En 1990, el beato Juan Pablo II publicó la carta encíclica Redemptoris Missio, sobre la permanente validez del mandato misionero de Cristo. En su introducción, el Papa invita a los católicos a no conformarse con la situación actual: «La misión de Cristo Redentor, confiada a la Iglesia, está aún lejos de cumplirse. A finales del segundo milenio después de su venida, una mirada global a la humanidad demuestra que esta misión se halla todavía en los comienzos y que debemos comprometernos con todas nuestras energías en su servicio. Es el Espíritu Santo quien impulsa a anunciar las grandes obras de Dios: «Predicar el Evangelio no es para mí ningún motivo de gloria; es más bien un deber que me incumbe: Y ¡ay de mí si no predicara el Evangelio!» (1 Cor 9, 16).
El Espíritu Santo ha suscitado diversas iniciativas para llevar a cabo esta obra de la Nueva Evangelización. Una de ellas es Juventud y Familia Misionera, dirigido por el Movimiento Regnum Christi que en este año cumple 20 años de vida. Con este motivo hemos querido entrevistar a Cristina Danel, consagrada del Regnum Christi y actual directora de este apostolado para que nos comparta su experiencia.
¿Cómo surge este apostolado? ¿Cuál es la aportación de Juventud y Familia Misionera a la Nueva Evangelización?
–Cristina Danel: Como bien nos ha recordado el documento de Aparecida, el cristiano es por naturaleza discípulo y misionero. A finales de los años 80 los miembros del Regnum Christi, alumnos de la red de colegios y universidades del Regnum Christi y de la Legión de Cristo en México comenzaron a participar de manera espontánea en misiones de evangelización para hacer frente el rápido avance de las sectas que en pocos años pasaron del 1% al 13% de la población. La experiencia transformante de las misiones fue entusiasmando a más grupos, que incluso vinieron del extranjero (especialmente España, Italia y Alemania) y fue motivando a una mejor organización y formación. Esto era una novedad. No era algo usual que los laicos hicieran este tipo de experiencias apostólicas.
Al inicio tuvimos que enfrentar diversos retos, como era que nadie nos conocía, que no teníamos una estructura ni recursos económicos para organizar las misiones, que nos faltaba capacitación y formación. Pero, Dios nuestro Señor, que es y ha sido el protagonista de todo, fue ayudándonos y saliendo al paso.
Desde un inicio, el mensaje y testimonio del Beato Juan Pablo II, nos animó a trabajar por la Nueva Evangelización y a salir al encuentro de nuestros hermanos para darles a conocer el amor misericordioso de Dios. Las palabras del Santo Padre, pronunciadas en la JMJ de Denver en 1993, resonaban en nuestros corazones y nos invitaban a perder el miedo y a ir por todas partes predicando el Evangelio.
En 1993 se consolida propiamente el apostolado Juventud Misionera. En la primera Megamisión participaron alrededor de 1000 personas. Ese año era providencialmente el Año de la Familia, y 20 familias se animaron a misionar. Por eso después el apostolado pasó a llamarse Juventud y Familia Misionera, suscitando cada año esa sed de transmitir a Cristo y colaborando con la Iglesia local en sus necesidades.
Actualmente, este apostolado se ha replicado en diversos países y cada año ustedes congregan miles de misioneros durante la Semana Santa. Tenemos entendido que el año pasado solamente en México 18.000 personas participaron en las misiones de evangelización ¿Nos podrías decir cuál es la razón de ese crecimiento?
–Cristina Danel: Sinceramente, no hay explicación lógica. Y lo digo abiertamente: es un milagro de Dios. No tiene explicación que en estos 20 años miles de jóvenes y familias dejen sus planes y sus vacaciones para irse de misiones a predicar la Buena Nueva, en medio de incomodidades, a pueblitos perdidos, a veces con lenguas o dialectos diversos. Lo que tenemos entre manos es un tesoro; un don de Dios para el mundo de hoy. El hombre de hoy, se dé cuenta de ello o no, tiene sed de Dios. Y quienes han participado en las misiones han podido saciar un poco de esa sed. En las misiones uno se encuentra con Cristo, experimenta su infinito amor, descubre su bondad y su belleza. Nuestro ritmo de vida, tan acelerado y vertiginoso, que nos centra más en el hacer y el tener, nos hace olvidar esta sed de Dios. Y las misiones nos recuerdan lo esencial: que hemos sido creados por Dios por amor y para amarle a él y a los demás. Puedes preguntarle a quienes han participado en las misiones y verás que para muchos hay un antes y un después de las misiones. Las misiones marcan la vida. Las misiones son una experiencia que cala hondo en el corazón y en el alma.
