La anomalía polaca

En defensa de la libertad de expresión de Radio María y del derecho a la diferencia

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Por Nieves San Martín

MADRID, miércoles 14 noviembre 2012 (ZENIT.org).- La anomalía polaca, en cuanto a la libertad de expresión y la igualdad de oportunidades, sin la cual es imposible que se respete la diferencia, clama al cielo. «Sin periodismo no hay democracia» es el lema con el cual los periodistas españoles nos estamos manifestando ante la precariedad laboral y la presión de los gobiernos, las administraciones, las empresas para dar ruedas de prensa sin preguntas, o frente al intrusismo laboral. La profesión está mal en toda Europa. Lo que sucede en Polonia sin embargo podemos llamarlo hoy «la anomalía polaca». Se podría hablar de la anomalía rusa, o de la iraní, pero estamos hablando de un país, Polonia, que forma parte de la Unión Europea.

A poner de relieve la «anomalía polaca» –con el respaldo nada menos que de Benedicto XVI y el cardenal secretario de Estado Tarcisio Bertone- ha sido una radio confesional católica que se ha extendido por todo el mundo como una pequeña semilla de mostaza. Señal de que cubría una necesidad del público. Inteligentemente ha sabido organizar, en todas las ciudades donde emite, a voluntarios y amigos que ayudan a sus profesionales de la comunicación.

Lo que molesta en Polonia, como en todas partes, es la falta de docilidad de los medios confesionales a lo estatuido, cuando esto es manifiestamente injusto. Para doblegar a estos medios que nadan contra corriente no se renuncia a cualquier maniobra, sea ética o no. Hasta la denigración y la falsa acusación. «Calumnia que algo queda», dice un viejo proverbio español.

A ZENIT ha llegado algún mensaje haciéndose eco de acusaciones de antisemitismo contra Radio María y su emisora TV Trwam. Para ostaculizar el trabajo desempeñado por esta emisora en divulgar la verdad incómoda, medios de comunicación social polacos, en conexión con otros de similar línea en el exterior, han difamado a Radio María acusándola, según fuentes contrastadas por ZENIT, de «espionaje, incompetencia, falta de profesionalidad, poca claridad en sus inversiones e incluso plagio en relación a los oyentes».

Otras acusaciones muy graves son «acciones subversivas contra la Iglesia, lefebvrismo, favorecimiento del antisemitismo, usurpación del poder propio del Episcopado, etc». Fuertes también las acusaciones de ser «instrumento político capaz de influir y señalar una línea a seguir por los gobernantes del país, juzgando además a tal emisora como ‘católica sólo de nombre'».

«La acusación de antisemitismo es especialmente injusta y sin fundamento –afirman estas fuentes–. Nadie ha podido nunca demostrar, con pruebas fehacientes, actitudes antisemitas en los programas de Radio Maryja. En Polonia, el antisemitismo está prohibido por ley y los eventuales transgresores son perseguibles por la justicia. Todos los casos de denuncias llevadas ante la magistratura contra Radio Maryja se han revelado siempre infundadas. Más bien hay que subrayar que, gracias a la iniciativa promovida por Radio Maryja, han llegado numerosísimos testimonios escritos de los oyentes sobre las vidas de judíos salvados en la segunda guerra mundial. Tales testimonios han sido recogidos y publicados en el libro titulado ‘Dignos hijos de nuestra Patria’. Merece especial consideración el hecho de que un ejemplar de esta publicación –gracias a la intervención del embajador de Israel en Polonia– se encuentra en el museo Yad Vashem en Jerusalén. La verdad es que, si de una parte se realizan todos los esfuerzos posibles para no dar a nadie algún pretexto para una eventual acusación o insinuación, por otra se trata de hacer comprender lo injustas e incorrectas que son las acusaciones sobre la presunta divulgación de antisemitismo a través de Radio Maryja.Todo intento de expresar opiniones no idóneas por parte de los oyentes encuentra siempre una adecuada reacción de los sacerdotes que dirigen los programas, quienes se inspiran en el principio fundamental de pareja dignidad e igualdad entre todas las naciones y etnias».

«A propósito de las injustas acusaciones de antisemitismo, movilizadas contra Radio Maryja –añaden las mismas fuentes–, es digno de notar el hecho de que los sociólogos de la Universidad de Varsovia, bajo la dirección del profesor Ireneusz Krzemiński, en octubre de 2009, llegaron a conclusiones que, para ciertos ambientes de izquierda en Polonia, han resultado completamente desconcertantes: Radio Maryja no promueve ni el antisemitismo ni el nacionalismo, y sus oyentes se caracterizan por una fe auténtica. El análisis sociológico se llevó a cabo sobre la base de muchos programas seleccionados por Radio Maryja y artículos publicados en los últimos años en el diario antieclesial Gazeta Wyborcza. Según el profesor Ireneusz Krzemiński, estudioso de izquierda, los conductores de los programas de Radio Maryja, contrariamente a lo que se piensa comunmente, no hacen discursos antisemitas, aunque sean lanzados de vez en cuando por algunos oyentes. En general, los directores tienden a silenciar las voces de este tipo o enderezan su sentido. Los resultados de las investigaciones del profesor Krzemiński han sido recogidos en la publicación titulada: ‘Lo que nos enseña Radio Maryja’, curada por el mismo estudioso».

En una próxima entrega, contaremos la historia sorprendente de este medio de comunicación y sus ramas en el país del beato Juan Pablo II, que tanto se batió por la libertad de expresión, y de san Maximiliano Kolbe que dió la vida por la fe y la caridad en un campo de concentración, capturado por los nazis precisamente por ser un gran comunicador que no se plegó a las consignas del nacionalsocialismo. Es peligroso ser periodistas en una dictadura, no debería serlo en una democracia.

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ZENIT Staff

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