El Viernes Santo por la tarde, en la diócesis de San Cristóbal, Venezuela, tuvo lugar la “conmemoración de la pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo”, ceremonia que presidio monseñor Mario Moronta, obispo de San Cristóbal, invitando a los fieles a contemplar el árbol de la Cruz para reconocer al redentor del mundo.
“La Liturgia nos invita a mirar el árbol de la Cruz para ver al Salvador. Se nos propone mirar al que han traspasado para mostrarnos su corazón ofrendado al Padre Dios por nuestra redención”, expresó el pastor diocesano en la catedral de San Cristóbal.
“Lo que hoy conmemora la Iglesia no es el recuerdo de un gran líder aparentemente fracasado, sino la entrega de quien supo amar hasta el extremo a los seres humanos y así cumplir con la voluntad salvífica del Padre Dios. De allí que sea muy difícil para quien no tenga la fe reconocer en ese leño de la Cruz el efecto que desde allí brotó, la nueva creación, la salvación de la humanidad”.
De manera especial destacó el obispo que, en este año de la fe, “tenemos la gracia de afinar nuestra propia fe para reconocer en el Crucificado al Redentor del mundo. En Él reconocemos al Dios hecho hombre y que dio su vida por nosotros, al Rey victorioso en el trono insólito pero reconocido de la Cruz, al Testigo de la Verdad que nos termina de revelar con su entrega cuál es el designio amoroso del Padre y que está resumido en ese clamor final que brotó de sus labios moribundos: ‘Todo Esta Cumplido’”.
En la adoración de la Santa Cruz, el obispo exhortó a “contemplar al que traspasaron y descubrir en su costado el corazón que albergó las ilusiones y las esperanzas a la vez que sintió los golpes y ofensa de los pecados del mundo”.