En Irak los cristianos hoy pueden vivir en una situación más segura, con bienestar y su futuro está garantizado. Más aún el gobierno está dando facilidades a los cristianos que emigraron de manera que puedan regresar.

Lo indicó hoy en Roma el embajador de Irak ante la Santa Sede, Habeeb Mohammed Hadi Ali Al-Sadr, en un desayuno de trabajo organizado por el Centro Estudio Medio Oriente, de la española Fundación Promoción Social de la Cultura (FPSC), que se realizó en el hotel NH Giustiniani.

“Soy muy optimista sobre el futuro de la presencia cristiana en Irak, que podrá tener un futuro próspero, con seguridad y bienestar” indicó el embajador y añadió que fue el presidente del Irak quien “instituyó una oficina dedicada a los cristianos” la que propone una “serie de facilidades financieras para que los cristianos puedan volver al país”.

El embajador precisó que dicho departamento gubernativo ha dado financiamientos por un monto de 20 millones de dólares, destinados a reconstruir y restaurar iglesias, instituciones educativas y sanitarias “que el régimen había nacionalizado y que ahora fueron restituidas a los cristianos”.

Quizás lo más importante, indicó Al-Sadr, es que “la Constitución asegura el derecho de ciudadanía, de libertad religiosa y de conciencia”.

Añadió que “el Ministerio de Derechos Humanos ha instituido una oficina especial para las religiones y las etnias, de manera de poder controlar la situación humanitaria de las minorías. Dicha oficinadeberá señalar eventuales violaciones de sus derechos”.

En cambio desde el punto de vista político, informó que “la nueva ley electoral asegura a la componente cristiana cinco escaños parlamentares”.

El número uno de la Embajada de Irak ante la Santa Sede aseguró que en la vida diaria los cristianos “pueden formar parte de partidos y club, asociaciones y organizaciones, mismo de medios audiovisuales y prensa. Además se les concede el uso del idioma siríaco para expresar sus proyectos y preocupaciones”.

Tras recordar que los cristianos fueron testimonios de la “época amarga de Saddam que produjo la primera onda de emigración” precisó que ellos “habían acogido el nuevo gobierno con la esperanza de un futuro prometedor”.

Entretanto admitió que “los seguidores de Saddam, -los Baathisti Saddamistas- difundieron el terror y el desorden social tomando de mira a los cristianos” para así “capturar la atención de Occidente y envenenar la convivencia pacífica entre cristianos y musulmanes que desde siempre había caracterizado a la sociedad iraquí”.

Esto fue, indicó “lo que originó la segunda gran onda de migración hacia la región del Kurdistán en Occidente”.

Por ello consideró que “el nuevo Irak tiene que trabajar en favor del desarrollo de una identidad nacional que sin eliminar las particularidades propias, religiosas y confesionales, consolide las diversas componentes, de manera que sean el punto de partida para cementar la unidad y acelerar el avance de la reconstrucción.

Pasos importantes ya han sido dados, indicó el embajador, “siguiendo para la reconstrucción el modelo democrático y de apertura”.

Esto desde el punto de vista económico “se tradujo en un crecimiento económico del 9 por ciento, y se intensificó el comercio con Irán y Turquía, lo que ha permitido facturar 16.000 millones de dólares anuales”.

“Y que el miedo de los países limítrofes -concluyó Al-Sadr- fuera superado, después de más de 20 años de cierre y de políticas agresivas del viejo régimen”.