Entre las tareas del periodista está el viajar. Esto nos sirve para acercar informaciones y personas a los lectores. Son momentos reales en los que podemos observar, preguntar, consultar fuentes documentarias y monumentales... Hoy queremos resaltar una figura de la Iglesia que está muy unido a un lugar, a una intuición y a dos pasiones: la educación y el periodismo.

Nos referimos al presbítero español José Gras y Granollers, fundador de la congregación de las Hijas de Cristo Rey, quien naciera el 22 de enero de 1834 en Agramunt, a 120 kilómetros de Barcelona. Una villa donde las familias eran sencillos trabajadores del campo.

Terminados los estudios en el seminario con las dificultades económicas de la época, se entrega con pasión a la enseñanza y paradójicamente, también al periodismo. Sus primeros escritos serían acogidos por los periódicos "La Cruz" y "La España Católica"; en este último narraría la intervención milagrosa de la Virgen de Montserrat, a quien atribuyó no haber muerto cuando andaba perdido por las montañas.

Maestro y periodista

Durante su trabajo como profesor de teología en Tarragona, José Gras decide ir hasta Madrid para conseguir lo que todo periodista provinciano anhela: escribir en un periódico de la capital. Es así que llega hasta la redacción del diario "La Regeneración" que acoge sus escritos.

De allí en adelante su pluma no se detendría para escribir de espiritualidad y también de apologética, especialmente cuando tuvo que presenciar la publicación de la "Vida de Jesús" del francés Ernesto Renan, quien con profusa tinta negaba la divinidad de Jesucristo.

Su intuición de oponer buena prensa a la mala prensa, lo llevó a fundar la publicación mensual "El Bien", la que dirigiera sin pausa durante 52 años hasta que lo sorprendió la muerte, justamente corrigiendo el número correspondiente a julio de 1918.

Toda esta obra hará que se le reconozca, aún hoy, como un activo y celoso "propagandista de la Verdad", tal como lo recuerdan y promueven sus hijas que esperan con ilusión que pronto sea elevado a los altares.

Cristo reina en casa

Por tal motivo, y siempre en camino, fue que visitamos tiempo atrás la Casa-Museo Padre Gras en Granada, guiados de manera privilegiada por quien fuera la vice-postuladora de la causa de entonces, la hermana Carmen María Domínguez. Allí, con solo cruzar el umbral de la casa morisca del Callejón de la Albérzana todo nos hablaba del padre José Gras, de su sencillez y de su dedicación a que "Cristo reine", como te saludan las religiosas con quienes te encuentras en algún ambiente del convento.

En este espacio que hace presente el pasado y también el legado del padre Gras, pasó sus últimos días el hoy Venerable, cuya casa se ha convertido para las Hijas de Cristo Rey en un lugar de oración y de peregrinación a la vez.

Un reposado recorrido le permite al visitante conocer las fases de su vida desde el nacimiento en Agramunt hasta su llegada a Granada, donde a los 32 años ocupó un puesto como canónigo en la Abadía del Sacro-Monte. Un cuadro que lo retrata como un hombre decidido recibe al visitante, a la vez que le recuerda que en esa casa y en la obra del padre, es Cristo quien reina.

En el piso superior, menos informativo, se puede conocer más de cerca su espiritualidad, su apasionado amor a Cristo Rey y su obra que en la actualidad se ha extendido desde España a diez países más.

Una de estas obras fue la "Academia y Corte de Cristo", dedicada desde 1866 a “la defensa y adoración de la soberanía del Hijo de Dios”. Allí se guardan los primeros escritos, donde se ve cómo utilizaría nuevamente la prensa para hacer conocer su pensamiento, siendo así que en el primer número de "El Bien" presentó el lema "Cristo reina", así como la figura no vista antes del Niño Jesús sentado en un trono, con corona y cetro que apoya sus pies sobre el mundo.

Sería esto la gran profecía que según algunos entendidos, daría pie a la proclamación en 1925 de la festividad de Cristo Rey a través de la encíclica Quas primas del papa Pío XI, pero que el padre Gras conocería ya en otro reino...

Las Hijas del Rey

Durante la visita a la Casa Museo --fundada en 1993 a los 75 años de la muerte de su fundador--, se puede ver otros elementos bien dispuestos que dejan plasmado el interés del padre Gras por fundar una congregación "que se dedique a penetrar la noción de la Soberanía de Cristo en la infancia, la familia y la sociedad".

Allí están sobre su antiguo escritorio los primeros decretos, su pluma y gafas gastadas, las cartas con que sostenía las fundaciones de Madrid, Galicia, Valencia..., mientras las paredes son adornadas con las principales frases con que quiso motivar a sus discípulas, a quienes fundaría el 26 de mayo de 1876 con el título de "Instituto de Hijas de Cristo Rey".

Un instituto por el que dio la vida, hasta morir en un catre custodiado hoy en una pequeña habitación donde la vice-postuladora no nos deja entrar. Es la “tierra santa” de ellas y se comprende, es el lugar donde entran a escuchar de nuevo al padre Gras bendecirlas desde su lecho de muerte "a las presentes, las ausentes y futuras", lanzándolas con fuerza y confianza "a propagar el reinado de Cristo a todo el mundo".

Dos lugares más que sí se pueden visitar y están acondicionados para recordar lo visto y agradecer por la vida de tan infatigable santo es el oratorio, muy bien ambientado en el mundo rural de la época. Y por supuesto está su tumba, que aunque ubicada fuera de la Casa-Museo se inscribe en toda la historia fundacional de quien fuera el "apóstol de la Soberanía de Cristo".

Para ver detalles de la Casa-Museo aquí