Este jueves se ha inaugurado el antiguo hospital de la Magdalena de Azpeitia (en el norte de España), reconstruido por la Compañía de Jesús y destinado a ser un centro de interpretación ignaciano. Situado en el barrio de la Magdalena de Azpeitia, se trata del lugar en el que san Ignacio de Loyola se alojó de abril a julio de 1535 a su regreso de París.
Durante la inauguración han coincidido dos provinciales jesuitas, según ha informado la propia Compañía en un comunicado. El provincial de Loyola, padre Juan José Etxeberria, SJ, y el provincial de España, padre Francisco José Ruiz Pérez, SJ.
En la eucaristía previa, que ha tenido lugar en la ermita de la Magdalena, situada frente al hospital, el padre Etxeberria ha afirmado que en Magdalena “vemos a Ignacio vivir en el hospital, mendigar comida y limosna en las puertas de parientes y vecinos, y llevar lo recaudado de vuelta al albergue-hospital para alimentar y vestir a los pobres y enfermos. Además se dedica a la predicación, la enseñanza, e invita a la reforma de la vida. Toda una apretada síntesis del carisma apostólico que dará lugar a la Compañía de Jesús”.
En el acto de inauguración, añade la nota, ha intervenido además el padre Carlos Coupeau, SJ, experto en espiritualidad ignaciana, que ha asegurado que lo que Ignacio hizo durante su estancia en el hospital de la Magdalena fue “remediar en parte la pobreza que él podía, e inquietar a los que podían remediarla no en parte sino del todo”.
El jesuita responsable del proyecto de reconstrucción ha sido el padre José Manuel Añón, SJ, quien ha querido transmitir que el proyecto ha sido también una “experiencia de cariño y gratitud por parte de los Azpeitiarras”. El sentimiento que los vecinos han tenido ha sido que “ya era hora de hacer algo en Magdalena”.
Las obras en el edificio
La Compañía de Jesús ha reconstruido el edificio que amenazaba ruina, recuperando elementos originales del antiguo hospital. Las obras han durado un año. De abril de 2013 a abril de 2014.
El arquitecto a cargo de la obra, Antón López de Aberasturi, ha explicado que la reforma se ha realizado “con mucho cuidado, desmontando añadidos, recuperando lo que había de originario en el propio edificio y reconstruyendo el resto con los mismos materiales que se utilizaban en la época”.
En el exterior del edificio se ha colocado una escultura de Ignacio de Loyola realizada por el escultor y religioso capuchino Antonio Oteiza, que refleja, según el padre José Manuel Áñon, SJ, “todo lo que Ignacio hizo aquí y todo lo que hicieron los primeros jesuitas”. Aunque luego haya podido quedar como una figura grande y lejana, Ignacio es “un hombre cercano que sabe agarrar del hombro al cojo y caminar con él” como vemos en la escultura.
El hospital de la Magdalena ahora reformado servirá como centro de interpretación, especialmente dirigido a los peregrinos del Camino Ignaciano (peregrinación entre Loyola y Manresa, que recrea el camino que el santo español recorrió en 1522). Mediante paneles, audios y audiovisuales, se recordará la figura del fundador de los jesuitas y su estancia en el lugar. Además, el centro estará destinado a visibilizar la opción de la Compañía de Jesús por los pobres. El edificio dispone asimismo de un salón para conferencias.
San Ignacio de Loyola y el hospital de la Magdalena
Después de crear en París el grupo que sería el germen de la Compañía de Jesús, Ignacio y sus compañeros quedaron en encontrarse dos años después, en Venecia, para partir hacia Tierra Santa, donde habían decidido ir a gastar la vida en servicio de los demás. Mientras, Ignacio volvería a su tierra natal. Al llegar a Azpeitia, Ignacio prefirió vivir como los pobres, y comer y dormir con ellos. Se alojó en la Magdalena de abril a finales de julio de 1535.
Sus familiares le ofrecieron su casa solariega para hospedarse, pero él rehusó. Incluso le hicieron llegar una cama buena, pero él ni la usó, queriendo mantenerse solidario con los pobres del hospital. Mandó recado a su hermano: “Que él no había venido a pedirle a él la casa de Loyola, ni a andar en palacios, sino a sembrar la palabra de Dios”. Dio un gran testimonio de humildad, pobreza, paciencia, solidaridad, espíritu de oración y santidad.
Ignacio predicaba en la ermita de la Magdalena (justo al lado), más bien fuera de ella por ser pequeña la ermita, y en la parroquia. Su voz delgada no fue impedimento para que los vecinos de Azpeitia y de otras comarcas se acercaran a escuchar sus penetrantes y eficaces palabras.
Magdalena es el auténtico santuario del santo. Aquí vino el Ignacio convertido, y no a su casa natal. Y lo que él hizo en este lugar representa perfectamente lo que hicieron los primeros jesuitas.