Resalto ante todo el haber comenzado su homilía aludiendo al onomástico de su inmediato antecesor el Papa emérito Benedicto XVI, con cuyo nombre de pila -Joseph Ratzinger- era propio e imprescindible relacionar la fiesta del padre nutricio de Jesús y patrono de la Iglesia universal.
Celebro el tema central de su homilía, la cual giró precisamente en torno a la misión de san José como “custodio”, es decir, cuidador de las personas que Dios había puesto a su lado como cabeza de la Sagrada Familia: su esposa María y el hijo nacido de ella por obra y gracia del Espíritu Santo. Y también como custodio de la Iglesia, cuerpo místico de Cristo, siendo muy significativa a este respecto la alusión a su otro antecesor, el difunto Papa Juan Pablo II, quien se había referido justamente a este aspecto específico de la misión de san José.
Y dentro de este tema central, el haber aplicado dicha misión a la vocación que todos los seres humanos tenemos de ser custodios o cuidadores de la creación, evocando además de san José al santo en honor al cual escogió su nombre como sumo pontífice: Francisco de
Asís, el santo de los pobres, el santo de la paz y el santo del cuidado de la naturaleza.
Finalmente, celebro también la referencia al poder que Cristo ha dado a Simón Pedro y a sus sucesores como un poder orientado hacia el servicio. Servicio en especial a los más pobres y necesitados. Un poder que es autoridad para “en todo amar y servir”, a ejemplo de Jesús y tal como como lo asimiló y lo enseñó san Ignacio de Loyola a los jesuitas.
P. Gabriel Jaime Pérez, SJ
Rector del Colegio San José
Barranquilla – Colombia