CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 7 marzo 2004 (ZENIT.org).- Es necesario que los católicos superen el prejuicio por el que todos los empresarios son «enemigos»; por el contrario, según la doctrina social, tienen una función decisiva para el bien común, constata el presidente del Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz.
Con este mensaje el cardenal Renato R. Martino clausuró la conferencia Internacional de empresarios cristianos celebrada entre el viernes y el sábado con el lema «El empresario, responsabilidad social y globalización», por iniciativa de ese Consejo Pontificio y de la Unión Internacional de Empresarios Cristianos (UNIAPAC).
La Iglesia, subrayó, tiene «una consideración positiva del mercado y del beneficio», pero condena «la idolatría del mercado y del beneficio, como antirreligiosa, inhumana y socialmente insostenible».
Dirigiéndose a unos ochenta exponentes de la empresa mundial, provenientes de veintisiete países y cinco continentes, el purpurado italiano subrayó que «invertir en ética es uno de los mejores modos para afirmar la racionalidad de la economía y de la empresa».
«La amoralidad, o peor todavía, la inmoralidad en los negocios no hace más grandes a las empresas, sino más pequeñas y frágiles, como demuestran los escándalos y fracasos que están ante los ojos de todos», subrayó.
«Valores morales como la responsabilidad social, la solidaridad, la justicia, el sentido del bien común, la atención por el ambiente, el respeto de los derechos humanos, la valorización del capital humano –precisó el cardenal– no son enemigos de la actividad económica y empresarial, sino sus aliados más fieles, aunque ciertamente muy exigentes».
El presidente del Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz constató que en el congreso se ha visto cómo «el espíritu emprendedor, la función de la empresa y del empresario deben gozar de mayor consideración por el papel que desempeñan a favor del bien común y del desarrollo social».
«Hay que superar definitivamente la actitud ante el mundo empresario todavía muy difundida e hija de antiguos prejuicios ideológicos, que lo considera como “enemigo” al que hay que mirar con sospecha», afirma el cardenal Martino.
Según indicó, para la doctrina social de la Iglesia, la función del empresario y de la empresa «constituye un reflejo de la acción creadora del mismo Dios».
«Espero que nuestra conferencia haya servido constatar el final de un largo período de incomprensiones y equívocos entre las Iglesias y el mundo de la empresa», añadió el cardenal.
El cardenal Martino anunció que la esperada publicación del «Compendio de Doctrina Social», del que el Consejo que preside es redactor, tendrá lugar en mayo.
Asimismo, el Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz publicará en junio un informe sobre la pobreza en tiempos de globalización.