Este viernes, durante la presentación de la Jornada Mariana que será presidida por el papa Francisco este domingo 13 de octubre en Roma, el secretario del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, arzobispo colombiano Octavio Ruiz Arenas, indicó algunos particulares del acontecimiento que unirá al mundo en torno a la Madre de Dios.
Recordó que con este acto de consagración del mundo a la Virgen María, la Iglesia expresa una veneración especial hacia Ella. Y que la fe del pueblo refleja que “a través de Ella nos acercamos a Jesús y nos configuramos con Él, porque María es siempre el camino que lleva a Cristo”. “Cada encuentro con ella sólo puede terminar en un encuentro con Cristo mismo”, puntualizó.
Madre y modelo
La devoción a María “no distrae en el seguimiento de Cristo», insistió Arenas, sino por el contrario hace el camino “más amable y más fácil”. Es un modelo para los cristianos porque Ella «ha cumplido siempre la voluntad de Dios y mereció antes que nadie la alabanza que Jesús dijo a sus discípulos: «Quien hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése es mi hermano y hermana y madre» (cf. Mt. 12,50 y Pablo VI, Signum magnum, II § 3).
En otra parte de su intervención ante la prensa subrayó que si se observa la vida de María “encontramos un ejercicio bello y fascinante del amor, del servicio y de la caridad”.
Porque para prelado, “la madre del Salvador siempre se preocupa por los más necesitados y así como se nos revela en los relatos que encontramos en los evangelios, en especial en la visita a su prima Isabel, en las bodas de Caná y sobre todo cuando con su inmenso coraje acompaña a su Hijo al pie de la cruz”. “María ha sido siempre un gran alivio y consuelo a los que están en dificultad”, recordó.
Un canal privilegiado
En otra parte de su intervención, donde se informó de la Jornada Mariana de este domingo presidida por el papa Francisco con motivo del Año de la fe, monseñor Arenas explicó que María, con su presencia, “nos muestra su afecto y su cariño y se convierte en un canal privilegiado de la bendición y de la gracia del Señor”.
Recordó que la Virgen siempre ha estado presente en la Iglesia “para conducirnos a su Hijo”. Por ello invitó a fomentar más amor hacia ella en los niños, y a enseñarles que venerarle, “lejos de reducir nuestro amor y nuestra dedicación al Señor, lo exalta, porque en ella encontramos la figura ideal que debemos imitar para darle un verdadero sentido a su relación maternal hacia nosotros». Porque es ella «quien nos facilita el encuentro personal con Cristo”.
Finalizó citando la constitución dogmática Lumen Gentium que en su numeral 54 dice: “María ocupa en la Santa Iglesia el lugar más alto después de Cristo y más cercano de nosotros».
Esto porque “pertenece a nuestra propia descendencia y a nuestra historia, y como madre busca día a día hacernos parecer más como su Hijo”, reflexionó monseñor Ruiz Arenas.
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