CIUDAD DEL VATICANO, martes, 8 febrero 2005 (ZENIT.org).- El testimonio sufriente de Juan Pablo II constituye un mensaje aún más elocuente que el de las encíclicas, considera Jean Vanier, de 77 años, fundador de la Comunidad de El Arca para la acogida y convivencia con discapacitados.
Hijo del gobernador general de Canadá, Vanier renunció a los 35 años a una brillante carrera para dedicar su vida a los discapacitados tanto en el cuerpo como en la mente.
También fundador del movimiento Fe y Luz, ha buscado con su vida irradiar el mensaje cristiano que hace del sufrimiento lugar de amor y salvación.
Por lo que se refiere a una posible renuncia del Papa, Vanier ha explicado a «Radio Vaticano» este martes: «Juan Pablo II es el Papa y corresponde decidir al Papa. Cuando se le preguntó que opinaba sobre la posibilidad de renunciar, respondió: ¿quiso Jesús bajar de la Cruz?».
«El Papa es un hombre que sufre: sufre físicamente pero creo que sufre tremendamente también en su corazón. Y, al mismo tiempo, en él hay algo de extraordinariamente luminoso y límpido. El Papa es el signo de lo que es el cristiano».
«Hoy, la humanidad se encuentra en una condición de particular pobreza –constata Vanier–. Los cristianos con frecuencia están en condiciones de pobreza. A cada uno de nosotros Jesús nos pide que ante todo ese sufrimiento que existe en el mundo creamos que Él está presente y nos invita a tener confianza en Él, y a crecer en su confianza».
«Hoy el Papa, más que con cualquier encíclica, o con cualquier otro escrito, es signo de santidad con su presencia. Hoy el mundo no tiene necesidad de grandes «atletas de Dios», tiene necesidad de hombres y mujeres, como Juan Pablo II, que acepten el misterio de lo que viven».
«San Pablo dice: mi fuerza se manifiesta en mi debilidad. Es precisamente esto lo que hoy vive el Papa», concluye el fundador de El Arca.
