ANKARA, 3 diciembre 2012 (ZENIT.org).- Los refugiados de Afganistán se enfrentan a un duro invierno en Turquía este año. El Servicio Jesuita al Refugiado les ofrece una primera ayuda pero enseguida tienen que buscarse la vida en un país distinto del que no conocen la lengua.
De acuerdo a una información recibida por el Servicio Jesuita al Refugiado (JRS), más de 8.900 afganos han llegado a Turquía desde el 31 de mayo, muchos a través de Irán. Se cree que la mayoría huyen del deterioro de la situación de seguridad en Afganistán, pero algunos podrían haber estado residiendo en Irán desde hace tiempo.
Hace menos de seis meses, unos siete mil afganos estaban inscritos como refugiados en Turquía, ante el Alto Comisariado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). En menos de seis meses, la cifra se ha más que duplicado. El hecho de que lleguen con pocos o ningún recurso hace que estén en condiciones extremadamente vulnerables, asegura el JRS.
«Durante el verano, algunos estuvieron viviendo en tiendas de campaña, pero desde entonces han sido trasladados a diferentes ciudades del país. Una vez reubicados, se espera que ellos mismos encuentren un lugar donde vivir, paguen el alquiler, y hagan frente a todos los demás gastos. Los refugiados se encuentran dispersos en 51 ciudades por toda Turquía y deben presentarse ante la policía al menos una vez a la semana. Para ir a otra ciudad necesitan un permiso oficial», cuenta un miembro del personal del JRS en Turquía.
En este momento hay 700 refugiados viviendo en la ciudad turca de Kirikkale, en el interior del país, 600 de los cuales llegaron en los últimos dos meses. Entre otros lugares importantes de reubicación están Tokat (1.800 refugiados), Malatya (1.200 refugiados), y Sivas (800 refugiados). El JRS cree que el 98% de estos refugiados optarán por quedarse en Turquía en vez de aventurarse en un viaje difícil y peligroso a otro país europeo.
«Estas personas no tienen nada, no pueden pagar el alquiler. Carecen de todo. Algunas familias viven prácticamente en el suelo, y el invierno está al caer», advierte el trabajador del JRS.
El JRS en Turquía
Por ahora, estos refugiados no reciben ayuda del gobierno ni de la ONU. Su situación es muy grave, y empeorará a medida que el invierno avance. Hay una necesidad urgente de camas, mantas, alimentos y combustible para la calefacción y para cocinar. El JRS también ha estado recibiendo solicitudes de asistencia médica de los refugiados, ya que no están autorizados a recibir atención médica pública.
El Servicio Jesuita a Refugiados ha trabajado en Turquía desde 2009. A caballo entre dos continentes, Turquía es a la vez puerto de llegada y de salida para los refugiados de Afganistán, Irán, Irak, Sudán y Somalia que esperan reasentarse o llegar a Europa. Aparte, hoy en día, Turquía alberga a 120.000 refugiados sirios en campamentos. Los equipos del JRS en Turquía, proporcionan asistencia material y cupones de alimentos a 110 refugiados en Ankara y Kirikkale, en el centro de Turquía.
De media, unas 25 familias recibieron seis cupones de alimentos por valor de 100 dólares cada una, mientras que los cupones de alimentos entregados a 10 refugiados individuales eran por valor de 50 dólares cada uno. A todos los refugiados se les reparte ropa de abrigo, se les ofrece asesoramiento y apoyo y tienen la oportunidad de asistir a cursos de lengua turca. Hasta el momento, el JRS ha estado respondiendo buscando fondos a nivel local en Turquía, pero estos se agotan muy pronto.
Para saber más: http://www.jrs.net/?L=ES