ROMA, lunes 30 enero 2012 (ZENIT.org).- Los obispos de Nigeria han pedido a los nigerianos que renueven el país de la mano de Dios, exhortando a los cristianos a permanecer firmes en la fe, el amor y la paz, a pesar de la provocación. Es la respuesta de la Iglesia católica a los atentados producidos contra iglesias, centros y personas católicas por parte de la secta fundamentalista musulmana Boko Haram que se han saldado con cientos de muertos y heridos.
El llamado está contenido en diferentes mensajes pastorales emitidos por el arzobispo John Onaiyekan de Abuja, y por los obispos Martin Uzoukwu de Minna, Hilary Okeke de Nnewi, y Mathew Hassan Kukah de Sokoto, que hablan sobre el estado de la inseguridad en el país, ocasionado por las incesantes bombas puestas en diferentes lugares por el temido grupo fundamentalista islámico Boko Haram.
En su mensaje pastoral a los fieles de la archidiócesis de Abuja titulado: “Oh Señor, danos la paz”, el arzobispo John Onaiyekan comentó: «Hemos estado en gran angustia por las tensiones y dolores de nuestro pueblo. Hemos estado orando para que Dios pueda liberar a nuestra nación», informaba el 27 de enero el Servicio Católico Nacional de Noticias.
Al enumerar las diversas causas de preocupación en relación a las amenazas a la vida y a la propiedad de los nigerianos inocentes, el arzobispo exhortó al pueblo a no permitir que nadie los desoriente ni desorganice con miedo y amenazas.
Y les exhortó a armarse de valor, permanecer de pie y tener la cabeza en alto, confiando en Dios que salva. El arzobispo Onaiyekan instó a los fieles a estar atentos y preocupados por la seguridad mientras que los miembros «que tienen experiencia y capacidad en materia de seguridad seguirán haciendo de buen grado su servicio, a fin de ofrecer un equipo de seguridad apropiado y eficaz para la Iglesia.»
El prelado de Abuja sostuvo además que “Los que quieren lanzar a los cristianos contra los musulmanes, y que tratan de fomentar la guerra entre los dos grupos están causando un gran daño a la nación. Debemos resistir todos los intentos de convertirnos en enemigos unos de otros”. Por lo tanto, aconseja: «Este es el momento para promover y mantener buenas relaciones con nuestros amigos, vecinos y conciudadanos musulmanes.»
Al hablar sobre la explosión de una bomba en la víspera de Navidad en la Iglesia de Santa Teresa en Madalla, en Suleja, estado de Níger, el obispo de la diócesis, Monseñor Martin Uzoukwu señaló: «Denuncio este acto de terrorismo dirigido contra mi pueblo, el cual fue a la Iglesia para celebrar el día santo de la Navidad, un día en que los cristianos de todo el mundo conmemoran la venida de Nuestro Señor Jesucristo, la Divina Misericordia encarnada, el príncipe de la paz y del amor.»
Y continuó: «Juntos vamos a arrancar de raíz el mal que se está produciendo entre nosotros. Todos debemos poner manos a la obra y tomar medidas más proactivas para el bien de nuestro pueblo y de nuestra nación. Tenemos que contener a nuestro pueblo frente a actos de violencia contra otros grupos en nuestras comunidades».
Al agradecer a todos aquellos que se han compadecido con la Iglesia y la diócesis, por la muerte de más de 30 miembros de la parroquia Santa Teresa y muchos otros heridos en este cobarde acto, el obispo Uzoukwu pidió al gobierno federal que revise el sistema de seguridad del país para una adecuada seguridad de las vidas y los bienes en el país.
El obispo pidió a los fieles católicos de la diócesis: «Permanezcan firmes en la oración. Mantengan la calma pero alertas. Siempre de pie por su fe y anunciando a Jesucristo, que es amor y paz. En las palabras de la oración del Padre nuestro, somos llamados a perdonar a aquellos que han pecado contra nosotros. Por lo tanto, vamos a perdonar, pero oren por la paz en nuestro país Nigeria.»
En su propio mensaje titulado “Carta al Pueblo de Dios”, el obispo Hilario Okeke de la diócesis de Nnewi, señaló que Nigeria y los nigerianos anhelan la paz frente a la continua ruptura de la paz en el país.
