Después de más de una década de controversias, los Estados Unidos de América podrían aprobar pronto una reforma migratoria bipartidista esperada por millones de personas. Ocho senadores, mitad demócratas y mitad republicanos, han llegado a un acuerdo sobre un proyecto de cinco páginas en el cual se prevé la intención de regularizar amás de once millones de latinos, que viven hoy como indocumentados en el territorio.
Un empeño importante si se tiene en cuenta que desde el frente republicano han dicho que sí los pesos pesados del partido, incluyendo al excandidato presidencial John McCain y la joven promesa Marco Rubio. El grupo incluye a senadores demócratas del calibre del neoyorquino Chuck Schumer, Dick Durbin de Illinois y Bob Menéndez, de Nueva Jersey.
En particular, esta propuesta va a acelerar el camino hacia la ciudadanía a trabajadores agrícolas de temporada, así como a los que llegaron a Estados Unidos cuando eran unos niños. El proyecto, por otra parte, apunta a un fortalecimiento de la seguridad fronteriza, con un mayor uso de aviones teledirigidos.
Sin embargo, es una ofensiva contra los que han llegado recientemente al país y tienen el visado vencido, quienes deberán abandonar de todos modos el territorio. Solo con la aplicación de estos controles más estrictos, el Partido Republicano podría dar el visto bueno a lo que el texto llama un «camino duro pero justo para obtener la ciudadanía estadounidense», y reservado solo a aquellos que están limpios de antecedentes penales.
Además, para disfrutar de la “amnistía” se debe demostrar estar al día con los impuestos, saber hablar inglés, conocer la Constitución y tener un trabajo y un historial laboral regular. El texto también pretende incentivar a los empresarios a contratar, y por lo tanto, a permitir la entrada regular en el país de jóvenes preparados y con méritos.
Más allá de los detalles, según todos los observadores, el acuerdo alcanzado por el grupo de senadores, bautizado como la “Banda de los Ocho”, es el esfuerzo más serio para lograr una reforma integral cuando, en 2007, el Senado vetó el texto propuesto por George W. Bush, sobre la base de un proyecto elaborado por el mismo McCain y del entonces senador de Massachusetts, Ted Kennedy.
Tomado de L’Osservatore Romano. Edición del 30.01.12