MADRID, jueves 20 de octubre 2011 (ZENIT.org).- El próximo domingo, 23 de octubre, se celebra en toda la Iglesia católica la Jornada Mundial de las Misiones.
El lema para este año, Así os envío yo, hace referencia al mandato misionero de san Juan: “Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo” (Jn 20,21).
Obras Misionales Pontificias (OMP) presentó la jornada de este año, el martes en rueda de prensa.
El Domingo Mundial de las Misiones (Domund) es el día en que toda la Iglesia universal reza y colabora económicamente a favor de la actividad evangelizadora de los misioneros y misioneras.
Los llamados “territorios de misión” no disponen de personas ni de recursos económicos para su labor evangelizadora. Mediante el Domund, la Iglesia trata de cubrir estas carencias y ayudar a los más desfavorecidos a través de los misioneros.
El donativo que se entrega a las misiones es recogido en la dirección nacional de las OMP y enviado a territorios de misión. Sólo se permite utilizar un máximo del 10% en la administración de estos bienes y en la animación misionera.
Además del donativo en la Jornada del Domund, se pueden domiciliar aportaciones periódicas, utilizar la tarjeta VISA-DOMUND o realizar transferencias por Internet (www.domund.org).
El lema de este año está tomado del mensaje de Benedicto XVI, donde comenta la afirmación evangélica: “Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo”.
Ese envío implica a todos los bautizados y comunidades cristianas en una misión destinada a todo y a todos, en especial a los que aún no le conocen y a quienes se han alejado de la fe.
La misión afecta a toda la humanidad y a todas sus dimensiones; no está limitada por tiempo ni por espacio, hasta la plenitud de los tiempos.
Los objetivos de la campaña de este año son: iniciar a los fieles en la apertura al mundo, donde cada persona está llamada a conocer y acoger el Evangelio; reconocer que el misionero es enviado por Dios a través de la comunidad cristiana, y que en él se refleja la universalidad de nuestra fe; participar en actividades de las comunidades eclesiales para el Domund; colaborar económicamente para responder a las necesidades materiales de los misioneros y las misiones; e intensificar la oración y el sacrificio por los misioneros –sacerdotes, religiosos y laicos– que este año serán enviados a la misión.
Vivero de misioneros
Desde la llegada de los primeros misioneros a América en el siglo XVI, son miles las mujeres y hombres que partieron de España dejando su hogar y su tierra para llevar el Evangelio.
El número total de misioneros españoles se estima en más de catorce mil. De ellos, el 53% son mujeres y el 47% hombres.
El continente con mayor presencia de misioneros españoles es América, con el 70%. Le sigue África, con el 15%. Europa, un 8%. Asia cuenta con un 7% de las misioneras y misioneros españoles. En Oceanía hay una veintena.
Todas y cada una de las diócesis españolas cuentan con misioneros en el mundo. Cada año parten de España cerca de 150 misioneros de las órdenes, congregaciones, institutos seculares, movimientos y asociaciones misioneras presentes en territorios de misión.
Las diócesis con mayor número de misioneros son Pamplona-Tudela, Burgos, Madrid y León. Las religiosas de diversas congregaciones son el 50% de los misioneros españoles en misiones. Los sacerdotes misioneros suman el 10%.
Hablan los evangelizadores
“Acabo de venir de Salanga, un pueblo a 42 kilómetros de la misión, donde hemos celebrado 14 bautismos y 3 bodas de los bautizados. Toda una fiesta en la más grande sencillez. Ayer por la noche tuvimos también otros 12 bautismos en Baugou”, dice Marcos Delgado de la Sociedad de Misiones Africanas, en Benín.
“Llevo por estas tierras más de 35 años. Mi trabajo es dirigir una universidad jesuítica en pleno territorio maya, Quetzaltenango, con más de seis mil alumnos, y el fin primordial de nuestras obras educativas siempre ha sido la formación integral de los alumnos”, afirma José María Ferrero, SJ, en Guatemala.
“Nos toca acompañar a este pueblo en esta difícil situación, que sobre todo hace sufrir a los más desfavorecidos”, reflexiona Arantza Bajineta, sierva de María de Anglet, en Costa de Marfil.
