Los gestos del papa con el cardenal Phan Minh Mân

Se inclina delante del único vietnamita del cónclave

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Por dos veces (el 13 y el 15 de marzo), después de su elección, el nuevo papa se inclinó para besar el anillo episcopal del cardenal Jean-Baptiste Pham Minh Mân, el arzobispo de Saigón. Esta atención especial, informada por los grandes medios de comunicación internacionales, sorprendió e intrigó. El cardenal Jean-Baptiste Pham Minh Mân, arzobispo de Saigón evoca este gesto particular del papa Francisco respecto a él en una entrevista en vietnamita traducido por «Iglesias de Asia» (EDA), la agencia de las Misiones extranjeras de París: el papa Francisco es un «hombre de corazón sincero y modesto, lleno de bondad y de una amplia visión», dijo el cardenal.

El cardenal confía sus primeras impresiones sobre el nuevo papa Francisco, precisando que le conoció «durante los días prévios al cónclave a través de sus intervenciones», en el curso de las congregaciones generales donde los cardenales «tuvieron la posibilidad de conocerse más, de tratarse y de simpatizar».

«Después de su elección, el caluroso saludo que me dirigió, el gesto que tuvo respecto a mí (por dos veces, se inclinó para besar el anillo que llevaba en el dedo, la primera vez, inmediatamente después de su elección, por la tarde del miércoles 13 de marzo, y una segunda vez, durante la audiencia concedida a los cardenales, el viernes 15 de marzo) me dio la sensación de que nuestro nuevo pontífice era un hombre de corazón sincero y modesto, lleno de bondad y de una amplia visión, explicó el cardenal vietnamita.

Volviendo al cónclave, el cardenal explica que se vivió «en un clima sereno, amistoso y descansado, en la comunión fraterna», gracias «al período preliminar de una semana durante la cual los cardenales se prepararon muy cuidadosamente». Para el cardenal, el desafío que más ardiente hoy es «la corriente de secularización que transforma la vida espiritual de numerosos católicos en verdadero desierto, seca en su fervor religioso, que los atrae hacia las maneras de ser de este mundo y los hace accesibles a las tentaciones del demonio».

En este contexto, invita «al servicio de la vida humana en el diálogo y no en la confrontación, en la colaboración en lugar de la exclusión mutua»; lo «más importante está «en ponerse bajo la guia del Espíritu, y en el seguimiento del Señor Jesús «.

En este espíritu, el cardenal se alegra con la carta de la Conferencia episcopal para la revisión de la Constitución del Vietnam, y considera que los obispos vietnamitas se adelantan «en la luz de la verdad y del amor de Cristo, en el camino del diálogo y de la colaboración», sin tomar «el camino de la lucha política, del enfrentamiento y de la exclusión mutua» (cf. Zenit del 5 de marzo de 2013).

Traducido del francés por Raquel Anillo

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ZENIT Staff

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