El fin de semana pasado se celebró la Jornada Mundial de la Vida Consagrada, creada por Juan Pablo II, en 1997, para dar gracias y orar por tantos hombres y mujeres consagrados a propagar el bien en la Iglesia católica. De ellos, los misioneros y los mártires, han destacado en la historia por permanecer en las fronteras de la fe, arriesgando en muchas ocasiones la vida.
En España hay 45.100 religiosos y religiosas, con una media de edad de 63 años. Unos 400 jóvenes iniciaron este camino vocacional en 2013, en alguna de las más de seis mil comunidades y congregaciones del país.
El pasado 28 de enero, el director Óscar Parra de Carrizosa, y los dos actores más jóvenes de la película Bajo un Manto de Estrellas, Víctor Octavio y Álvaro Palomo, hicieron entrega al portavoz vaticano de la primera copia de la película como regalo al papa Francisco. El acto tuvo lugar en el Seminario Conciliar San Ildefonso de Toledo, donde el padre Lombardi se desplazó para ofrecer sus «Reflexiones y experiencias sobre la comunicación de tres Papas», con motivo de la fiesta de Santo Tomás de Aquino, y recoger el galardón otorgado por la Radiotelevisión Diocesana, en su veinte aniversario.
Bajo el Manto de la Madre
El 14 de febrero, Día de los Enamorados, se estrenará en Madrid este filme Bajo un Manto de Estrellas, basado en el increíble testimonio de entereza, coraje, humanidad, y serenidad que mostraron un grupo de dominicos que dieron la vida por la fe en la histórica ciudad manchega de Almagro, Ciudad Real, en 1936. Unos fueron asesinados allí y otros en Paracuellos de Jarama, Madrid. Enamorados del Amor supremo.
El guión fue revisado por el dominico, escritor y periodista José Antonio Martínez Puche, hoy misionero en Costa de Marfil. Martínez Puche ha declarado a ZENIT que le han solicitado su colaboración también en el rodaje y estará presente en el estreno de la película en Madrid. Así mismo, el misionero y periodista ha escrito un libro de próxima aparición, editado por Edibesa, basado en el guión del filme, añadiendo detalles interesantes culturales e históricos de la presencia centenaria de los dominicos en Almagro.
La película, con guión de Oscar Parra y Gema G. Regal, Se rodó casi íntegramente a la sombra de los muros del convento de los Padres Dominicos de Almagro, y junto a las reliquias de los mártires que descansan en la iglesia conventual.
El venerable conjunto conventual del Campo de Calatrava, antaño de largo protagonismo en las tensiones entre la monarquía y las órdenes militares, así como en la obra de la reconquista, comprendía en 1936 la casa de estudios mayores, el noviciado y la escuela apostólica de humanidades, dedicada a los niños que daban sus primeros pasos en la vocación dominicana.
Un total de cien habitantes tenía el conjunto en el curso escolar, pero debido a las vacaciones estivales, a mediados de julio de 1936, sólo quedaban allí unos cincuenta.
Fueron los protagonistas de los trágicos sucesos de esos días. Al principio del estallido revolucionario, sobre todo comunista y anarcolibertario, llegaban a los lugares habitados por los religiosos visitas molestas e investigaciones insidiosas. Pero, cuando los frailes presenciaron el incendio de la cercana parroquia de la Madre de Dios, ya no les cupo duda de que estaban en el punto de mira.
Los dominicos de Almagro fueron confinados en una casa-prisión, requisada nada más comenzar la guerra de 1936-39. A unos les obligaron a tomar un tren con falso salvoconducto y, en la estación de Miguelturra, a un kilómetro de la capital de la provincia, les hicieron descender para fusilarlos sobre las vías; pocos días después, sucedió lo mismo con otro grupo.
Detenidos en Manzanares, otros frailes fueron cruelmente torturados y fusilados en las tapias del cementerio local. A catorce de los que quedaban en la cárcel, les conminaron a salir andando de la prisión, para fusilarlos a dos kilómetros del pueblo; y a los menores de veinte años los enviaron a Madrid, donde también fueron asesinados, más tarde, en el triste suceso de Paracuellos del Jarama. Sus historias quedaron grabadas en las mejores páginas de la historia de la Iglesia en España, y pronto se podrán conocer en este filme emocionante del director de origen manchego.
Cuatro de ellos ya han sido reconocidos como beatos por la Iglesia católica, y otros veinte fueron beatificados en la ceremonia celebrada en Tarragona, España, el 13 de octubre de 2013.
Este drama español dura 91 minutos. La fotografía es de Diego Silva Acevedo; el sonido de Josean García y la música de Raúl Grillo. Ha sido producido por Mytical Films/Silsa 3D Studios y lo distribuye Proyecfilm.
Los consultores histórico-religiosos han sido los padres Jorge López Teulón y el citado José Antonio Martínez Puche.
En la flor de la vida
Entre los dominicos asesinados estaban José Prieto Fuentes, zamorano, nacido en 1913. A fray José lo dejaron aparte porque que tenía allí un hermano de doce años, en la escuela apostólica; el mártir, junto con otros tres estudiantes, fueron llevados el 15 de agosto a la cárcel Modelo de Madrid, donde encontraron a otros dominicos; un ex condiscípulo intentó salvarles si renegaban, pero se negaron. Fray José, trasladado a la cárcel de San Antón el 16 de noviembre, fue ejecutado en Paracuellos, el 28 de noviembre.
Manuel Santiago Santiago nació en 1916, también zamorano. Tras el obligado cierre del convento y confinamiento en una casa de Almagro, fue llevado a Madrid con fray José Delgado y fray Francisco Fernández Escosura y sufrió grandes penalidades y reiteradas propuestas de matrimonio y buen empleo. Su negativa fue rotunda aunque sabía que significaba la muerte. Los sacaron, atados el uno al otro, el 3 de diciembre de 1936; iban tranquilos y dispuestos a ser fieles a Dios hasta el martirio que se consumó el mismo día, muy probablemente en Paracuellos. Tenía 20 años.
José Delgado Pérez nació en 1917 en Becerril de Campos. Bien dotado intelectualmente, estudió en la escuela apostólica de Almagro. Siguió los mismos pasos de la comunidad y conducido a Madrid con otros compañeros. Su martirio coincidió con el comienzo de ejecuciones en masa de prisioneros de la cárcel Modelo. Fue sacrificado el 7 de noviembre de 1936 en Paracuellos, en la misma saca de los padres Juan Mendibelzúa, Vicente Rodríguez, Alfredo Fanjul e Isabelino Carmona. Tenía 19 años.
Francisco Fernández Escosura nació en Sotiello, Asturias, en 1917; En 1936, su padre le invitó a retornar al hogar y respondió que deseaba correr el mismo riesgo que sus compañeros. Fue llevado con otros a Madrid. Vivían hacinados, en pésimas condiciones higiénicas, mala alimentación, dormían en el suelo, sometidos a un frío muy intenso, pero dispuestos a lo que Dios quisiera y llevando vida casi conventual. Le fue propuesto reiteradamente el matrimonio y un buen empleo. Sufrió el martirio el 3 de diciembre de 1936, muy probablemente en Paracuellos, donde aquel día fue asesinado el hermano marista Julián Marcelino Rebollar. Salieron de la cárcel, atados codo con codo, con gran tranquilidad de espíritu y santa resignación. Tenía 19 años.
Para saber más: http://bajounmantodeestrellas.com/.