Juan Pablo II constata el progreso ecuménico entre católicos y luteranos

Y pide un impulso en la práctica de una espiritualidad de comunión

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CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 19 enero 2004 (ZENIT.org).- En el segundo día de la Semana de Oración para la Unidad de los Cristianos y cinco años después de la histórica firma de la Declaración Conjunta de la Doctrina de la Justificación, este lunes Juan Pablo II ha expresado su «agradecimiento por el progreso ecuménico realizado entre católicos y luteranos».

Así lo reconoció al recibir a los miembros de la Delegación Ecuménica de Finlandia, encabezada por el obispo luterano de Helsinki, Eero Huovinen, con ocasión de la fiesta de san Enrique, primer obispo y patrono de la Iglesia luterana en el país, donde actualmente los luteranos representan el 85,7% de una población de 5 millones de habitantes.

«En esta Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, deseo expresar mi gratitud por el progreso ecuménico realizado entre católicos y luteranos en los cinco años transcurridos desde la firma de la Declaración conjunta de la doctrina de la justificación», dijo el Papa en su mensaje a la delegación finlandesa.

El Santo Padre reconoció además como «un signo prometedor de este progreso en nuestro camino hacia la plena y visible unidad» el «establecimiento de un nuevo grupo de diálogo entre luteranos y católicos en Finlandia y Suecia».

La Declaración Común de la Iglesia Católica y la Federación Luterana Mundial sobre la doctrina de la justificación por la fe –firmada el 31 de octubre de 1999 en Augsburgo, Alemania– fue acogida por la Iglesia Católica como una etapa significativa «en la mutua comprensión y en el acercamiento de las partes en diálogo», mostrando «numerosos puntos de convergencia» «sobre una cuestión tan controvertida durante siglos».

Entonces se recalcó que «las verdades fundamentales de la salvación donada por Cristo y acogida en la fe, del primado de la gracia sobre toda iniciativa humana, del don del Espíritu Santo que nos hace capaces de vivir conforme a nuestra condición de hijos de Dios» «son aspectos esenciales del mensaje cristiano que deberían iluminar a los creyentes de todos los tiempos».

«Es mi esperanza –manifestó el Papa ante la delegación ecuménica de Finlandia– que luteranos y católicos practiquen cada vez más una espiritualidad de comunión basada en aquellos elemento de vida eclesial que ya comparten, y que refuercen sus relaciones en la oración y el testimonio del Evangelio de Jesucristo».

«El camino ecuménico avanza», afirmó ante los micrófonos de «Radio Vaticano» el cardenal Walter Kasper, presidente del Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos.

El proceso presenta «problemas» y «dificultades»: «no somos ingenuamente optimistas, pero tenemos la promesa del Espíritu Santo, y en la fuerza del Espíritu Santo avanzamos, sobre todo con nuestros hermanos y hermanas de Escandinavia, que tenemos muy próximos», añadió recalcando estas «óptimas relaciones» y su alegría porque cada año acudan a Roma a celebrar la fiesta de San Enrique.

En una celebración ecuménica en la que también participó la delegación de Finlandia, el purpurado abrió el domingo el Octavario de oración en la Iglesia de Santa Brígida de Roma.

Del 18 al 25 de febrero, en todo el mundo, cristianos de las diferentes confesiones y tradiciones se reúnen para rezar por el refuerzo del «compromiso común por su plena unidad».

El propio cardenal Kasper clausurará la Semana el próximo domingo, en la Basílica de San Pablo Extramuros, con una solemne liturgia en la que participarán delegaciones de las diferentes confesiones cristianas.

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ZENIT Staff

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