El observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, el arzobispo Francis Chullikatt, ante el Comité de promoción y protección de los derechos de los niños pidió que a cada pequeño «se le garantice como primera cosa el derecho de nacer” y que cada Estado “adopte medidas concretas para apoyar a los papás en la tarea de hacer crecer a sus hijos” para consentirle a los niños “un desarrollo físico, moral y social” en condiciones “de dignidad y libertad”.
El Comité pro infancia se ha reunido en el ámbito de la Asamblea general de las Naciones Unidas que se está realizando en Nueva York.
El observador de la Santa Sede añadió que “sin la vida todos los otros derechos pierden su significado” y lamentó que el Comité haya cambiado el texto de la Convención de las Naciones Unidas sobre los derechos de los niños, expresando sus opiniones, las cuales no tienen la fuerza de la jurisprudencia.
“El feto es un miembro de nuestra familia humana -indicó el arzobispo- y no pertenece a ninguna sub-categoría de seres humanos” así como lo indica el preámbulo de la misma Convención sobre los derechos de los niños “antes y después de nacer”.
Y añadió que el derecho de nacer significa “sin ninguna discriminación” incluso “debido a su sexo, discapacidad o a las políticas eugenéticas”. Y el diagnóstico prenatal cuando sirve “para decidir si al niño le será permitido nacer» recordó, «es incompatible con la Convención”.