Mientras enfoca los problemas del país en esta perspectiva, que incluye bombardeos incesantes en diferentes partes del país, secuestros, crisis étnica que dejan muchos muertos y la impopular eliminación del subsidio al petróleo, que paralizó las actividades económicas del país durante casi una semana, el obispo Okeke declaró: «Frente a todas estas peligrosas situaciones de inseguridad, pobreza y empobrecimiento, violencia y dificultades, los obispos de la provincia eclesiástica de Onitsha se dirigen a Dios pidiendo ayuda en nombre del Señor, que hizo el cielo y la tierra.»
Así, los obispos han pedido a todos los fieles de la provincia emprender sesiones especiales de oración del 20 de enero al 20 de febrero, para que Dios intervenga en la situación del país.
El ordinario de Nnewi continuó: «Los desafíos a la paz en Nigeria son muchos, pero la voluntad unida de los nigerianos por la paz triunfará sobre las fuerzas de la oscuridad y la violencia. De hecho, cuando la nación se vuelva a Dios y a la rectitud, la nación podrá experimentar la paz que fluye como un río. La violencia no es la solución. La venganza es aún peor. La voluntad de transformar Nigeria en un país pacífico y próspero debe comenzar por la conversión personal, la conversión de la codicia por la riqueza material, la conversión de la codicia de poder y posición, la conversión del egoísmo y la insensibilidad a las necesidades de los demás, especialmente de los pobres y desfavorecidos de la población.»
Escrito bajo el título: “¡Basta ya, sepan que soy Dios! (Sal 46, 10), un llamado a todos los nigerianos”, el obispo Mathew Hassan Kukah de Sokoto, comentó: «Nadie puede pretender una comprensión completa de la situación en la que nos encontramos. Sin embargo, incluso si no podemos entender los problemas del momento, nuestra fe nos obliga a entender que la mano de Dios está en él. El reto para nosotros es tener la paciencia para dejar que se haga su voluntad.»
Haciendo referencia a los diferentes incidentes que han convertido al tema de la seguridad en una gran preocupación para todos, el obispo Kukah pidió a los nigerianos que no se desesperen y les dice: «Es claro que estos son tiempos muy difíciles para nuestro país. Pero también son tiempos muy prometedores. Lo digo porque en medio de estos restos de odio, de ira y frustración, hemos tenido algunas dimensiones interesantes. Nigeria está cambiando debido a que los nigerianos están recuperando su país de las garras de los maleantes».
El obispo continuó: «Estas historias, sean las que sean, son el principio de nuestro canto de libertad. Los cristianos están cruzando ahora públicamente las líneas artificiales causadas por la mentira y la intolerancia.” Narrando las historias de cómo los cristianos y los musulmanes están colaborando en la protección de sí mismos en algunos estados del país, el obispo Kukah continuó: «En la última semana, cristianos y musulmanes juntos en solidaridad, protestan contra la mala gestión de gobierno y la corrupción, más allá del falseamiento de la religión. Una vez liberada de las garras de estas fuerzas oscuras, la religión será capaz de desempeñar su papel como una fuerza para la armonía, la verdad y el bien común.»
El prelado de la Diócesis de Sokoto llamó al pueblo a orar con fervor a Dios e instó a todos los nigerianos, independientemente de su fe, a ser solidarios, mientras que «los líderes de todas las religiones deben ponerse de pie juntos y enfrentar el desafío de los tiempos, ofreciendo un liderazgo que se centre en nuestra común humanidad y el bien común, en lugar de los temas insignificantes que nos dividen».
Y concluyó: «A pesar de la libertad y el crecimiento prometido por la democracia que no llegan aún, debemos recordar que un mañana mejor es posible, una Nigeria más unida y pacífica es po
sible. Los desafíos de los últimos días han demostrado la capacidad de resistencia de nuestro pueblo y su compromiso con la democracia y con una vida mejor. Creemos que esto es posible. El gobierno debe esforzarse por ganar la confianza de nuestro pueblo. Todas las partes debemos sacar lecciones de lo sucedido y decidirnos a construir una nación mejor y más fuerte.»
Traducido del inglés por José Antonio Varela