La Guardia Suiza Pontificia está al servicio de los papas desde hace más de 500 años. Todo comenzó en 1506, cuando llegaron los primeros suizos por petición de Julio II. El 22 de enero de 1506 es la fecha oficial de la fundación, el día en el cual 150 suizos entraron por primera vez en el Vaticano, bajo el mando del capitán Kaspar von Silenen. Lo hicieron por la «Puerta del Pueblo» y fueron bendecidos por el papa Julio II.
Una tradición que permanece a lo largo de los siglos. Mañana, 30 jóvenes suizos harán su juramento frente a sus familiares e invitados. Este acontecimiento tendrá lugar en el Patio San Dámaso del Palacio Apostólico y conmemora la heroica muerte de 147 suizos caídos defendiendo al papa Clemente VII en el Saqueo de Roma en 1527.
Los nuevos guardias presentarán el solemne juramento sobre la bandera del Cuerpo, delante del representante del Santo Padre, monseñor Angelo Becciu, sustituto de la Secretaría de Estado. Además estarán presentes cardenales, obispos, miembros de la Curia y representantes de las delegaciones diplomáticas ante la Santa Sede. Por la tarde, en el altar de la cátedra de San Pedro, celebrará la misa el cardenal Parolín, secretario de Estado.
El juramento, leído por el capellán, es repetido por los nuevos reclutas en la versión reducida: «Juro servir fielmente, lealmente y honorablemente, al Pontífice reinante, Francisco y a sus legítimos sucesores, dedicarme con todas las fuerzas, sacrificando, si es necesario, también mi vida en su defensa. Asumo los mismos deberes respecto al Colegio Cardenalico durante la vacante de la sede apostólica. Prometo también al comandante y a los otros superiores respeto, fidelidad y obediencia. Así juro. Que Dios y nuestros santos patrones me asistan».
Entre las condiciones para entrar a formar parte del Cuerpo, es necesario ser católico practicante, ciudadano suizo, gozar de buena salud, reputación impecable, haber recibido la formación del ejército suizo, tener formación profesional, ser hombre y soltero. Para que un guarda suizo se pueda casar debe tener al menos 25 años, haber servido durante al menos 3 años en el Vaticano, comprometerse a servir por lo menos otros tres años y haber alcanzado al menos el rango de cabo y ser menor de 30 años.
Para presentar el juramento que tendrá lugar mañana, se ha celebrado una rueda de prensa, en la que ha participado el comandante de la Guardia Suiza, Daniel Anrig. Respondiendo a la pregunta de una periodista sobre qué cambios ha habido en la forma de trabajar desde que Francisco fue elegido Pontífice y la introducción de cambios como su residencia en Santa Marta en vez del Palacio Apostólico, el comandante ha indicado: «No es un problema para ellos», porque «los guardias son jóvenes y se adaptan con facilidad a los cambios».
Al finalizar la rueda de prensa, ZENIT ha preguntado al comandante cómo es el acompañamiento espiritual de los guardias durante el tiempo que sirven al Santo Padre. «Es obvio que un Guardia Suizo no es solo un soldado cualquiera, es un soldado que tiene los pies sobre la tierra pero su corazón debe estar unido a la fe. Por eso en la formación tienen también algunas catequesis». Y especifica que «nosotros como pequeño cuerpo, de 110 miembros, tenemos un capellán propio. Por eso ellos siempre tiene alguien que les acompaña».
Por lo tanto, la formación de los guardias no es solo militar sino también espiritual. Una vez al año, explica, los guardias tienen ejercicios espirituales. «Un soldado cuya base es la fe», menciona el comandante al explicar qué es principalmente lo característico de un guardia suizo.
El juramento tiene lugar mañana, 6 de mayo, y recuerda a los guardias caídos defendiendo al papa Clemente VI, conmemora «el bautismo de sangre» de aquellos soldados, explica Anrig.
El papa Francisco esta mañana ha recibido al Cuerpo de la Guardia Suiza, sobre el discurso que les ha dirigido, el comandante ha destacado la idea de «hacer ver que el uniforme es algo que crea unidad e imagen, y que detrás de estos uniformes hay hombres que son testigos y testimonian». Por ello, ha añadido «cada peregrino que se acerca al Vaticano debe tener esta sensación que esta guardia representa al Santo Padre».
Finalmente, hablando sobre el contacto y el trato con los papas que él ha tenido ocasión de conocer, ha explicado: «Todos lo papas siempre han sido abiertos al ver estos soldados suizos que viene aquí, y ven que que vuelven a su país y se convierten en padres de familia». Además, concluyó Anrig, «cada año hay una o dos vocaciones espirituales de estos guardias y esto es un aspecto también importante para el Papa, sabiendo que estos guardias están abiertos a las preguntas de la fe».