiante”.
El prelado dijo, en unas jornadas en las que participaron cerca de cuatrocientos profesores de Religión, que “es imposible entender el sentido de la vida humana sin la fe en Jesucristo, que es quien nos la ha revelado”.
Sin él, añadió, “el hombre se siente perdido, desorientado”. Por ello, invitó a los asistentes “a no dejarse arredrar por las dificultades a la hora de anunciar el Evangelio”.
Elección mayoritaria
A falta de ultimar las nuevas matriculaciones, la Delegación Episcopal para la Enseñanza Católica de Almería valora de forma muy positiva los datos referentes a la asignatura de Religión y moral católica.
El 77% de los alumnos de primaria y secundaria de los centros educativos de la provincia de Almería recibirán clases de Religión.
En este curso académico, se impartirán 70 horas más de Religión en los centros de primaria respecto al curso pasado.
El delegado episcopal para la Enseñanza Católica, Ignacio López Román, aseguró que “esto pone de manifiesto que los padres de los alumnos de primaria eligen mayoritariamente que sus hijos reciban clases de Religión, lo cual es una buena noticia”.
En cuanto a la educación secundaria, los datos son también positivos, puesto que habrá una ampliación de entre 12 y 15 horas, aunque se mantendrá el número de profesores respecto al curso anterior, en 67.
No ocurre lo mismo en primaria donde el número de profesores se amplía en 11; de ellos, 5 son nuevas incorporaciones y el resto vienen a cubrir las vacantes de docentes que han opositado.
Desprestigiar la asignatura
Pese a los datos positivos, lo cierto es que la asignatura de Religión y quienes la imparten encuentran constantes trabas en su labor por parte de las Administraciones competentes: en el caso de educación primaria, es el Ministerio de Educación y en el de secundaria, la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía.
Ignacio López Román señaló que “cuando se solicita en el mes de julio a las Administraciones la ampliación del número de horas de la asignatura de Religión, los trámites se alargan inexplicablemente durante meses, lo que provoca que cuando comienza el curso los alumnos de esta asignatura no cuenten con profesor”.
“Esto se traduce en malestar por parte de los docentes que tienen que cubrir a los profesores de Religión y de los padres que ven cómo sus hijos no reciben sus clases”, explicó.
“Hay quien piensa que la culpa es del obispado, pero debo aclarar que es la administración competente la que gener
a este problema”, añadió.
Otro de los problemas que crean las Administraciones se refiere a las bajas de los profesores de Religión. Según López Román “hemos tenido casos durante el curso pasado en los que se ha tardado mes y medio en poder cubrir una baja de dos meses”.
En su opinión, “es incomprensible que los alumnos pasen este tiempo sin recibir sus clases, que los profesores del centro tengan que hacer horas extras para cubrir la vacante y que el profesor sustituto en vez de trabajar durante dos meses, trabaje dos semanas”.
Por otro lado, el papel de las asignaturas alternativas a la Religión también la están dañando puesto que la legislación deja un margen amplio y “no se está jugando con honestidad con la Religión -denunció-. Hay casos en los que se proponen como alternativa clases de refuerzo, cuando eso por ley no está permitido”.
El delegado Episcopal para la Enseñanza Católica lamentó que con estas trabas se intente desprestigiar la asignatura de Religión y solicitó que “las Administraciones normalicen el comienzo del curso para todas las asignaturas, y también, por supuesto, para Religión”.
“La Iglesia no está pidiendo un trato de favor, sino que se respete el derecho de los padres y de los alumnos a recibir con normalidad equiparable al resto de las asignaturas, la asignatura de religión que legítimamente han elegido”, declaró.
De primaria a secundaria
Por su parte, el obispo de Santander Vicente Jiménez Zamora hizo un llamamiento a profesores, directores de los centros, y a todo el personal educativo para que “creen las condiciones favorables” en las que pueda desarrollarse “debidamente” una tarea “tan importante” como es la clase de religión.
La asignatura de Religión católica en Asturias no acaba de superar su eterno examen: el paso de Primaria a Secundaria.
Con los datos de matriculación prácticamente cerrados, el curso escolar arranca en Asturias con 163 estudiantes de la asignatura menos que el año pasado.
La crisis se produce en los alumnos que pasan de primaria a secundaria, donde los estudiantes pueden optar por la materia voluntaria y aconfesional Historia y Cultura de las Religiones, y donde las notas de las enseñanzas de Religión católica no computan en los procesos de selección académica a los que concurran los expedientes.
Es en ese momento cuando la asignatura pasa de 22.964 estudiantes a 6.603, según revelan los últimos datos de la Consejería de Educación y Universidades, lo cual supone 16.361 estudiantes perdidos en la transición de un ciclo a otro.
Pero Asturias no es una excepción en España, donde la demanda de Religión en la educación básica ha caído en medio millón largo de alumnos en un decenio: 158.483 en Primaria y 344.668 en ESO, según estadísticas ministeriales.
Esos datos desvelan también que la demanda de la materia en Educación Secundaria Obligatoria en los centros públicos no llega a la mitad de la registrada en los privados y concertados.
La Conferencia Episcopal ya se ha pronunciado al respecto, al igual que el arzobispo de Oviedo, monseñor Jesús Sanz Montes.
La LOE, denuncian los obispos, supone “nuevas trabas” para optar en igualdad de oportunidades por la enseñanza de la Religión católica.
Por Nieves San Martín