ROMA, domingo 11 noviembre 2012 (ZENIT.org).- Confirmadas por el gobierno tibetano en el exilio en Dharamsala, así como por las diferentes organizaciones protibetanas y fuentes locales, las informaciones procedentes del distrito de Rebkong, Tongren, aluden a millares de estudiantes que se manifiestan contra "la opresión china" y por "el regreso del dalai-lama", al día siguiente de la autoinmolación número 65 por fuego, en protesta, de un joven tibetano.

El momento --informa la agencia Eglises d'Asie- no podía ser más delicado para Pekín que se prepara para renovar su equipo dirigente durante el Congreso del Partido comunista cuya XVIII sesión se abrió el 8 de noviembre. Particularmente criticada sobre su política represiva en el Tíbet, la cual ha sido fuertemente mediatizada por las inmolaciones de tibetanos que se multiplicaron de modo exponencial últimamente, China dio a entender que no toleraría "ninguna voz discordante", en vísperas de esta fase importante de su historia política.

Respondiendo el pasado 5 de noviembre a las amonestaciones de Naciones Unidas (ONU) que le apremia a "solucionar urgentemente las violaciones repetidas de los derechos humanos en el Tíbet", la República Popular China replicó que "nadie había sido autorizado a inmiscuirse en sus asuntos interiores", y que no hay además "ningún problema tibetano", las poblaciones locales gozan de todos sus derechos y se benefician de una "vida armoniosa, así como de un desarrollo económico y social". El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores aprovechó esta declaración oficial para fustigar de paso "al dalai-lama y su camarilla" que difunde "mentiras desvergonzadas" y anima al suicidio de sus adeptos, "un acto reprobado por la ley y la religión".

Paralelamente a estas declaraciones sobre la escena internacional, las autoridades chinas también habían difundido estas últimas semanas mensajes televisados en todas las provincias tibetanas, advirtiendo que las fuerzas armadas estaban dispuestas a intervenir inmediatamente al menor disturbio "pretendiendo desestabilizar la región".

A pesar de estas precauciones, el distrito de Rebkong es desde el jueves 8 de noviembre el teatro de manifestaciones sin precedentes, desde la inmolación por el fuego de Kalsang Jinpa, un joven nómada de 18 años, delante del monasterio de Rongwo donde fue novicio.

Es el tercer suicidio en cinco días en este distrito de la Prefectura Autónoma tibetana de Huangnan (Malho en tibetano), antiguo Amdo tibetano y hoy provincia china de Qinghai. El 4 de noviembre, Dorjee Lhundrup también, de 25 años, nómada y padre de dos niños, se inmoló delante del mismo monasterio de Rongwo. ¡El 7 de noviembre, una joven madre de 23 años, Tamding Tso, nómada también, qué se roció de gasolina antes de prender fuego a su ropa gritando "larga vida al dalai-lama!", en la municipalidad de Dowa, próxima a Rongwo. Desde el 2011, más de 60 tibetanos de menos de 25 años, se inmolaron por el fuego en protesta contra "la opresión china".

Los disturbios parecen haber comenzado el 8 de noviembre por la mañana en Dowa, donde cerca de 800 alumnos y estudiantes retiraron las banderas chinas que ondeaban sobre sus escuelas y los edificios públicos, en el momento en que se abría el XVIII Congreso del Partido en Pekín. Poco después, camiones llenos de militares de refuerzo llamados por las autoridades fueron detenidos por la muchedumbre de estudiantes y de habitantes llegados de la región a prestarles ayuda, forzándolos a volverse, sin poder entrar en la ciudad.

Los estudiantes y colegiales del distrito no habían estado en los comienzos de la resistencia: el pasado marzo fueron varios centenares los que se manifestaron cuando descubrieron que sus manuales escolares habían sido reemplazados por obras en chino.

El pasado viernes, 9 de noviembre, diferentes fuentes locales y de la comunidad tibetana en el exilio, informaban de que en Rebkong, a las 5,00 de la mañana (hora local), millares de estudiantes provenientes de los establecimientos de toda la Prefectura de Huangnan (Rebkong, Chentsa, Zekog y Henan) comenzaron a reunirse en la calle principal de la ciudad antes de dirigirse en riadas apretadas hacia el cuartel general de las autoridades chinas. Monjes y habitantes de la región vinieron en el curso de las horas para engrosar las filas de la manifestación pacífica, llenando las calles "apretadas de gente" e impidiendo toda circulación.

En las redes sociales aparecieron fotos y comentarios calculando que en la media jornada se concentraron más de diez mil estudiantes que extendían pancartas antichinas y apelaban al respeto de los derechos humanos delante del cuartel general de las autoridades de Rebkong, después se dirigieron hacia Dolma Square frente al monasterio de Rongwo, donde el joven nómada se había inmolado la víspera.

En Facebook y Twitter, se lanzaron llamadas a "la insurrección popular" mientras que se enviaron fotos vía teléfono móvil, bajo el nombre de tsampa revolution, que mostraban a la cantidad de jóvenes estudiantes que afluían hacia Rebkong, bloqueando las calles y los caminos de acceso a la ciudad.

"Los estudiantes comenzaron por protestar delante de la sede de las autoridades chinas locales y luego invadieron las calles recitando la antigua oración tibetana por su santidad el Dalai-lama", comenta Dorjee Wangchuk, en la sede del gobierno tibetano en el exilio Phayul. ¡Agrupados delante del monasterio de Rongwo, los manifestantes se unieron a los monjes qué recitaban oraciones, mientras continuaban las protestas a los gritos de "¡larga vida al dalai-lama!" o de "¡Libertad para el Tíbet!".
 
“Fuerzas armadas fueron desplegadas delante de las oficinas del gobierno chino y alrededor de la ciudad: la tensión sube cada vez más, aunque por el momento la policía no ha intentado deshacer la manifestación", comentaba una fuente local por los sitios internet de la diáspora tibetana. Las últimas informaciones alcanzadas avisaban de movimientos de tropas y de unidades antimotines en el distrito de Rebkong así como del acordonamiento de la región.

Traducido del francés por Raquel Anillo