El cardenal Sebastián: colaborar con el Papa se vive como colaborar con Jesús

Entrevista al nuevo purpurado español, arzobispo emérito de Pamplona. El Papa está sacando a luz el brillo del Evangelio

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Desde este sábado, el arzobispo emérito de Pamplona, Fernando Sebastián Aguilar ha pasado a ser cardenal de la Iglesia católica, uno de los 19 primeros creados por el santo padre Francisco. El cardenal Sebastián, de 84 años de edad, es uno de los tres nuevos purpurados que no son electores frente a un posible cónclave. La semana pasada, el nuevo cardenal Sebastián acudió al Consistorio extraordinario convocado por el Papa para hablar sobre la familia, tema que ocupará el próximo Sínodo de los obispos en octubre. Finalmente, el sábado por la mañana tuvo lugar el Consistorio de la creación de nuevos cardenales en la Basílica de San Pedro, con la presencia excepcional de Benedicto XVI. Por la tarde junto los otros 17 nuevos purpurados –faltaba el cardenal Capovilla, de 93 años, que no acudió a Roma por su avanzada edad– protagonizaron en el Aula Pablo VI y en el Palacio Apostólico la visita de cortesía en la que familiares, amigos y fieles les saludaban y felicitataban en un día tan especial. El domingo por la mañana, los recién creados cardenales concelebraron con el Papa la eucaristía en la Basílica de san Pedro, acompañados por el resto del colegio cardenalicio y un grupo numeroso de fieles. En la tarde del domingo, en entrevista con ZENIT, el nuevo purpurado compartió su experiencia sobre lo vivido en el Consistorio, la llamada a ser cardenal, la Iglesia en España y los desafíos que afronta la familia hoy en día.

¿Cómo ha vivido la eucaristía de este domingo con el papa Francisco?
–Cardenal Sebastián: Una ceremonia muy bonita y muy sentida en la que el Papa nos ha exportado a participar con él en la solicitud por todas las Iglesias, mantener vivo el mensaje de Jesús, mensaje de salvación, de iluminación, de rescate de la humanidad. Y lo ha dicho con mucho vigor «no os incorporáis a una corte, sino a un colegio de apóstoles». Yo lo vivo como una llamada a entrar más dentro de la Iglesia, colaborando más directamente con el ministerio de Pedro en favor de la humanidad y de la Iglesia. El ministerio de Pedro es mantener vivo el mensaje de Jesús y la unidad, el dinamismo, la vitalidad de todos los cristianos y toda la Iglesia. Por eso, colaborar de cerca con el Papa se vive como colaborar de cerca con el propio Jesús para mantener iluminada la humanidad y sepamos el camino de nuestra libertad, de nuestra felicidad, de nuestra convivencia. La misa de esta mañana (domingo) ha sido preciosa. Yo pensaba «debajo las reliquias de san Pedro, encima el sucesor de san Pedro, a su alrededor los sucesores de los apóstoles», los colaboradores de Pedro ¿para qué? Para que toda la humanidad sea realmente una familia, vivamos en la verdad, no nos domine el error, para que no haya rivalidad. Esta mañana la Basílica estaban todas las razas del mundo, en paz y armonía, en torno a Jesús que es el centro, el camino y la verdad de la historia. Ha sido una experiencia preciosa.

¿Y cómo vivió la jornada del sábado, el momento de la creación como cardenal?
–Cardenal Sebastián: La viví de una forma más personal. Es la confesión del cardenalato y la invitación personal del Santo Padre. Él nos regala este anillo que tiene la imagen de san Pedro y san Pablo, los dos apóstoles. Y también se ve una estrella que puede ser la Virgen María, la esperanza de la vida eterna, el propio Jesús que es el que ilumina la mente y el camino de la humanidad. Vives muy profundamente ese paso adelante, ese entrar más adentro en la responsabilidad de la Iglesia, del Evangelio, del servicio a la paz, la verdad y la salvación de los hombres. Yo pienso con mucha pena y tristeza lo que pasa en España, tantos jóvenes, tantos hombres, hombres bautizados, que no valoran la fe ni la Iglesia  y parece que se quiere quitar la Iglesia del medio como si fuera un estorbo, cuando en realidad es la levadura y la sal que va sanando y enriqueciendo el desarrollo de la humanidad en el mundo entero.

¿Hay esperanza?
–Cardenal Sebastián: Sí la hay, porque Jesús es el Evangelio, es la vedad y porque los hombres estamos hechos para creer en el Evangelio de Jesús no en las mentiras de los hombres. Estamos hechos para encontrar la felicidad en la bondad, la verdad, el servicio, las bienaventuranzas de Jesús y no en el vicio que nos quieren poner por delante como si fuera la verdadera libertad.

