LA PLATA, miércoles 28 noviembre 2012 (ZENIT.org).-El nuncio apostólico Emil Paul Tscherrig presidió la Santa Misa por los noventa años de la fundación canónica del Seminario Mayor San José de La Plata. Concelebraron con el representante papal, el arzobispo de La Plata Héctor Aguer, a quien se le festejaron sus cuarenta años de sacerdote; el obispo auxiliar Nicolás Baísi; obispos de las diócesis que allí envían a sus seminaristas: Antonio Marino, de Mar del Plata; Juan Horacio Suárez, de Gregorio de Laferrere, Marcelo Martorell, de Puerto Iguazú, y el presbítero Nazariy Kashchak, canciller de la Eparquía Ucrania; el rector y los superiores del Seminario; exformadores y sacerdotes del clero platense.

Monseñor Tscherrig –informa a ZENIT el diácono Christian Viña--, en su homilía, trazó un paralelo entre la formación de los seminaristas y la curación de los diez leprosos, que se proclamó en el Evangelio (Lc 17, 11 – 19). De los diez –enfatizó- solo uno volvió para darle gracias al Señor. No solo quedó curado, sino que el encuentro vital con Cristo le trasformó la vida, ¡lo salvó! Así, también, los seminaristas, están llamados a formarse humana, espiritual e intelectualmente del mejor modo. Sabiendo, de todas maneras, que siempre deben volver hacia el Señor. Cristo debe ser todo para ustedes.

Este Seminario, de tanto prestigio –añadió--, que ha dado tantas vocaciones a la Iglesia, muestra con honor su camino recorrido. Y se prepara para los nuevos desafíos de este tiempo. La Iglesia, más que nunca, necesita sacerdotes santos y bien formados.

Durante el Ofertorio de la Eucaristía, el Coro Polifónico del Seminario estrenó la obra de Palestrina, a cuatro voces, titulada Sicut Cervus, inspirada en el Salmo 42. Esta interpretación, junto a la pulcritud de toda la acción litúrgica, llevó al nuncio, visiblemente emocionado, a manifestar su júbilo por haber participado de una Eucaristía tan cuidada.

Luego de la Santa Misa, monseñor Aguer bendijo un Crucifijo erigido en el Parque del Seminario, en conmemoración de sus noventa años. El mismo tiene una imagen de Cristo, de más de dos metros de altura y 300 kilos de peso, esculpida por el artista plástico platense Sebastián Defelitto. Y está emplazado sobre un montículo, que simboliza al calvario, ideado, proyectado y dirigido por los arquitectos Cristina Elorza y Carlos Puglisi.

En el mismo acto se festejaron los noventa años de vida de monseñor Gustavo Ponferrada; docente y consejero de la casa, durante sus más de sesenta años de sacerdote.

Se presentó, asimismo, el segundo disco compacto grabado íntegramente por los seminaristas en este año 2012, en este caso, de la Schola Cantorum, titulado Mandatum Novum.

Participaron de la celebración autoridades, representantes de las fuerzas vivas, y fieles de La Plata, Berisso, Ensenada, Magdalena y Punta Indio;los cinco partidos que comprende la Archidiócesis platense. Y, de modo especial, los que tuvieron una mayor vinculación con el Seminario, durante estas décadas.

También estuvieron el intendente de La Plata, Pablo Bruera; el ministro de la Corte Suprema de Justicia provincial Eduardo Pettigiani; el director de Culto de la Provincia Enrique Moltoni; el rector de la Universidad Católica de La Plata Rafael Luis Breide Obeid, y el presidente de la Academia Argentina de Letras Pedro Barcia. Asistieron, igualmente, dirigentes sindicales, benefactores y miembros de distintas asociaciones de fieles.

Historia que mira al futuro

Antes del brindis de honor, el rector del Seminario Gabriel Delgado recordó en su mensaje la tarde del 26 de noviembre de 1922, en la que el entonces obispo de La Plata Francisco Alberti bendijo la piedra fundamental de la casa de formación. Fue ese –recalcó- un punto de llegada trascendental que debemos, no solo a la inspiración y animación dada por el obispo Alberti, sino también y fundamentalmente por la acción del entonces obispo auxiliar de La Plata Santiago Luis Copello, que presidió con abnegación y eficiencia la Comisión creada especialmente para la construcción del Seminario.

