El Papa Francisco ha reconocido las «virtudes heroicas», primer paso hacia la santidad, del jesuita catalán Jacint Alegre Pujals, que impulsó el Cottolengo del padre Alegre, una institución religiosa que atiende a enfermos terminales que, por su situación de pobreza, no pueden ser atendidos en otros centros.
El anuncio se ha producido tras el encuentro del Papa con el cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos el pasado sábado 10 de mayo. De este modo, a partir de ahora el padre Jacinto Alegre recibe el título de «venerable» y da un paso más hacia la beatificación.
El padre Alegre nació en Terrassa el 24 de diciembre de 1874 y murió en Barcelona el 10 de diciembre de 1930. Ingresó en la Compañía de Jesús en 1892 y recibió la ordenación sacerdotal en 1907. Fue educador de jóvenes y también se ocupó de la catequesis para los obreros. En la biografía presentada en la página web de la Congregación, señalan que probablemente la actividad que marcó la obra que se fundó bajo su inspiración fue la de visitador de hospitales, donde se ocupó especialmente de los enfermos más pobres y necesitados, aquellos a quienes nadie visitaba. Era un hombre caritativo, que estaba dispuesto a hacer cualquier sacrificio en favor de los demás.
Su preocupación y preferencia por los pobres y enfermos, se manifestó de una forma más intensa en los últimos años de su vida. Realizó varias peregrinaciones a Lourdes acompañando enfermos. Entre 1925 y 1930 su nombre ya era muy conocido y a él acudían muchas personas. De este interés por los más abandonados y necesitados surgió la idea de fundar un hospital o institución especial para ellos. El resultado de esta iniciativa fue el Cottolengo del Padre Alegre.
Pero él no vio fundada esta obra antes de morir. El jesuita Alegre había conocido el hospital de Turín fundado en 1828 por San José Benito Cottolengo, la «Piccola Casa della Divina Providenza», y quería iniciar una obra similar en Barcelona. Por ello expresó este deseo pocas horas antes de morir. En julio de 1932 se inauguró en Barcelona una obra benéfica que se convertiría en un incipiente Cottolengo. Y en 1939 nace la Congregación religiosa de Hermanas Servidoras de Jesús del Cottolengo del Padre Alegre, que viven su vocación de entrega a los pobres y enfermos más necesitados, confiando en la Divina Providencia.
El Cottolengo del Padre Alegre, explica la página web, «acoge enfermos pobres e incurables que no tienen cabida en otros hospitales. Se les atiende con asistencia sanitaria, terapia ocupacional, formación cultural y religiosa, así como actividades de recreación. Religiosas, enfermos y colaboradores forman así una familia que vive confiada al amor de Dios». El Cottolengo y todas sus obras están confiadas a la Divina Providencia y por eso «no se aceptan capitales permanentes ni subvenciones, sino que se vive de donativos eventuales». De este modo, la institución recibe todo tipo de ayudas económicas, ropa, alimentos, libros y así consiguena desarrollar su tarea. Actualmente la institución cuenta con casas en 9 ciudades del mundo.