Por Rocío Lancho García
ROMA, martes 20 noviembre 2012 (ZENIT.org).- ¿Cuál es el origen del mundo? ¿Creación o evolución? ¿Hay un conflicto entre ciencia y fe? ¿Cuál es el destino del hombre? A estas y otras preguntas respondió ayer 19 de noviembre, Rafael Martínez, profesor de Filosofía de la Ciencia en la Universidad romana de la Santa Croce, en el marco de un ciclo de encuentros con profesores de esta universidad, organizado por Iniziative Culturali, Educative e Familiari (ICEF), en ocasión del Año de la Fe.
El profesor Martínez es licenciado en física y doctor en filosofía, especializado en los aspectos históricos y epistemológicos de los conceptos científicos y en la relación entre fe y razón. Además fue miembro del Comité organizador del Congreso Internacional: Biological Evolution: Facts and Theories. A Critical Appraisal 150 Years After The Orgin of Species (Universidad Pontificia Gregoriana, Roma, 3-7 marzo 2009).
El lugar del encuentro fue el salón de actos del ICEF, una asociación que nace en 1986 para fomentar estudios, congresos, investigaciones y actividades de formación que ayuden a impregnar la vida social con los valores de la ética cristiana, reafirmando el rol insustituible de la familia bajo el perfil educativo, cultural y económico.
Comenzó su intervención planteando dos argumentos muy actuales relacionados con el debate ciencia y religión: creacionismo y evolucionismo, razón y fe. A continuación lanzó una pregunta al público «¿Es razonable creer? Este Año de la Fe es una ocasión para profundizar en la fe y también para presentar a los demás el desafío de la fe. Que los otros la encuentren en nosotros».
Haciendo referencia al primer artículo del Credo «Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra«, el profesor Martínez explicó que en esta afirmación los cristianos reconocen la mano de Dios en la Creación, que toda realidad tiene su origen en Dios.
A continuación pasó a explicar la historia del pensamiento creacionista y el evolucionista y cómo han estado en continua confrontación. «El mismo sufijo -ismo, nos tiene que dar a entender que estamos hablando más de un actitud ideológica que científica», explicó.
Hablando sobre la racionalidad de la fe, añadió que «la fe no se presenta como una opinión entre tantas otras». Y así lo ha explicado la Iglesia a lo largo de su historia en obras tan importantes como «La ciudad de Dios», de san Agustín, en la que expone temas como el bien y el mal, el pecado o la culpa. El ponente quiso destacar también el conocido discurso del papa Benedicto XVI en la Universidad de la Sorbona de París sobre la verdad del cristianismo, y cómo en este discurso del entonces cardenal Ratzinger, se descubren muchas claves para entender la racionalidad de la fe cristiana. La fe católica no está exenta de racionalidad, «el pensamiento católico pertenece a la teoría física, quiere entender la realidad», añadió Martínez.
Para finalizar su intervención habló sobre el debate de los límites de la ciencia: «no debemos limitar a la ciencia en el sentido de poner barreras, no se puede decir a la ciencia, ‘esto no es objeto de estudio’ ya que de esta forma corremos el riesgo de hacer de la religión un mito. Pero sí debemos reconocer que la ciencia tiene límites; cuando da una explicación absoluta y no acepta nada más allá, entonces la ciencia se convertiría en filosofía».
Concluyendo el encuentro, se pasó al turno de preguntas. Los asistentes tuvieron la oportunidad de exponer sus inquietudes y dudas sobre temas como la teoría de la evolución, el debate sobre Darwin y Galileo en su relación con la Iglesia o la teoría del Big Bang. El profesor Martínez concluyó su conferencia dando luz a estos interrogantes: «Hay que ver la mano de Dios que hace de guía en la evolución de la humanidad. La teoría de la evolución no resta dignidad a la persona porque somos destinatarios del amor de Dios».