El papa Francisco obsequió su solideo blanco a un sacerdote misionero y a cuatro laicos de la parroquia Nuestra Señora del Rosario de Andacollo, del norte neuquino, para que sea preservado en el santuario diocesano de San Sebastián, ubicado en la localidad de Las Ovejas.
Lo indicó en un artículo la agencia de noticias AICA, precisando que «el Santo Padre sorprendió al presbítero Diego Canale, originario de la arquidiócesis de Buenos Aires y desde hace un año incardinado en la diócesis de Neuquén, a donde llegó recomendado por el entonces arzobispo cardenal Jorge Mario Bergoglio». Así, «el padre Canale se reencontró con el obispo que lo ordenó sacerdote y que lo guió en sus primeros años de ministerio, en una visita programada y para la cual quiso asistir acompañado por cuatro humildes de su comunidad».
El grupo de fieles llegó a Roma el sábado 28. Al día siguiente participaron de la celebración del Día del Papa, y el lunes 30, alrededor de las 16, encontraron al Santo Padre en su residencia, en la Casa Santa Marta.
El padre Canale llegó acompañado de cuatro “bautizadores”, es decir, laicos que administran el sacramento de la iniciación cristiana, una práctica que se ha vuelto habitual en la región debido a la escasez de sacerdotes. Esa misma escasez fue la que motivó al entonces cardenal Bergoglio a pedir a sus presbíteros que debido a esta situación de la Iglesia en Neuquén, consideraran colaborar en la región. El padre Diego Canale fue uno de los que respondió a la solicitud.
El presbítero Canale comentó que durante la hora que duró el encuentro, el papa Francisco “no se cansaba de recorrer con su mirada a cada uno de los bautizadores”.
“Hablamos de la evangelización en el norte neuquino, de la preocupación por los jóvenes y los que les roban la esperanza con la mentira de la droga. Además bendijo todas las fotografías que llevamos, recibió los regalos con enorme alegría y nos pidió que sigamos rezando por él”, señaló el sacerdote.