Monseñor Copello, --agregó- en el discurso que pronunció en esa ocasión, dijo que el sacerdote es en medio de los hombres el distribuidor de las más selectas bendiciones del Señor… Hoy, como ayer, sabemos que el Seminario es el corazón de la diócesis. Y esta rica historia, nos mantiene firmes en el presente, y nos hace mirar con esperanza el futuro.

Los festejos del noventa aniversario continuarán con la ordenación sacerdotal que monseñor Aguer conferirá a los diáconos Alfredo López Morilla y Christian Daniel Viña, el viernes 30 de noviembre (Fiesta de San Andrés, apóstol), en la catedral. Con ellos, y los otros seis que recibieron el Sacramento el pasado 17 de marzo, serán ocho los presbíteros ordenados en este 2012, para la Archidiócesis de La Plata.

La Santa Misa de clausura del ciclo formativo 2012 se realizará el 8 de Diciembre, solemnidad de la Inmaculada Concepción. Poco después, los seminaristas platenses tendrán una semana de misión en la capilla San Marcelo, de la parroquia San Benito, de Olmos.

Intenso y fecundo aniversario

Los noventa años encuentran al Seminario en plena vitalidad, con alrededor de nopventa seminaristas procedentes, además de la Archidiócesis platense, de Gregorio de Laferrere, Mar del Plata, Puerto Iguazú y la Eparquía Ucrania. Todos ellos reciben en sus claustros la formación humana, espiritual, intelectual y pastoral, conforme a las enseñanzas de la Iglesia; sobre la base de la exhortación apostólica Pastores Dabo Vobis (Les daré pastores), del beato Juan Pablo II, y los posteriores documentos sobre la idoneidad, la admisión y la formación de los candidatos a las sagradas órdenes.

Una serie de actividades, acontecimientos y visitantes de primerísimo nivel jalonaron este 2012. Sirvan como referencia, algunos de ellos: A lo largo del año, todos los sábados a las 11, antes de la Misa por él presidida, el arzobispo platense Héctor Aguer, en adhesión al Año de la Fe, les habló a los seminaristas sobre el decreto Presbyterorum Ordinis, sobre la vida y ministerio sacerdotal, del Concilio Vaticano II. A su regreso de Roma, hizo lo propio sobre el sínodo de la Nueva Evangelización; en el que participó designado por el papa Benedicto XVI.

Apenas comenzado el año, para la Jornada del Buen Pastor, seminaristas de Filosofía y Teología interpretaron una obra teatral sobre san Vicente de Paul. La misma, escrita, preparada, representada y dirigida íntegramente en el Seminario, fue seguida por cientos de jóvenes de toda la Arquidiócesis.

Pocos días después, el conocido teólogo y escritor laico norteamericano, George Weigel, autor de la biografía de Juan Pablo II, Testigo de esperanza y El coraje de ser católico, entre otros libros, en una vibrante charla con los seminaristas, los exhortó a vivir un nuevo Pentecostés. Junto a él, participó del encuentro Mario Paredes, director de la Sociedad Bíblica Americana.

Meses después, estuvo el secretario de la Congregación para el Clero Celso Morga Iruzubieta. Con sentidas palabras, reveló que reza “todos los días para que todos los seminarios del mundo estén llenos. Y que tengan la buena formación que tiene este Seminario”.

Para el Día del Ex Alumno, a principios de agosto, se celebraron los setenta años de sacerdote, de monseñor Guillermo Pedro Blanco, exrector de la Universidad Católica Argentina, recientemente fallecido. Igualmente, se homenajeó, entre otros, a monseñor Cándido Montaña, canónigo Carlos Mancuso, y presbíteros Carlos Antonio Pérez, y Eduardo Schang, por sus bodas de oro sacerdotales. Y se recordó al padre Miguel Grimaux, que cumplió cincuenta años de sacerdote, y falleció pocos días antes del fest ejo.

En septiembre, asimismo, se rindió homenaje a la hermana Margarita, de las Hermanas de la Inmaculada de Génova, por sus 87 años de edad, y 70 de religiosa. La consagrada sirvió, prácticamente, toda su vida en Seminarios y casas de formación; y los últimos 17 años, en el Seminario platense.

Finalmente, hace unos días, poco antes de la finalización de las clases, el subsecretario de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos Juan Miguel Ferrer Grenesche, dio una clase magistral sobre La Liturgia, obra de Dios; no de los hombres. Y exhortó a los seminaristas a formarse, del mejor modo, en el ars celebrandi (el arte de la celebración), y contribuir de ese modo a la Nueva Evangelización.