Religiosas escalabrinianas terminan un año más de servicio con los migrantes

Cerca de 70 extranjeros han recibido alfabetización, idiomas, capacitación al trabajo y consejería

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Por José Antonio Varela Vidal

ROMA, viernes 21 diciembre 2012 (ZENIT.org).- «Cristo les quiere, por eso la Iglesia les quiere». Con estas palabras se dirigió el celebrante de la misa de clausura de fin de año, a los asistentes al Centro intercultural para migrantes de las religiosas escalabrinianas en Roma.

Y los allí presentes lo comprendieron bien, porque así sean venidos del Bangladesh, Sri Lanka, República Dominicana o Colombia, han sido atendidos –y con ellos sus hijos–, tal como si estuvieran en casa, es decir, no como unos extranjeros que incomodan sino como hermanos que son, independientes de su origen y menos aún de su religión.

Servicio y caridad

¿Y qué apoyo se les ha dado? Durante lo que va del año, muchos de ellos han recibido clases gratuitas de italiano, e incluso de alfabetización para quienes no sabían leer ni escribir cuando llegaron a Italia.

Otros, más avanzados y curiosos, vienen siguiendo el recorrido de los cursos de informática, también de corte y confección o de comunicación intercultural, que no es otra cosa que aprender cómo comunicarse a través de los medios de comunicación y redes sociales con sus connacionales, así como hacer «advocacy» ante sus necesidades o promocionar sus eventos.

Para los más pequeños, las hermanas escalabrinianas y demás voluntarios han organizado grupos de estudio después de clases para nivelar y repasar las lecciones, mientras sus madres o padres terminan su jornada de trabajo diaria.

Migrantes con los migrantes

La directora del Centro, hermana Adriana Didon, no deja de acoger con entusiasmo a los que van llegando para el saludo navideño, donde se comerá panetón y se tomarán refrescos, todo compartido por ellas desde su pobreza.

Nos cuenta que han sido cerca de 70 los extranjeros beneficiados con los servicios del Centro, que no tiene otro objetivo que hacer vida el mensaje del beato Giovanni Battista Scalabrini: «Hacerse migrantes con los migrantes». Una motivación que comparte claramente el grupo de religiosas y laicos comprometidos con el desarrollo humano y social de los que acuden hasta ellos.

Otros servicios complementarios son la orientación, el apoyo psicológico, la capacitación para obtener la licencia de conducir –que abre puertas al trabajo–, y para quienes lo deseen, recuerda sor Adriana con la alegría de la esposa, «les presentamos a Cristo a través de la palabra de Dios».

Mañana sábado se cerrarán algunas actividades con la entrega de las constancias de participación del nivel A1 de italiano, que es un paso importante para los requisitos del permiso de residencia.

Otros serán certificados como comunicadores interculturales, dispuestos y preparados a difundir lo que hacen, lo que necesitan, sus sueños…

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ZENIT Staff

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