VALENCIA, domingo 4 noviembre 2012 (ZENIT.org).- Cientos de jóvenes se ofrecieron voluntariamente como “misioneros de la fe”, en la vigilia previa al I Congreso de Pastoral Juvenil de la Conferencia Episcopal Española, para hablar de Jesucristo a otros jóvenes en sus propios ambientes, durante la vigilia de oración presidida por el arzobispo de Valencia, monseñor Carlos Osoro, en la Basílica de la Virgen.
Los jóvenes se comprometieron a hablar de Jesucristo a sus amigos y compañeros “en clase, en el trabajo, en la calle o en sus lugares de diversión”, indicó monseñor Osoro.
A todos los que se ofrecieron como voluntarios, monseñor Osoro, junto al obispo auxiliar de Valencia, monseñor Enrique Benavent, les impuso una “cruz misionera”. Es una cruz de hierro con un cordón. En la cara figura la imagen de Cristo, de cuyo costado sale sangre que unas manos jóvenes con el Santo Cáliz [que se conserva en Valencia] “recogen para darla a otros”. Detrás está representada la Virgen de los Desamparados, patrona de la ciudad.
Durante la vigilia juvenil, monseñor Osoro hizo hincapié en la necesidad de que los jóvenes conozcan a Jesucristo para poder “experimentar la alegría que da su amor y su misericordia”. A todos los presentes, el prelado les animó a dar “una nueva versión a vuestra vida”, mediante la “adhesión total al Señor”.
La vigilia contó con la participación de cientos de jóvenes, que abarrotaron la Basílica hasta tal punto que las puertas posteriores del templo tuvieron que ser abiertas para que más fieles pudieran seguir la celebración. Entre los asistentes hubo numerosos participantes en el Congreso Nacional de Pastoral Juvenil (CNPJ) y se rezó por los frutos de este encuentro.
Oración por las jóvenes víctimas de Madrid
<p>En la vigilia de oración mensual, que fue organizada por la comisión diocesana de Juventud, los asistentes rezaron por las tres jóvenes víctimas [ya son cuatro] que murieron en medio de un macroconcierto en el Madrid Arena, al producirse una avalancha entre jóvenes que querían salir y otros entrar, y la explosión de dos petardos llevados por alguien todavía no identificado, suceso que está siendo investigado por las autoridades.
Belén, la joven de 17 años, hospitalizada tras resultar herida en la fiesta del Madrid Arena, falleció ayer por la mañana, acompañada de sus padres y siete hermanos. Es la cuarta víctima del trágico suceso. La joven se encontraba en estado muy crítico y en la unidad de cuidados intensivos desde que fue ingresada el jueves pasado. Mañana lunes, el obispo de Alcalá de Henares Juan Antonio Reig Pla, celebrará una misa de cuerpo presente en la catedral de esta ciudad cercana a Madrid.
Belén era la sexta de siete hermanos, uno de ellos, Borja, es sacerdote y otro están en el seminario, según dijeron a los medios fuentes próximas a la familia.
Hoy a las cinco de la tarde se instaló la capilla ardiente en Madrid y, tras la misa de la catedral de la ciudad complutense será enterrada en el cementerio de San Isidro. El viernes se celebró una misa en la capilla del colegio de la joven.