SOS desde la única parroquia católica de rito latino de la Franja de Gaza

Carta de la madre María de Nazaret SSVM

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FRANJA DE GAZA, domingo 18 noviembre 2012 (<a href=»http://www.zenit.org/spanish»>ZENIT.org).- El padre José Ansaldi IVE envía un relato de Gaza, donde los sacerdotes del Instituto del Verbo Encarnado atienden la única parroquia católica de rito latino y las religiosas del Instituto llevan adelante una importante labor caritativa. La madre María de Nazaret SSVM escribió el 15 de noviembre dando cuenta del estado de la situación.

«Somos consagrados de la Familia Religiosa del Verbo Encarnado –dice la misiva–. El Instituto se halla presente en Gaza de manera permanente desde hace casi cuatro años, aunque nuestra misión allí comenzó hace unos ocho años. Nuestros sacerdotes atienden la única parroquia católica de la Franja, uno de los padres es director en las dos escuelas que el Patriarcado Latino de Jerusalén tiene en Gaza. Las religiosas colaboran con los sacerdotes en los apostolados con niños, jóvenes y familias cristianas, además de atender la sacristía parroquial y ayudar en la Liturgia de la Parroquia de la Sagrada Familia.

Una pequeña comunidad católica, unas 200 almas, que tratan de vivir ferviente y sencillamente su fe cristiana. Les escribimos estas líneas porque varios amigos y conocidos nos han pedido noticias frescas de aquí.

Desde el último sábado se han vivido momentos de tensión en Gaza, situación que ha recrudecido desde el miércoles 14 de noviembre por la tarde.

Los ataques y las respuestas han sido prácticamente continuos. Se han interrumpido las actividades. El Ministerio de Educación de la Franja ha resuelto que en principio no habrá clases durante 72 horas. Los negocios están cerrados. La gente está asustada… Ayer hemos tenido electricidad todo el día y toda la noche. Sin embargo la gente al anochecer apaga todas las luces de sus casas a causa de los ataques. Parecería que, paradojalmente, así se sintiesen más seguros.

Los cristianos que en algunas ocasiones nos preguntaban si tenemos miedo de estar aquí y nos invitaban a permanecer en sus casas, en esta oportunidad nos han preguntado si nosotros estamos dispuestos a recibirlos en la Iglesia en caso de que esta situación se prolongue.

Uno de ellos nos ha dicho a los sacerdotes y religiosas: ‘por favor ustedes no se vayan, ustedes no se tienen que ir. Si ustedes se van, ¿quién se queda acá con nosotros?’.

Muchos cristianos nos llaman por teléfono preguntando cómo estamos, si necesitamos algo, poniéndose a disposición. También lo han hecho amigos, conocidos y miembros del cuerpo diplomático. A todos les agradecemos su cercanía y les pedimos oraciones.

Si bien la Parroquia se encuentra en una zona espinosa, por gracia de Dios, estamos muy bien. Nuestras Casas –tanto la de los sacerdotes como la de las religiosas- se encuentran en el predio de la parroquia y de la escuela, por esa razón es uno de los lugares más seguros. Esto es debido a que, es un lugar bien conocido por todos en donde la violencia -de cualquier clase que sea- no tiene injerencia alguna y en donde se educa a la paz y se trabaja por conseguirla.

Estamos a la espera de lo que suceda en las próximas horas… Es nuestro deseo permanecer cerca de tanta gente, de tantos civiles, que sufre inocentemente las circunstancias de esta situación, especialmente nuestros cristianos. Nuestra misión consiste especialmente ahora en acompañarlos de cerca, dar una palabra de consuelo, de esperanza, ayudarlos a acudir a Dios, nenseñar el perdón y el valor del sufrimiento cristianamente vivido.

Nuestro Señor Jesucristo, Príncipe de la Paz acoja las oraciones que se elevan desde Gaza y por Gaza.

Que Él conceda a todos el amor por la justicia, la paz y la reconciliación. Que Él consuele a todos aquellos que sufren, sane a los heridos… haga cesar el estruendo de toda agresión. En definitiva que conceda una justa paz entre israelíes y palestinos.

Lo que es y parece imposible para los hombres no lo es para Dios. Que Él toque los corazones de todos a fin de que un día –no muy lejano, esperamos- puedan todos los habitantes de esta bendita Tierra Santa vivir como hermanos».

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ZENIT Staff

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