«La Virgen también libera a cautivos de marginaciones modernas», lema de la Merced

El Año de la Merced llega este miércoles a su punto álgido

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BARCELONA , 23 septiembre 2003 (ZENIT.org-VERITAS).- Barcelona celebra mañana la festividad de Nuestra Señora de la Merced, tras numerosas iniciativas surgidas desde la inauguración del Año de la Merced, el pasado mes de enero, y celebradas con el objetivo de promover la devoción a la patrona de Barcelona y la solidaridad con los cautivos para luchar contra las marginaciones actuales.

La Eucaristía más solemne estará presidida por el arzobispo de Barcelona, el cardenal Ricard María Carles, y contará con la asistencia de destacadas autoridades como la infanta Cristina, el alcalde de la ciudad Joan Clos y el presidente de la Generalitat Jordi Pujol.

El obispado espera que miles de peregrinos se acerquen a lo largo del día al santuario de la Virgen en Barcelona para visitar a su Madre. Esta misma noche se celebrará en la basílica una vigilia de oración de dos horas, recogiendo una antigua tradición.

Y a partir del jueves, se celebrará el octavario, ocho días consecutivos de celebración de un acto en honor a María que incluirá reflexiones, la celebración de la Eucaristía y el rezo del rosario.

Entre las diversas celebraciones, destaca también la recuperación de la procesión de la imagen de Nuestra Señora de la Merced, desde la basílica hasta la catedral de Barcelona, que se hará realidad el próximo domingo, después de más de cincuenta años. <br>
La iniciativa de celebrar el Año de la Merced surgió en el obispado de Barcelona para conmemorar los ochocientos años de la primera redención de cautivos por parte de San Pedro Nolasco, fundador de la Orden de la Merced.

La celebración del Año de la Merced está sirviendo para mostrar la vigencia del espíritu mercedario, según el rector de la basílica de la Merced Salvador Cristau: «El trabajo de redención iniciado por San Pedro Nolasco continúa vigente en las marginaciones actuales: la soledad de muchas personas mayores, la indigencia, la enfermedad, las drogas, la pobreza, la falta de formación o quizás de afecto, los vicios…».

«Son estos cautivos cercanos a los que Dios también quiere liberar a través de la Virgen de la Merced y a través nuestro», ha explicado Cristau.

Y no sólo en Barcelona se mantiene el culto a esta advocación. Nuestra Señora de la Merced es patrona también de la ciudad argentina de Tucumán y de las naciones americanas de Perú y República Dominicana, donde comparte el honor con Nuestra Señora de la Altagracia.

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ZENIT Staff

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