Cardenal Marc Ouellet

Nacido el 8 de junio de 1944

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El actual prefecto de la Congregación para los Obispos y presidente de la Comisión Pontificia para América Latina, de 68 años, es uno de los tres cardenales canadienses que asistirán al cónclave para elegir al sucesor del papa emérito Benedicto XVI.

Arzobispo emérito de Québec (de 2003 a 2010), fue consagrado por el beato Juan Pablo II en marzo de 2001 en la Basílica de San Pedro y recibió de manos de él mismo la púrpura cardenalicia, en el Consistorio del 21 de octubre de 2003.

Es miembro de las Congregaciones para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, Educación Católica, Clero, Cultura y del Comité para los Congresos Eucarísticos Internacionales.

También es miembro del Consejo de Cardenales para el Estudio de los Problemas Organizativos y Económicos de la Santa Sede y de la Academia Pontificia de Teología.

En 2008, fue el anfitrión del Congreso Eucarístico Internacional celebrado en Quebec.

Como presbítero, fue profesor de filosofía en el Seminario Mayor de Bogotá, Colombia, dirigida por los sacerdotes de san Sulpicio, una experiencia que le llevó a unirse a los sulpicianos.

El cardenal Ouellet estudió filosofía en Roma, en la Pontificia Universidad de Santo Tomás de Aquino y tiene un doctorado en teología dogmática por la Pontificia Universidad Gregoriana en 1983. De 1996 a 2002 fue profesor de teología dogmática en el Instituto Juan Pablo II para Estudios sobre el Matrimonio y la Familia de la Pontificia Universidad Lateranense.

También fue secretario del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, y consultor de la Congregación para la Doctrina de la Fe y la Congregación para el Clero.

Su lema episcopal es Ut unum sint (Para que sean uno), tomado de la oración sacerdotal de Jesús (Jn. 17, 21), que evoca el compromiso con el ecumenismo, y el primer ministerio episcopal del cardenal Ouellet como secretario del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos (2001-2002).

En el ámbito del Año de la Fe, inauguró el pasado mes de diciembre en Roma, la Conferencia Internacional sobre la Exhortación postsinodal Ecclesia in America, bajo la dirección de Nuestra Señora de Guadalupe, Madre de toda la América, Estrella de la Nueva Evangelización.

Durante la homilía, Ouellet dijo que «nunca ha habido una Iglesia viva sin una conversión permanente de sus miembros hacia el evangelio de Jesucristo; no se puede ser Iglesia viva sin una profunda y frecuente comunión del Cuerpo de Cristo, fuente efusiva y clara de su unidad».

Durante el reciente Sínodo de los Obispos sobre la Nueva Evangelización, Ouellet fue nombrado relator general, un trabajo que implica mucho trabajo de análisis de la situación de la Iglesia en el mundo y de la síntesis de diversas intervenciones. El cardenal habló dos veces en el Sínodo; en una de ellas enfatizó el papel del Espíritu Santo, «gran protagonista» de toda evangelización: «La evangelización del mundo ha tenido mucho éxito con el kairós de Pentecostés, y no puede reanudarse si no es de allí», dijo el cardenal, quien describió a los santos como «cánones vivientes de interpretación» de la Escritura.

En su segundo discurso, del 17 de octubre de 2012, se centró en la comunión en la Iglesia, considerándola «la parte más sugestiva del testimonio que los fieles pueden ofrecer a sus contemporáneos».

Si «la nueva evangelización es inseparable de una renovación de la comunión eclesial», esta «puede encontrar su fuerza en la renovación de las relaciones entre obispos y consagrados», dijo.

De la nueva evangelización, Ouellet habló antes del sínodo, en una entrevista concedida a ZENIT, al margen de la Asamblea General del Consejo de las Conferencias Episcopales de Europa (CCEE), que finalizó en septiembre pasado en St. Gallen, Suiza.

«Cuando se habla de nueva evangelización, se habla sobretodo de un encuentro, del encuentro con Cristo, de la experiencia personal de Cristo», dijo. «Si esta experiencia ya no se vive, entonces todos los demás se vuelve complicado».

En la misma entrevista, Ouellet también había expresado su preocupación por la crisis en Europa. Según el cardenal, bajo la crisis económica y financiera hay una crisis de la visión del hombre. «Si la imagen del propio hombre, creado a imagen de Dios, que es la base de la educación cristiana, se pierde, entonces no tenemos más modelos, y esto implica o supone graves consecuencias para los jóvenes: la falta de ideales, de referencias, de modelos de personas», dijo.

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ZENIT Staff

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