(zenit – 9 dic. 2020).- Dos centros de salud para desplazados se crearán gracias a la donación del Papa Francisco a la diócesis de Pemba, capital de la provincia de Cabo Delgado, en el norte de Mozambique, informa la agencia misionera Fides en una nota.
Se trata de una zona del país devastada en 2017 por una insurrección liderada por un grupo que se declaró afiliado al Estado Islámico, provocando la muerte de más de 2.300 personas y el desplazamiento de al menos 600.000 habitantes.
“Son dos centros de salud, uno en Chiúre, el distrito más poblado de Cabo Delgado, y el otro en Montepuez, en el suroeste de la provincia, lejos de los ataques rebeldes y uno de los lugares seguros que suelen tratar de alcanzar los desplazados internos en su fuga”, describe Mons. Luiz Fernando Lisboa, obispo de Pemba.
De acuerdo a la misma fuente, para las familias que huyen de la guerra, la mitad de los cuales son niños, la atención médica es una de las principales necesidades después de haberlo perdido todo, debido al hambre y las largas jornadas de fuga en la selva. Dentro de dos o tres meses, se espera que los dos centros comiencen a atender a los desplazados.
La ayuda del Papa
“En un gesto de caridad pastoral, el Papa Francisco nos ofreció 100 mil euros para ayudar a los desplazados”, destacó el obispo de Pemba. Al mismo tiempo, precisó que la decisión de construir los dos centros de salud se tomó tras consultar a los encargados de la asistencia a los desplazados.
El prelado destaca la importancia la intervención del Santo Padre, que ha permitido mantener la atención internacional sobre la provincia de Mozambique también de cara al futuro.
“Si la guerra acabara hoy, aún serían necesarios varios años para reconstruir el tejido social de la provincia”, indica Mons. Lisboa.
“Después de que el Papa empezase a hablar de Cabo Delgado hubo una mayor atención de muchos grupos, organizaciones e incluso de diferentes países. Creo que su fuerte figura ha contribuido a que esta crisis no solo sea nuestra, de los habitantes de Cabo Delgado, sino una crisis de la que todo el mundo debe ser responsable”, concluye el pastor en sus declaraciones a Fides.