CIUDAD DE MEXICO, 8 oct (ZENIT.org).- Diócesis, parroquias, movimientos, organizaciones cristianas de 150 países se han unido al Rosario Mundial, que en este año del gran Jubileo ha sido dirigido por primera vez por Juan Pablo II desde la plaza de San Pedro del Vaticano en presencia de la imagen de la Virgen de Fátima.
En México, el acontecimiento tuvo un eco particular. En todas las diócesis del país, comunidades cristianas se unieron a la oración mariana dirigida por el Papa en Roma. Desde las 8 de la mañana, miles y miles de personas se dieron cita en el atrio de la Basílica de Guadalupe, donde se colocaron 20 mil sillas para permitir a los presentes seguir la conexión por satélite con la Ciudad Eterna.
Es la primera vez que sucede algo así, confiesa Guillermo Estévez, organizador internacional de este evento. La iniciativa comenzó en 1996, cuando un grupo de laicos mexicanos convocaron la realización del Rosario más grande del mundo, como un regalo para el Papa con motivo de sus 50 de ordenación sacerdotal. En esa ocasión, la sede fue la Plaza de Toros México. El evento estuvo encabezado por el cardenal Norberto Rivera Carrera, arzobispo de México, y a la celebración se unieron más de 20 países.
En este año, el cardenal Rivera Carrera, que se encuentra en Roma participando en el Jubileo de los Obispos, participó en el encuentro junto al Santo Padre. Ahora bien, envió vía satélite un mensaje a los mexicanos en favor de la vida, la unión familiar y la paz en el mundo.