Haití, llueve sobre mojado

El huracán Sandy también golpeó a un país que no se ha recuperado del terremoto de 2010

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PUERTO PRÍNCIPE, lunes 12 noviembre 2012 (ZENIT.org).- Se están revelando más graves de lo que parecía en un principio las consecuencias en Haití del paso, la semana pasada, del huracán Sandy, que sólo rozó el país sin embestirlo de lleno.

Lo subraya el diario vaticano L’Osservatore Romano, con lo que son ya setenta las muertes producidas en el país que no se ha recuperado de la catástrofe del terremoto de hace dos años, a las que hay que sumar veinte más por la no extinguida epidemia de cólera que provocaron las condiciones insalubres en que vivían los habitantes desde el terremoto y que estalló en octubre de 2010. Una epidemia que ha causado ya 7.600 muertos y contagiado a 600.000 personas.

El alcalde de Cap Haitienne Wilborde Beon, afirmó que por ahora «es muy difícil hacer un balance preciso de las víctimas», porque «todos los barrios populares han sido invadidos por las aguas», especificando que las autoridades locales han procedido a trasladar a kuchos de los habitantes de la ciudad a refugios provisionales.

Por su parte, la fundación católica Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN) publicó un llamamiento pidiendo ayuda de emergencia para el pueblo haitiano. El huracán, según AIN, provocó el desalojo de 200.000 personas que están pidiendo ayuda a la Iglesia, dado que se arruinaron sus cosechas y murió su ganado.

En respuesta a una urgente solicitud del obispo Joseph Gontrand Décoste de Jérémie, sudoeste de Haití, AIN anunció ayda humanitaria para ayudar a afrontar la crisis. Hace falta asistencia para reparar capillas y otras estructuras eclesiales.

El obispo Décoste dijo: “El huracán Sandy destruyó el 70% de las cosechas en la diócesis de Jérémie y causó graves pérdidas de ganado». «El daño causado por el huracán Sandy en los campos y huertos dejó a muchos granjeros temiendo una falta de alimentos».

La asistencia de AIN, incluyendo semillas y ganado, ayudará a recuperarse después del último desastre. Es inusual para esta fundación proporcionar solo ayuda humanitaria. Rafael D’Aqui, presidente de la sección latinoamericana de AIN explicó el por qué de esta decisión. Dijo: «Esta asistencia es para aquellos que ahora carecen de las provisiones más básicas». «Como norma, nuestra entidad humanitaria principalmente promueve (…) iniciativas pastorales que fortalezcan la fe de la gente y les motiven a ayudar a los demás». Añadió: «No se trata sólo de ayuda financiera sino de no dejar a la gente de estos países que tengan que valerse por sí mismos en su sufrimiento». La ayuda de veinte mil dólares incluye ayuda para Cuba.

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ZENIT Staff

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