El papa Francisco presidirá este domingo, en su segundo día de peregrinación a Tierra Santa, una misa en la plaza de la Natividad de Belén. Por este motivo, las autoridades israelíes autorizaron la entrada en Cisjordania de 650 palestinos cristianos residentes en Gaza. Los fieles de esta ciudad palestina esperaban “vivamente” poder salir de la Franja para participar en la celebración eucarística con el Santo Padre, informa el sitio web del Patriarcado Latino de Jerusalén. Además, una de las familias que habían solicitado el imprescindible permiso podrá compartir mesa y mantel con el Pontífice argentino.
Por otra parte, más de 8 mil agentes de los cuerpos y fuerzas de seguridad de Israel se encargarán de que la próxima visita de Francisco a Jerusalén, el domingo 25 y lunes 26 de mayo, se desarrolle con normalidad, según ha informado hoy la Policía israelí.
En Gaza, más de un millón y medio de palestinos sufren el aislamiento y el bloqueo impuestos por el Estado de Israel. Pero en una sociedad donde más del 99 por ciento de la población es musulmana, la comunidad cristiana –según algunas fuentes, compuesta por unas mil 300 personas– es víctima de una discriminación adicional que se ha traducido en una emigración masiva en los últimos años. En este contexto la visita del Papa a Tierra Santa significará, pese a todo, una inyección de esperanza para ellos.
La guerra de la independencia de Israel en 1948 dejó 750.000 refugiados palestinos (de los cuales, 150.000 eran cristianos), y provocó una tremenda mutación geográfica, económica y social en la población árabe. El panorama empeoró en 1967 tras la guerra de los siete días, con la ocupación de Israel, de Gaza y Cisjordania: las restricciones de movimiento se multiplicaron, la economía palestina se hundió y toda opción de recibir una buena educación o de encontrar un trabajo quedó a merced de la inestable situación política.
Dadas las dramáticas circunstancias, los cristianos comenzaron a emigrar de forma masiva en busca de un futuro mejor, con más posibilidades para sus hijos. Este hecho, acompañado del rápido crecimiento demográfico de la población musulmana, ha provocado que la presencia cristiana en Palestina e Israel se reduzca a un 1,48 por ciento.
En ciudades importantes como Ramala o Jerusalén, los cristianos eran el 80 por ciento a principios del siglo XX, ahora sólo son un 5 por ciento del total de la población. En Belén, la ciudad cristiana por excelencia, la representación cristiana decreció del 90 por ciento a principios del siglo XX al 30 por ciento actual.
El día de hoy es complicado conocer el número exacto de cristianos palestinos que habitan en Tierra Santa. El Centro Inter-Iglesias de Jerusalén realizó un cuidadoso estudio del que indica como cifra de cristianos en Palestina e Israel los 200 mil: 50 mil habitan en los territorios ocupados, 3 mil en Gaza, y 150 mil en Israel. Los últimos datos de la Oficina de Estadísticas Palestina, que el Centro Inter-Iglesias recoge, son de 2004 y señalan que ese año sólo vivían en Jerusalén 9 mil cristianos.