El santo padre Francisco ha enviado una carta al rabino jefe de Roma, Riccardo Di Segni, en ocasión del 70 aniversario de la deportación de los judíos romanos. La carta ha sido leída esta mañana, a las 11.30 en el Templo Mayor durante la ceremonia a la cual el papa indicó su deseo de unirse, «con la cercanía espiritual y la oración».
Al volver con la memoria a estas trágicas horas de octubre de 1943, indica el santo padre, «es nuestro deber tener presente delante de nuestros ojos el destino de aquellos deportados, percibir su miedo, su dolor, su desesperación, para no olvidarlos, para mantenerlos vivos, en nuestro recuerdo y en nuestra oración, junto a sus familias, a sus parientes y amigos, que han llorado la pérdida y quedaron temerosos ante la barbarie a la que puede llegar el ser humano».
Pero hacer memoria de un evento no significa solamente tener un recuerdo, explica el pontífice en su carta, «significa sobre todo esforzarse por comprender cuál es el mensaje que eso representa para nuestro hoy, para que la memoria del pasado pueda enseñar al presente y ser luz que ilumina el camino del futuro».
Francisco ha mencionado también palabras de sus predecesores en la barca de Pedro, al recordar que el beato Juan Pablo II escribía que «la memoria está llamada a desarrollar un rol necesario en el proceso de construcción de un futuro en el cual la iniquidad indecible de la Shoah no sea posible nunca más» y recordó también las palabras de Benedicto XVI en el campo de concentración de Auschwitz: «El pasado no es nunca solamente pasado. Nos afecta y nos indica los caminos: que No hay que tomar y los que sí hay que tomar».
Por eso, el santo padre afirma que la conmemoración de hoy podría definirse como «una memoria futura, una llamada a las nuevas generaciones a no aplanar la propia existencia, a no dejarse llevar por ideologías, a no justificar nunca el mal que encontramos, a no bajar la guardia contra el antisemitismo y contra el racismo, cualquier que sea su procedencia».
Para concluir, el obispo de Roma añade que «el recuerdo de las tragedias del pasado sea para todos un compromiso de unirse con todas nuestras fuerzas al futuro que Dios quiere preparar y construir para nosotros y con nosotros».