Venezuela: denuncian venta libre de píldora anticonceptiva de emergencia

Comunicado de la Comisión Episcopal de Familia e Infancia

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CARACAS, miércoles 16 noviembre 2011 (ZENIT.org).- La Comisión Episcopal de Familia e Infancia de la Conferencia Episcopal Venezolana han advertido, a través de un comunicado hecho público este lunes, que la llamada píldora anticonceptiva de emergencia es en realidad abortiva y contraviene las leyes venezolanas.

“Alarmados por la grave confusión que puede provocar en la opinión publica la promoción a través de algunos medios de comunicación social, de la llamada ‘píldora anticonceptiva de emergencia’ –dicen los obispos de la Comisión–, nos sentimos obligados a alertar a todo la sociedad venezolana y en particular al pueblo católico”.

Los prelados dicen sentirse gravemente preocupados por el hecho de que “para evitar un embarazo no deseado se invite a la utilización del ‘anticonceptivo de emergencia’”.

“Este ‘anticonceptivo’ –informan los obispos- es un producto farmacéutico compuesto por Levonorgestrel (0,75 mg.), que incluye entre sus mecanismos de acción ‘un efecto que produce cambios en el endometrio que impide la implantación’”, dicen citando fuentes médicas.

Este efecto –explican los pastores- “no es una acción anticonceptiva como se manifiesta, sino interceptiva, ya que intercepta el embrión antes de su anidación en el útero materno, deteniendo así el proceso de desarrollo normal del embrión humano, que da lugar a un aborto químico temprano”.

Según la explicación científica, señalan, “se trata explícitamente de un aborto”.

Y definen lo que es para la doctrina católica un aborto: “la eliminación deliberada y directa, como quiera que se realice, de un ser humano en la fase inicial de la existencia, que va de la concepción al nacimiento”.

Por lo tanto el uso de medios de intercepción, advierten, “es una modalidad de aborto, que en la legislación venezolana es sancionado como delito por el Código Penal 4, y es, además, gravemente inmoral”.

La promoción de este fármaco deja abierta la idea, según los obispos de la Comisión, de que “es lícito tener relaciones sexuales seguras sin peligro de procreación, al ofrecer la posibilidad de eliminar la vida de un ser humano ya concebido”.

“Ello es inadmisible desde el punto de vista moral y legal, dado que todo ser humano desde el momento que se inicia su existencia con el embarazo de la mujer en la concepción, posee una dignidad y el derecho a que le sea garantizada y respetada su vida, por el Estado, la sociedad, y la familia”, señalan citando la Constitución venezolana.

En la promoción de la píldora, denuncian los pastores, “se utiliza la imagen y voz de una joven, que afirma haber perdido sus sueños de ir a la universidad por un embarazo no deseado, por no conocer este fármaco”.

Esto, según los pastores, “constituye una incitación al uso indiscriminado y prematuro de la sexualidad, dejando de lado los valores éticos que ella lleva consigo”.

En cambio denuncian que “la promoción del fármaco anticonceptivo no informa de las graves consecuencias y los efectos éticos, psicológicos y emocionales que sobrevendrán a las jóvenes cuando tomen conciencia de haber provocado el aborto de sus propios hijos”.

“Una sociedad llamada a proteger la vida no puede aceptar la oferta de soluciones irresponsables como la eliminación de la vida humana fruto de relaciones sexuales prematuras e irresponsables”, afirman.

Una auténtica prevención coherente con la dignidad del ser humano y solución de fondo a la problemática de embarazos no deseados, según los obispos, “pasa por una adecuada educación hacia la responsabilidad en el recto uso de la sexualidad humana”.

Señalan que la educación de los valores morales es el modo “de crecer como seres humanos y de contribuir al desarrollo de una sociedad sana y responsable”.

Por ello, los pastores hacen una llamada a los padres de familia, como primeros y principales responsables de educar y proteger el desarrollo moral de sus hijos, para que “inculquen en ellos el respeto y el valor a la vida”.

También hacen un llamamiento al Estado “que propugna el derecho a la vida entre los valores superiores de su ordenamiento jurídico y de su actuación”, para que “se comprometa a tomar cartas en tan delicada situación”.

Igualmente someten a la consideración de las autoridades competentes, en materia sanitaria, los siguientes interrogantes: “¿Por qué se está anteponiendo el aspecto comercial, a través de esta publicidad, al derecho a la vida del concebido y a la salud de las venezolanas?, ¿Por qué es posible que se pueda acceder a este fármaco abortivo sin restricción a libre venta en las farmacias?”.

Esta alerta, concluyen, “no es una cuestión de religión ni de ideologías, sino que es el llamado al respeto del primero y principal de todos los derechos humanos, como lo es el derecho a la vida, la cual exige ser respetada y promovida desde el momento del inicio su existencia con la concepción”.

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ZENIT Staff

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