CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 19 de octubre de 2011 (ZENIT.org).- El presidente del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, el cardenal Jean-Louis Tauran, asistió el pasado 13 de octubre a la ceremonia de firma de un acuerdo para el establecimiento de un centro internacional para el diálogo interreligioso e intercultural fundado por el rey Abdallah de Arabia Saudita.
España, Austria y Arabia Saudita firmaron este acuerdo. La Santa Sede ha pedido participar en calidad de observador en los futuros trabajos de este centro, que estará abierto a todas las religiones.
El cardenal Tauran explica, en la siguiente entrevista concedida a la redacción francesa de Radio Vaticano, su especial atención para que el diálogo interreligioso que se establezca no degenere en diálogo político, teniendo presente que “para un musulmán no hay diferencia entre la política y la religión”.
- Eminencia, usted ha ido a Viena para la inauguración de este centro de estudios interreligiosos, ¿cuál es el objetivo de este centro y por qué estuvo presente en esta inauguración?
Cardenal Tauran: La idea del centro nació durante la audiencia que el rey de Arabia Saudita tuvo con el Santo Padre en noviembre de 2007. El rey ha querido crear un centro de encuentros interreligiosos a nivel de los Estados.
Hay tres firmantes: Arabia Saudita, Viena -donde se establecerá la sede de la organización- y España.
La Santa Sede también ha sido invitada, pero hemos preferido reservarnos la función, la posición, de observador, porque, evidentemente, para un musulmán no hay diferencia entre la política y la religión.
Por consiguiente hay que estar muy atento a que el diálogo interreligioso no se deslice hacia un diálogo político.
Hemos preferido, pues, adoptar la posición del observador y creo que las demás partes lo han aceptado.
Se puede apreciar el hecho de que los Estados quieren alentar la libertad religiosa, pero creo que habrá también que estar atento a cómo esta libertad religiosa repercute a nivel de base, es decir, que los problemas que existen en algunos países donde no hay libertad religiosa puedan encontrar justamente en esta organización un lugar donde puedan hacer entender sus aspiraciones y resolver los problemas.
Es por tanto importante, es un canal que siempre estará abierto, esperamos, de manera que unos y otros puedan hacerse entender, comprenderse y conocerse.
- ¿No resulta un poco sorprendente esta postura de Arabia Saudita hacia el diálogo interreligioso, la libertad religiosa, cuando la situación de otros creyentes no musulmanes en Arabia Saudita no es de las más cómodas?
Cardenal Tauran: Evidentemente esta es la pregunta que todo el mundo me ha hecho y que puede legítimamente formularse.
Pero sin ser ingenuo se puede pensar que justamente esta organización podría empezar, contribuir a una evolución. Evidentemente hay que estar atento a este aspecto allí.
- ¿Todo signo positivo que venga de Arabia Saudita y en general de los musulmanes hay que tomarlo, supongo?
Cardenal Tauran: Sí; como sabe, el problema en el diálogo con las religiones y en particular con los musulmanes es que aunque se obtengan algunos pequeños resultados, porque hay que ser modesto, es siempre a nivel de las élites; a nivel legislativo no se modifica nada en el fondo.
En mi opinión, pues, esta situación no puede remediarse más que a través de la escuela, la enseñanza, la instrucción, la educación, pero se trata de una larga peregrinación.
- ¿Qué novedades aportará este centro interreligioso al diálogo que ya han entablado con los musulmanes?
Cardenal Tauran: Los objetivos de este centro son, en primer lugar favorecer el respeto y la confianza mutua, actuar de manera que las religiones estén al servicio de la sociedad.
Algo muy importante en lo que insistimos mucho es que el diálogo interreligioso no es sólo de uso interno, es un diálogo entre creyentes, que ven lo que tienen en conjunto, los valores comunes que les pertenecen, y que intentan ver juntos lo que pueden poner a disposición de la sociedad.
Las religiones deben favorecer la armonía, la paz y no las oposiciones ni las guerras.
Está previsto en los estatutos reunirse periódicamente para hacer balance de la situación sobre el diálogo interreligioso.
Hay un artículo que fue añadido al final, el artículo 16, en el que se dice que puede haber observadores: esta es la fórmula que hemos aceptado para respetar nuestra especificidad, y como acabo de decir, para verificar que este es un diálogo entre creyentes y que no degenera en diálogo político.
- ¿Quién participa en concreto en este centro interreligioso? ¿Hay sólo españoles, saudíes y austriacos o bien está abierto a todo el mundo?
Cardenal Tauran: Está abierto a todo el mundo, pero evidentemente ¡el bebé acaba de nacer! Necesita tiempo para crecer… Pero los Estados firmantes son tres: Arabia Saudita, Austria y España.
- ¿Cómo se explica este interés de España y de Austria?
Cardenal Tauran: Viena, en primer lugar, parece que es una encrucijada en Europa, que siempre ha tenido vocación de acoger una “vía muy ecuménica”.
España, porque tiene en primer lugar la herencia de la historia. Y también porque los dos reyes están bastante vinculados.
No hay que olvidar que el rey Abdallah, tras la visita que hizo al Papa, organizó en julio de 2008 una gran conferencia en Madrid, en la que la Santa Sede participó –yo mismo representé a la Santa Sede-, que fue un acontecimiento bastante significativo.
Creo que la fundación de esta organización en Viena es un momento significativo. Espero, en todo caso, que no quedemos decepcionados.