Imposición de las cenizas © Cathopic

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6 propuestas para vivir mejor el Miércoles de Ceniza

Comienza la preparación para la Pascua

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(zenit – 26 feb. 2020).- El 26 de febrero de 2020, la Iglesia celebra el Miércoles de Ceniza, dando comienzo al tiempo de Cuaresma y la preparación para la Pascua. Aquí ofrecemos seis propuestas útiles para todos los católicos.

1. Comienzo de la Cuaresma

Hoy comienza el tiempo de Cuaresma. Empieza con el Miércoles de Ceniza y dura 40 días, hasta el Jueves Santo (Hora Nona), el día 9 de abril de 2020. Esta Cuaresma es un camino para vivir la Pasión, muerte y Resurrección del Señor. Es el tiempo litúrgico del calendario cristiano destinado a la preparación espiritual de la fiesta de la Pascua.

La Iglesia propone para estos días acercarse al sacramento de la Reconciliación, rezar el Via Crucis y Via Matris. Es el tiempo de pedir perdón a Dios y de perdonar a quienes nos han ofendido.

2. Imposición de las cenizas

La imposición de las cenizas manifiesta y representa el arrepentimiento. El gesto de cubrirse con ceniza tiene el sentido de reconocer la propia fragilidad y mortalidad, que necesita ser redimida por la misericordia de Dios. La Iglesia lo ha conservado como signo de la actitud del corazón penitente que cada bautizado está llamado a asumir en el itinerario cuaresmal.

Puede recibir este sacramental cualquier persona, inclusive no católica. No es obligatorio recibir esta ceniza y no hay un tiempo determinado para mantenerla en la frente. La ceniza siempre será el signo más reconocido de la Cuaresma y viene de las palmas bendecidas en el Domingo de Ramos del año anterior, rociadas con agua bendita y aromatizadas con incienso.

3. La conversión

En el momento de la imposición de la ceniza se pronuncian unas palabras: “Recuerda que de polvo eres y en polvo te convertirás” y “Conviértete y cree en el Evangelio”, son un signo y unas palabras que expresan muy bien nuestra caducidad, nuestra conversión y aceptación del Evangelio.

Este tiempo está enmarcado en la conversión, en el cambio de vida, dejar atrás el pecado y enderezar nuestro camino. Lo más importante de la Cuaresma es que sea un tiempo que de verdad nos ayude a prepararnos mejor para vivir la Pascua. Por tanto debemos aprovechar este tiempo que nos recuerda que necesitamos permanentemente convertirnos al Señor, que es su gracia la que puede movernos y hacer que cambiemos.

4. Ayuno y abstinencia

El Miércoles de Ceniza, cuando se da comienzo a los 40 días de Cuaresma, es obligatorio el ayuno y abstinencia, como en el Viernes Santo, para los mayores de 18 años y menores de 60. Para el resto de las personas es algo opcional y voluntario. Cada Miércoles de Ceniza, la Iglesia, nos pide que ayunemos y nos abstengamos de comer carne.

En el ayuno y la abstinencia cuaresmales tenemos los católicos una oportunidad de ser coherentes y de dar testimonio de nuestra fe. Estas prácticas nos ayudan a mortificar el cuerpo para que crezca el espíritu e implicar hacer sólo una comida fuerte al día. El hambre es una realidad muy cercana a nosotros. Esta Cuaresma debemos buscar el medio de hacer llegar a los hambrientos el pan que nos quitamos de la boca.

5. Oración y recogimiento

La Cuaresma es un tiempo de oración y de recogimiento, un modo de escuchar la voz de Dios es la oración cotidiana del Rosario, oración eficaz que propone los misterios de la vida del Señor para nuestra meditación. La Iglesia hace un llamamiento a acercarnos más a Jesús, y de este modo estar también más cerca de nuestros hermanos.

Estamos constantemente invitados a rezar y a meditar sobre la Palabra de Dios. En esta época de “utilitarismo”, pasar un rato en silencio y meditación no es un tiempo perdido, al contrario, es un tiempo para saborear la presencia de Dios con la meditación de la Palabra, que nos llevará a profundizar en nuestra vida cristiana, y con esto nos introduciremos mayormente y de un modo más provechoso en la vida de Cristo. El recogimiento nos permite alejarnos de las distracciones de fuera y tener el corazón abierto a Dios.

6.Espíritu de austeridad

Asimismo, la Cuaresma es un periodo para vivir con mayor intensidad la austeridad cristiana. Austeridad es vivir con sencillez y sobriedad la vida diaria. No se trata de una austeridad vivida en la tristeza, sino una austeridad vivida por amor. Cuando se vive por amor se es feliz, porque la austeridad nos lleva a desprendernos de nosotros mismos para entregarnos a los demás.

Es una de las maneras de referirse a los sacrificios corporales que, históricamente, se han llevado a cabo como demostración de que Dios es nuestro centro y el soberano de todo lo que poseemos.

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ZENIT Staff

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