El rector con un grupo de jóvenes en la JMJ de Panamá © Facebook Federico Albacth

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Mons. Felipe Arizmendi: «Los jóvenes son futuro y presente»

Compromisos pastorales

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+ Felipe Arizmendi Esquivel

Obispo Emérito de San Cristóbal de Las Casas

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Siendo joven sacerdote, me resistía a trabajar pastoralmente con jóvenes, porque aducía que son irresponsables, impuntuales, inestables, superficiales y en poco tiempo cambian de lugar y de profesión. Sin embargo, Dios me concedió la gracia de implicarme en el movimiento de Jornadas de Vida Cristiana, y esos jóvenes me ayudaron a vivir con una nueva dimensión mi sacerdocio, más juvenil, más humano y esperanzador. Varios de ellos ahora son excelentes esposos y padres de familia, buenos profesionales, líderes en sus ambientes y colaboran en la pastoral parroquial.

Cuando, en mi diócesis de origen, se me confió ser promotor vocacional, organicé un retiro para jóvenes líderes, con el fin de reflexionar sobre la vocación política del laico. A raíz de ello, uno que pensaba irse al Seminario y ser sacerdote, decidió dedicarse a la política. Ha ocupado puestos importantes, como gobernador del Estado, diputado local y federal, senador de la República y Presidente nacional de su partido. Dice que es muy difícil cambiar el ambiente y las prácticas políticas, pero se ha esforzado por ir contra corriente y procurar un cambio en su partido.

En mi diócesis anterior, organizamos, con un equipo de jóvenes de las diferentes parroquias de la ciudad episcopal, lo que ellos llamaron Desiertos Juveniles, con este objetivo: Encontrar en Cristo el sentido de la vida, para ser sus discípulos y misioneros en la transformación del mundo. De acuerdo con ellos, se exponían estos temas: ¿Quién soy yo? El amor del Padre. El pecado. ¿Quién es Jesucristo? Dónde encontrar a Jesucristo: a) En la Sagrada Escritura. b) En los sacramentos del Bautismo, Confirmación y Penitencia. c) En la Eucaristía. d) En el prójimo, en la familia. e) En los pobres. f) En la oración. g) En la Iglesia. ¿Qué implica ser discípulos de Jesús? Fe y compromiso social. Diferentes vocaciones en la Iglesia. Tentaciones del mundo actual para los jóvenes. Medios de perseverancia para ser luz del mundo. Todos estos temas ellos los desarrollaban, con su típica creatividad y dinámica; sólo me pedían que yo presentara el que ellos consideraban más complicado: Fe y compromiso social.  Varios de ellos alentaron la pastoral juvenil en sus parroquias, dieron testimonio de su fe en la universidad, y ahora son buenos padres de familia, profesionales y laicos que se esfuerzan por servir a la comunidad. Vale la pena implicarse con ellos.

PENSAR

El episcopado mexicano, en el Proyecto Global de Pastoral 2031+2033, dice al respecto: “El Papa Francisco en su venida a nuestro país nos recordó la gran riqueza que tenemos en nuestros jóvenes, México tiene un rostro joven, esto señala la vitalidad, la alegría, la esperanza, la fortaleza y la energía de un pueblo. Reconocemos que son muchos los desafíos que nos quedan por delante con ellos y las trampas que se tienden a su paso, impidiendo que esta gran riqueza se transforme en una verdadera esperanza. Condiciones que son  necesarias para el desarrollo de los adolescentes y jóvenes, han ido quedando atrás y deben ser fortalecidas, tales como: el acompañamiento de nosotros sus pastores, familias integradas que impriman verdaderos valores en su corazón; una educación con calidad que, no sólo capacite para trabajos mejor remunerados, sino que puedan hacerlos crecer y madurar como personas; trabajos dignos y suficientemente retribuidos que quiten la angustia del mañana; espacios de esparcimiento y creatividad que fortalezcan su espíritu juvenil. Lamentamos profundamente la desaparición y muerte de miles de jóvenes en los últimos tiempos, los feminicidios, verdaderos ríos de sangre nueva que han corrido por nuestros pueblos y ciudades; la situación de muchos de ellos envueltos en la violencia, el narcotráfico, la trata de personas, la falta de oportunidades, el desempleo, la migración y el descarte. Un país sin adolescentes y jóvenes sanos, humana y socialmente, es un país sin futuro “ (No. 51).

