Uganda: Misioneros en primera línea contra el virus de Ébola

En el hospital de Gulu, combonianos y voluntarios luchan contra la enfermedad

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KAMPALA, 19 oct (ZENIT.org).- El letal virus de Ébola ha vuelto a flagelar Uganda. Los soldados ugandeses que luchaban en el Congo han vuelto a casa portando la enfermedad y se ha difundido en la aldea de Gulu (a 360 kilómetros de Kampala). Son ya 40 las víctimas mortales y centenares los infectados.

En el hospital de Gulu, que dirigen los religiosos combonianos, el espectáculo es dramático: «Todas las víctimas vomitan sangre y presentan fiebre alta, dolores en las articulaciones y el pecho, y diarrea», explican los médicos en declaraciones a la agencia misionera «Misna».

En primera línea luchando contra la mortal y contagiosa enfermedad se encuentran los misioneros laicos y sacerdotes, en buena parte italianos. En la región de Gulu hay al menos cincuenta médicos, enfermeros y voluntarios de la Cooperación internacional italiana, empeñados en curar y combatir el virus. Junto a ellos trabajan decenas de misioneros, en su mayor parte combonianos, que tienen en la zona diversas misiones, y que les asisten en el hospital St. Mary Hospital de Lachor.

«La epidemia de virus de Ébola –confirma a la agencia «Misna» una fuente que por motivos de seguridad pide el anonimato– se ha difundido en el norte de Urganda a causa de algunos soldados que participaron en la guerra de invasión del Congo. Los primeros que pude ver con mis ojos eran militares de un grupo que acababa de regresar y que acampaba en Rwot Obilo, localidad que se encuentra cerca de Gulu».

«Las muchachas que se fueron con estos soldados han sido las primeras víctimas –continúa diciendo la fuente–. Tuve que acompañar a algunas al hospital de Lachor. Después fueron internadas sus familias y puedo afirmar que ha habido familias enteras que han quedado aniquiladas».

Los misioneros combonianos que dirigen el hospital de Lachor, como explica el director técnico del mismo, el padre Elio Croce en una carta abierta, han tardado más de una semana para convencer a las autoridades de que esta enfermedad es diferente de todas los demás y que los enfermos tenían que ser aislados. Al final, se han creado zonas especiales en el hospital, mientras que equipos de médicos, entre ellos el de la embajada italiana de Kampala llegaban a la zona.

Y lo que hace todavía más difícil las operaciones médicas de socorro es la amenaza de los «Rebeldes del Señor» («Lord´s Resistence Army»), movimiento guerrillero fundado por una secta cristiano-animista que aterroriza a la población. Muchos habitantes se refugian en el hospital porque «prefieren morir de Ébola antes que ser secuestrados por los rebeldes», escribe el padre Elio.

El virus se transmite de una persona muy enferma a una sana a través del contacto directo. Puede también contagiarse mediante el contacto sexual. La enfermedad aparece repentinamente y progresa con rapidez hacia la postración, la deshidratación y la muerte. Entre la aparición de los síntomas y la muerte o la mejoría transcurren aproximadamente 7 ó 10 días. La tasa de mortalidad oscila entre el 60 y el 88 %.

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ZENIT Staff

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