Un domingo más, el santo padre se ha unido a los fieles reunidos en la plaza de San Pedro para rezar juntos el Ángelus. Minutos antes de comenzar la oración mariana, en la Vía de la Conciliación se ha estado celebrando la iniciativa del Consejo Pontificio de la Cultura y el Centro Deportivo Italiano, «100 metros de carrera y de fe», en la que personas de todas las edades y representando distintas nacionalidades han realizado el tramo corriendo, en esta actividad que se enmarca en el Año de la Fe.
Con este evento, se ha querido subrayar la importancia del deporte como bien cultural, educativo y espiritual y llamar la atención de los diversos componentes del mundo católico sobre el papel formativo que puede asumir el deporte en la catequesis cristiana. Durante el desarrollo del evento, varios corredores han dado testimonio y compartido con los presentes su historia de fe y el mundo del deporte.
Ante una repleta plaza de San Pedro y alrededores, el santo padre ha reflexionado sobre la viuda del Evangelio de hoy, invitando a los presentes y a los fieles a no cansarse nunca de rezar, porque Dios nos invita a rezar con insistencia, no porque no sepa qué necesitamos o porque no nos escuche. Del mismo modo, Francisco ha recordado que en «nuestro camino cotidiano, especialmente en las dificultades, en la lucha contra el mal fuera y dentro de nosotros, el Señor no está lejos, está a nuestro lado; nosotros luchamos con Él al lado, y nuestra arma es precisamente la oración, que nos hace sentir su presencia junto a nosotros, su misericordia y también su ayuda».
En la jornada mundial misionera que se celebra hoy, el santo padre ha querido recordar que la misión de la Iglesia es difundir en el mundo la llama de la fe, que Jesús ha encendido en el mundo. Así, ha nombrado a dos testigos de la fe que supieron cumplir esta misión de anunciar el Evangelio aunque les costara la vida; Afra Martinelli, italiana asesinada en Nigeria hace unos días y Stefano Sándor, que ayer fue proclamado beato en Budapest.
Un pensamiento especial también hoy para las mujeres, que como la viuda del Evangelio, luchan por su familia, que rezan, que no se rinden nunca. Un recuerdo hoy todos nosotros a estas mujeres que con su actitud nos dan un verdadero testimonio de bien, de valentía, de poder de la oración. También ha saludado especialmente a las madres argentinas, ya que hoy se celebra el día de la madre en la tierra natal del papa.