Por ello, asumimos la opción por una Iglesia que comparte con los adolescentes y jóvenes, la tarea de hacer un país lleno de esperanza, alegría y vida plena”. “Los Obispos reconocemos que, en los adolescentes y jóvenes, nuestro país y la Iglesia de México, tienen una gran riqueza y una gran esperanza. Valoramos la importancia de su presencia y la fuerza de su entusiasmo en estos momentos históricos de la humanidad y de nuestro país. Queremos expresar nuestro compromiso con cercanía, confianza y diálogo mutuo, para reconocerlos como protagonistas de una transformación social y sujetos de una nueva etapa en la evangelización en nuestras comunidades juveniles, desde un proyecto de vida, orientado hacia su propia santidad. Sabemos que muchos jóvenes de México expresan su respeto por los valores evangélicos y un gran deseo de conocer más profundamente a Cristo; que aprecian el acompañamiento cercano de sus pastores y que participan con alegría y un gran entusiasmo, pidiendo ser tomados en cuenta con responsabilidades dentro de la Iglesia” (No. 188).

ACTUAR

Transcribo los compromisos pastorales que los obispos hicimos y en los que deseamos implicar a los demás agentes pastorales:

  1. Promover iniciativas de educación y desarrollo humano integral de los adolescentes y jóvenes en nuestras parroquias, en espacios donde se sientan atendidos y acompañados, con el esfuerzo y la participación de los mismos jóvenes y de las familias. 
  2. Instrumentar iniciativas pastorales para acercarnos a los adolescentes y jóvenes en sus diversas realidades y ambientes: campesino, indígena, estudiantil, obrero, migrante, urbano y como jóvenes adultos, con una disposición a la escucha y al diálogo, ayudando a fortalecer su proyecto de vida. 
  3. Acompañar y promover encuentros con Jesucristo Vivo, desde un proyecto de pastoral de adolescentes y jóvenes con sentido kerigmático, acorde a los lenguajes, signos y ritmos de nuestro tiempo, que desemboque en una cultura vocacional. 
  4. Favorecer iniciativas de evangelización y trabajo misionero de los jóvenes hacia los mismos jóvenes, utilizando las nuevas tecnologías y su original creatividad para generar redes en el anuncio del Evangelio y descubrir el sentido de su vida y su misión en la sociedad y la Iglesia. 
  5. Realizar proyectos pastorales encaminados a acompañar y ayudar a los jóvenes en riesgo de: violencia, narcotráfico, prostitución, trata de personas, etc., con ambientes más sanos que les ayude a desarrollar su espíritu juvenil.
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Felipe Arizmendi Esquivel

Nació en Chiltepec el 1 de mayo de 1940. Estudió Humanidades y Filosofía en el Seminario de Toluca, de 1952 a 1959. Cursó la Teología en la Universidad Pontificia de Salamanca, España, de 1959 a 1963, obteniendo la licenciatura en Teología Dogmática. Por su cuenta, se especializó en Liturgia. Fue ordenado sacerdote el 25 de agosto de 1963 en Toluca. Sirvió como Vicario Parroquial en tres parroquias por tres años y medio y fue párroco de una comunidad indígena otomí, de 1967 a 1970. Fue Director Espiritual del Seminario de Toluca por diez años, y Rector del mismo de 1981 a 1991. El 7 de marzo de 1991, fue ordenado obispo de la diócesis de Tapachula, donde estuvo hasta el 30 de abril del año 2000. El 1 de mayo del 2000, inició su ministerio episcopal como XLVI obispo de la diócesis de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, una de las diócesis más antiguas de México, erigida en 1539; allí sirvió por casi 18 años. Ha ocupado diversos cargos en la Conferencia del Episcopado Mexicano y en el CELAM. El 3 de noviembre de 2017, el Papa Francisco le aceptó, por edad, su renuncia al servicio episcopal en esta diócesis, que entregó a su sucesor el 3 de enero de 2018. Desde entonces, reside en la ciudad de Toluca. Desde 1979, escribe artículos de actualidad en varios medios religiosos y civiles. Es autor de varias publicaciones.

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