No es fácil invitar a alguien de misiones. Resulta difícil expresar con palabras lo que se vive en una misión. Para nosotros ha sido todo un reto encontrar una manera creativa para promover las misiones. Hace algunos años, elaboramos una campaña de promoción que se ha convertido casi en nuestro lema: “¡Haz el viaje de tu vida!”. Aquel año, repartíamos “pases de abordar” con la invitación a hacer la aventura de las misiones. Este mensaje tuvo un impacto positivo en los jóvenes. Gracias a Dios, las redes sociales han sido otro canal de promoción eficaz a través del cual hemos podido difundir las misiones e invitar de modo atractivo a los jóvenes y familias.
¿Y qué actividades están preparadas para este aniversario?
–Cristina Danel: Hemos hecho algo muy sencillo: se lanzó el App de Juventud y Familia Misionera <https://www.facebook.com/photo.php?fbid=472630026135776&set=pb.118336294898486.-2207520000.1360946382&type=3&theater> para móviles. Es gratuita y con esto se ofrece un rápido acceso a los materiales de preparación, desarrollo y seguimiento de las misiones. Está a disposición de quien lo necesite.
También no hemos de olvidar que nos encontramos en el Año de la Fe,y nos hemos querido sumar a la promoción de este evento. Las misiones son un medio extraordinario para buscar la conversión al Señor, tanto para los misioneros como para los misionados. Nos hemos comprometido a seguir concretamente algunos de los principios dados por el Santo Padre al inicio de este Año de la Fe: Evangelizar especialmente mediante el testimonio personal, pues el mundo necesita testigos creíbles del amor de Dios; Comprometernos sólidamente en la Nueva Evangelización; Redescubrir los contenidos de la fe en el Catecismo. Esto nos motiva a salir a predicar con el Evangelio en la mano.
No está demás informar que siguen las inscripciones abiertas para participar en las Megamisiones de Semana Santa y diversas misiones organizadas durante el año. Todos están cordialmente invitados. Pueden encontrar las fechas e informaciones pertinentes en nuestra página web: http://www.demisiones.com/
¿Qué lecciones has aprendido en estos años de tu trabajo en Juventud Misionera?
–Cristina Danel: Tuve la gracia de participar en las misiones desde 1995, antes de consagrar mi vida a Dios. Desde entonces, no he dejado de participar en las misiones. En las misiones tuve mi propia conversión y creo que estas fueron clave en el descubrimiento de mi propia vocación. Yo no sería quien soy sin las misiones. También he podido constatar el compromiso de Dios que ha buscado sacar adelante esta iniciativa suya: este apostolado es un milagro suyo. Cada año me emociono enormemente en las misas de clausura de las misiones; es conmovedor ver el rostro y la mirada tan llena de Dios de miles de misioneros y no puedo dejar de agradecer a Dios por este milagro. He aprendido de la fe sencilla de
las personas de los pueblos misionados. He visto milagros cuando uno se presta a Dios: vocaciones sacerdotales salvadas, personas que vivían en un sinsentido y que, misionando o recibiendo a los misioneros, se han convertido. Los misioneros no son grandes teólogos, también están en camino, y sin embargo, prestándose generosamente a Cristo, Él hace milagros en ellos y a través de ellos.
Tenemos mucho por hacer todavía. Es fuerte darte cuenta que, a pesar de todo lo que hacemos hemos llegado al 5% de las parroquias de México. Te sientes impotente al ver que hay parroquias donde hay un sacerdote para diez mil feligreses. Faltan personas que puedan llevar el mensaje de Cristo. Basta una respuesta sencilla y generosa y de los demás Él se encarga. Todos están cordialmente invitados a hacer el viaje de su vida. No se arrepentirán.