Ahora que dentro de poco hará un año de la elección de Francisco, ¿qué valoración hace usted de estos 12 meses?
–Cardenal Sebastián: Yo creo que en poco tiempo el Papa está logrando despejar una serie de preocupaciones… llevábamos una temporada en la que mucha gente echaba ceniza sobre la Iglesia y el Papa la está despejando y está sacando a la luz el brillo, no de la Iglesia o de nosotros, sino el brillo del Evangelio de Jesús. Creo que el Papa tiene un carisma muy singular. En el Evangelio se habla de Marta y María como la contemplación y la acción. Yo creo que el Papa es a la vez las dos cosas. Es un hombre muy contemplativo que vive muy en comunicación con Dios, pero que a la vez tiene una capacidad extraordinaria para asomarse desde su profundidad espiritual y sintonizar con las personas. Toda la gente se lleva la impresión de que el Papa se dirige a ellos, les dice palabras muy cercanas y a la vez muy cálidas, profundas. Eso parece sencillo pero es difícil de hacer. Es el fruto de una vida muy larga de contemplación y de atención hacia el prójimo. A mí me maravillan los gestos de cariño que el Papa tiene espontáneamente con cualquier persona, pero muy desde el amor de Jesús. La gente se va con la impresión de que ha sido bendecido por Jesús porque tiene profundidad y cercanía. En ese sentido, yo creo que el Papa, por encima de las críticas y los malentendidos contra la Iglesia, nos está devolviendo a los católicos la alegría de ser católicos y la alegría del concilio. Tenemos un mensaje que es la verdad, que es la salvación y va a resistir todo lo que nos quieran echar encima.

¿Pudo saludar en el Consistorio a Benedicto XVI?
–Cardenal Sebastián: Sí. Después de habernos impuesto al anillo nos llevaban a dar el abrazo de paz a todos los cardenales y el primero estaba Benedicto XVI. Yo le recordé «soy el arzobispo emérito de Pamplona que presenté su biografía cuando le hicieron Doctor Honoris Causa». «¡Ah, Pamplona, Pamplona!», dijo el papa emérito. Yo le he seguido siempre, le he tenido un gran afecto y gran simpatía espiritual, intelectual a todo su magisterio de cuando era profesor Ratzinger y de papa Benedicto XVI.

¿Qué valoración hace ahora también del pontificado de Benedicto XVI  y de la decisión de la renuncia?
–Cardenal Sebastián: Todos los pontificados son grandiosos, además en este último siglo, desde Pío XII, Pablo VI, Juan XXIII…. Todos los papas han sido auténticas cumbres y cada cual ha aportado lo suyo. Una maravilla de la Iglesia es que con personalidades muy diferentes, todos encajan en el Evangelio de Jesús porque reúnen la verdad entera del hombre. Todos aportan cosas nuevas que son a la vez antiguas y que se mantienen. El pontificado de Benedicto XVI fue extraordinario, por muchas razones, desde el punto de vista doctrinal como en el de gobierno: cómo afrontó el tema triste de la pedofilia, pasos importantes en el ecumenismo… y el gesto extraordinario y para mí, admirable y muy benéfico para la Iglesia, de su renuncia. Ha demostrado que en la Iglesia no estamos por afán de dominio y poder, sino de servicio. Es un ejemplo de humildad y finura espiritual para el mundo entero.

¿Cómo afronta esta nueva etapa que comienza ahora como cardenal?
–Cardenal Sebastián: Yo creo que mi vida, por lo menos externamente, va a cambiar poco. Yo soy emérito, estoy jubilado y sigo estando jubilado. Ahora no tengo ningún cargo o responsabilidad concreta, si no aquella de acudir a las reuniones que el Papa convoque a los cardenales -como ya h
e hecho ahora acudiendo al Consistorio de la familia- y siempre que pueda acudir a las convocatorias generales. Y cumplir las misiones o los encargos que el Papa quiera encomendarme, si es que me encomienda alguno, que de momento no lo sé. Yo sí le he dicho: «Santo Padre muchas gracias y cuente conmigo para todo lo que usted quiera y lo que yo pueda hacer».

Durante el consistorio extraordinario han tenido ocasión de hablar los cardenales sobre la familia, ¿cómo es su visión sobre la familia en la sociedad actual?
–Cardenal Sebastián: La familia se apoya sobre una concepción del hombre y de la mujer que coinciden en el  amor y una valoración del amor a la luz de la revelación de Jesús, como amor irrevocable, fiel y generoso. Ahora vivimos en una cultura que lo que exalta es el individualismo, el amor de sí mismo, la provisionalidad, da mucho miedo decir para siempre. Eso es como un dardo en el corazón de la familia y la familia es el corazón de la convivencia, la experiencia más profunda de sociedad que tenemos todos es la familia. Si la familia deja de ser lugar del amor verdadero, deja de existir el amor en el mundo y se sustituye por el egoísmo. Eso es una catástrofe. La Iglesia está tomando muy en serio la defensa de la verdad de la familia, defendiendo la verdad del amor tal como lo manifestó Jesús.

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