PARIS, 31 enero 2001 (ZENIT.org).- Francia se prepara a aprobar una ley que prevé el delito de «manipulación mental» para afrontar el así llamado problema de las «sectas».
Se trata de un problema, que algunos querrían incluir en el Código Penal como delito de «control mental», que crea grandes dificultades a los legisladores europeos. Es difícil incluso encontrar un término que ponga de acuerdo a todos. Algunos expertos consideran que el término secta debería ser sustituido por «grupo destructivo». Cada país ha tenido que afrontar el fenómeno en manera diversa, según la gravedad del problema.
La Iglesia católica en Francia ha expresado sus reparos a la nueva norma porque ve en ella un peligro potencial que, en manos de quienes deben hacer justicia, podría ser usada no sólo contra las llamadas «sectas» sino para reprimir la libertad de pensamiento y de creencia religiosa.
Según monseñor Jean Vernette (NO ES OBISPO), secretario del servicio pastoral de la Iglesia en Francia que se ocupa del fenómeno de las sectas y las nuevas creencias, las leyes francesas actuales bastan para hacer frente a la manipulación de estos grupos. En cambio, propone que se cree una auténtica colaboración entre las asociaciones de las víctimas, las autoridades políticas y judiciales, psicólogos y sociólogos, religiones y grupos de reflexión.
Si se aprueba la nueva ley en Francia se dará oídos a una antigua reivindicación de las asociaciones de padres, sobre todo alemanes y españoles, afectados por estos grupos destructivos. También son favorables a la medida las asociaciones «de desprogramación», equipos de psicólogos, educadores y expertos, que ayudan a la persona a recuperar su identidad, borrada por la manipulación ejercida sobre ella.
Lo difícil para los legisladores es demostrar el delito. Se requeriría un informe psicológico o psiquiátrico previo y uno posterior para establecer los daños causados por la llamada «secta». Pero ¿qué persona puede prever que un día ella será atrapada por uno de estos grupos y que, por tanto, necesita hacerse un examen médico sobre su salud mental?
Monseñor Vernette ha presentado sus propuestas en un documento que pone en guardia sobre las sectas y aporta un pensamiento y una acción pastoral concreta. Conoce bien la acción de los Moon, Krishna, Niños de Dios, Iglesia de la Cienciología, etc. desde que, en 1968, comenzó a estudiarlos cuando era responsable nacional del catecumenado de adultos. Hoy, en dos tercios de las diócesis francesas, hay un delegado del servicio de «Pastoral, sectas y nuevas creencias», que él dirige.
El experto eclesial expresa sus temores sobre la nueva ley en declaraciones concedidas al diario «Avvenire» de hoy: «Hace tan sólo unos días –dice–, los representantes de las grandes religiones han sido invitados por fin por los parlamentarios a expresar su opinión sobre las sectas. Entonces manifesté mis dudas sobre el texto de la ley que puede prestarse a muchos equívocos. Ciertas prácticas en uso en la Iglesia católica podrían acabar por ser asimiladas como formas de manipulación. Pienso en los votos religiosos, en prácticas ascéticas como el ayuno, la vela nocturna en los monasterios…».
Ciertamente en su documento, el sacerdote francés reconoce el peligro sectario incluso dentro de la propia Iglesia católica. «Como en todo grupo de personas, también en la Iglesia se pueden dar casos de este tipo –explica monseñor Vernette–. Para evitarlos y reconocerlos está el Código de Derecho Canónico. Se podrían verificar, como hipótesis digo, en un monasterio donde el abad influyera de modo indebido en el «fuero interno» de los nuevos novicios. Ciertas deformaciones se producen más fácilmente en las comunidades cerradas».
A nivel europeo, Vernette considera que algunas naciones están más expuestas a este peligro. «Los países del Este –opina– que hace ocho o nueve años se han liberado de los regímenes comunistas, se han encontrado con un gran vacío espiritual del que se han aprovechado grupos religiosos de todo tipo venidos de Oriente y de Estados Unidos. Por esto se han organizado recientemente dos conferencias internacionales en Viena, la última hace dos años, justamente sobre el problema de las sectas en los países del Este».
Ahora bien, concluye, si bien «las derivaciones sectarias pueden aparecer en cualquier grupo, son una deformación del funcionamiento de la colectividad y no tienen nada que ver con la fe. Se trata de dinámica de grupo y no de teología».