“Desde hace ocho años estoy en San Clemente (Pisco), intentando ayudar en la construcción de casas y personas después del terremoto del 2007”, comunica María Visitación Zuazu, misionera Dominica del Rosario, Perú.
“Tengo 81 años, de los cuales he pasado 46 en Zimbabue y con un cáncer a cuestas, por fortuna ya operado y sin metástasis. Sigo ayudando a mis pobres mandando dinero y ropa y lo que sea”, explica José García, del Instituto Español de Misiones Extranjeras.
“Apenas hace cuatro meses que llegué a mi misión, por lo tanto, por ahora estoy conociendo la realidad y aprendiendo el idioma camboyano”, dice Gema Extremo, hija de María Auxiliadora.
“Algunos me dicen si no me jubilo, porque ya es hora; contesto que mientras mi cuerpo aguante seguiré al pie del cañón y moriré con las botas puestas, si es que Dios lo permite”, dice Consuelo Doménech, misionera de Cristo Jesús, en Japón.
Presencia global
Los misioneros españoles están presentes en 115 países. En África, la mayor presencia está en República Democrática del Congo, Mozambique y Guinea Ecuatorial. En América: Perú, Venezuela y Argentina. En Asia: Japón, La India y Filipinas.
Fuera de España hay 103 obispos españoles que ejercen su ministerio como pastores de comunidades de diversos países.
Las ayudas que Obras Misionales Pontificias envía a misiones se dividen en dos grandes partidas: ayudas ordinarias (25.751.897,69 euros) para el sostenimiento de los misioneros, y ayudas extraordinarias (48.186.025,38 euros), para construcciones, vehículos, emergencias y formación.
A esto hay que añadir 17.598.371,55 euros destinados a seminarios y centros de formación de misioneros. La suma total destinada a misiones este año fue de 91.536.294,62 euros.
Característico de Obras Misionales Pontificias es que lo recaudado en un año se envía a misiones al año siguiente en su totalidad, una vez descontados los gastos de animación misionera y de gestión que nunca superan el 10%.
Gracias a la generosidad de España, se pudieron entregar a misiones 16.950.952 euros que fueron para África, 12.234.859,51 euros; América, 1.232.394,79 euros; Asia, 2.838.166,28 euros: Europa, 71.491,36 euros; Oceanía, 574.040,07 euros.
Los países que recibieron más ayudas de España fueron Camerún, Tanzania, Madagascar, Angola, Sri Lanka, Guinea Ecuatorial, Zambia, Costa de Marfil, Trinidad y Tobago.
“Tomar en serio la vida humana”
En su mensaje para esta jornada, hecho público por Benedicto XVI el 6 de enero de 2011, el Papa reflexiona sobre la globalidad del mensaje cristiano.
“La evangelización es un proceso complejo y comprende varios elementos -explica-. Entre estos, la animación misionera ha prestado siempre una atención peculiar a la solidaridad”.
Recuerda el Papa que este es también uno de los objetivos del Domund. “Se trata de sostener instituciones necesarias para establecer y consolidar a la Iglesia mediante los catequistas, los seminarios, los sacerdotes; y también de dar la propia contribución a la mejora de las condiciones de vida de las personas en países en los que son más graves los fenómenos de pobreza, malnutrición sobre todo infantil, enfermedades, carencia de servicios sanitarios y para la educación. También esto forma parte de la misión de la Iglesia”.
Y subraya que “al anunciar el Evangelio, la Iglesia se toma en serio la vida humana en sent
ido pleno”.
A este respecto cita al Pablo VI cuando afirmaba que no es aceptable “que en la evangelización se descuiden los temas relacionados con la promoción humana, la justicia, la liberación de toda forma de opresión, obviamente respetando la autonomía de la esfera política».
«Desinteresarse de los problemas temporales de la humanidad significaría ‘ignorar la doctrina del Evangelio acerca del amor al prójimo que sufre o padece necesidad’ -señaló en Evangelii nuntiandi– no estaría en sintonía con el comportamiento de Jesús, el cual ‘recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en las sinagogas, proclamando la buena nueva del Reino y curando todas las enfermedades y dolencias’”.
Y concluye Benedicto XVI pidiendo que “la Jornada mundial de las misiones reavive en cada uno el deseo y la alegría de ‘ir’ al encuentro de la humanidad llevando a todos a Cristo”.
Por Nieves San Martín