ROMA, domingo 8 julio 2012 (ZENIT.org).- Ofrecemos la segunda parte de la entrevista con el arzobispo de Baltimore, Estados Unidos, monseñor William E. Lori. La primera parte se puede encontrar en: http://www.zenit.org/article-42654?l=spanish.
Por Ann Schneible
Usted vino a Roma para recibir el palio, y recientemente ha tomado posesión como arzobispo de Baltimore. Desde esta nueva tarea, ¿qué iniciativas realizará en defensa de la libertad religiosa?
–Arzobispo Lori: La Misa inaugural de las “Dos semanas por la libertad” ha dado gran energía a la archidiócesis. Muchos de los eventos ya estaban en marcha antes de mi llegada, por lo que solo soy un beneficiario. La segunda cosa que incumbe a Maryland es un referéndum sobre el matrimonio. Maryland es uno de los estados donde las bodas gays son legales. El referéndum podría revocar esta ley, de acuerdo con lo que creemos que es la voluntad del pueblo: la defensa del matrimonio tradicional, por todas las razones que conocemos.
¿Por qué esto es importante desde el punto de vista de la libertad religiosa?
–Arzobispo Lori: En primer lugar, porque en Maryland, la exención religiosa es muy limitada. Existe la posibilidad de exención de presidir un matrimonio homosexual, sin embargo está garantizado por la Primera Enmienda de la Constitución, así que es como si no hubiera ninguna dispensa. Realmente estamos ante un desafío a la libertad religiosa. Hace algún tiempo, en la ciudad de Baltimore, las maternidades han recibido de la administración de la ciudad, la obligación de explicitar con carteles externos que no practican el aborto. Creemos que esto no es una incursión en la libertad religiosa, sino de la libertad de expresión. Al final la libertad religiosa –o la libertad de llevar nuestros valores a la plaza pública–, y la libertad de expresión están estrechamente relacionados: crecen o mueren juntos.
¿Cómo pueden los estadounidenses, por lo general muy activos cuando se toca un tema como la libertad religiosa, contribuir al debate internacional sobre este tema?
–Arzobispo Lori: El punto es éste: ¿cómo podemos llegar a ser, de forma creíble, un patrón en la defensa de los derechos de las personas perseguidas y reprimidas, cuando permitimos que la antorcha de la libertad se apague en nuestro país? ¿Cómo podemos estar contentos de que el Departamento de Estado publique su informe anual sobre los derechos religiosos en todo el mundo este año, cuando se eliminará la sección sobre la libertad religiosa, obligando al lector a referirse a un informe antiguo, no actualizado? Creo que nuestra credibilidad está en juego. Simplemente estamos haciendo lo que siempre han hecho los ciudadanos: le reclamamos a nuestro país que sea honesto consigo mismo. Pensamos que los fundadores reconocieron la libertad religiosa no solo porque era útil, ni solamente porque era un antídoto contra la anarquía, sino sobre todo porque era un principio bueno en sí mismo. Este principio se aplica no solo para los Estados Unidos, sino a nivel universal. Cada país debe ser capaz de decir: no todos son creyentes, pero la religión es una cosa positiva. Ahora no se dice esto, y ni siquiera estamos diciendo que es neutral.
¿Cuál es el papel de los católicos, entonces?
–Arzobispo Lori: Nuestro papel como creyentes y ciudadanos, es llamar a ambos partidos a los principios, a los ideales, a la verdad perdurable que trascienden las divisiones partidistas y, el que tu seas católico, o un demócrata o un republicano, te permite trabajar desde dentro para llevar estos principios en los partidos y en el cuerpo político. La libertad religiosa no descansará, mientras vivamos inmersos en esta cultura relativista pilotada desde el poder.
Traducción de José Antonio Varela V.